(CNN) – Un nuevo informe del Pentágono advierte los riesgos militares al comprometerse a comprar miles de millones de dólares en aviones de combate F-35 antes de que hayan demostrado que son aptos para el combate.
El desarrollo del Joint Strike Fighter F-35, un caza furtivo de quinta generación, ha estado asediado por los crecientes costos y retrasos en el programa. El precio del programa es de casi 400.000 millones de dólares para 2.457 aviones… casi el doble de la estimación inicial.
A fin de reducir los costos y beneficiarse de mayores economías de escala, el Pentágono ha tratado de lograr un fondo común a través de un “bloque de compra” de cientos de aviones del fabricante del F-35, Lockheed Martin, según el informe del director de pruebas y evaluaciones operativas del Pentágono, J. Michael Gilmore.
El informe advierte que estos esfuerzos para frenar los costos han creado una situación en la que Estados Unidos se podría ver comprometido “a adquirir hasta 270 aviones estadounidenses” antes de que “se completen las pruebas de funcionamiento”.
El informe, el cual analiza los programas que fueron probados en 2015, sostiene que tal estrategia plantea numerosos problemas, y señala que funcionarios de defensa relacionados al programa han dicho que “esencialmente todos los aviones comprados hasta la fecha requieren modificaciones antes de su uso en combate”.
El informe también se pregunta si el nuevo acuerdo proporcionará los “incentivos necesarios” al contratista de defensa “para corregir una lista ya considerable de deficiencias en el rendimiento, lista que solamente se prolongará” a medida que las pruebas continúan.
En respuesta, Lockheed Martin dijo en una declaración que “No había sorpresas en el informe; todos los asuntos mencionados son bien conocidos”.
La compañía señaló que el informe mostró que la variante del Cuerpo de Marines de los F-35 en julio había cumplido los requisitos mínimos para ser desplegables en una operación.
Lockheed Martin también dijo que el programa estaba 80% completado, aunque reconoció que “se conocen deficiencias que deben ser corregidas”.
El informe del Pentágono también plantea inquietudes legales al preguntar si la estrategia de “bloque de compra” es “compatible” con la política de la administración y con la intención de la ley estadounidense, la que el informe explica que estipula que la prueba inicial debe ser completada y que los resultados de las pruebas deben ser proporcionadas al Congreso antes de que la producción total de cazas pueda iniciar.
El republicano de Arizona, John McCain, presidente del comité de Servicios Armados del Senado, criticó la estrategia de compra de bloque, al decirle a CNN que esta “deja a los contribuyentes enganchados a costosos cambios a fin de solucionar los problemas descubiertos a finales de la producción. Y esta es una de las razones por las que el F-35 es un claro ejemplo de cómo no se debe llevar a cabo un programa de adquisición importante”.
El monoplaza Joint Strike Fighter F-35 está pensado para llevar a cabo el combate aire-aire, ataques aire-tierra, misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento.
Está diseñado para permitirle a los pilotos que compartan datos de forma inmediata entre sí y con sus comandantes; puede penetrar en territorio enemigo sin ser detectado por el radar; y su pantalla casco especializada le ofrece al piloto una vista de 360 grados de su entorno.
El caza está destinado para su uso por la Fuerza Aérea de Estados Unidos, La Marina de Estados Unidos, el Cuerpo de Marines de Estados Unidos y 10 países extranjeros.