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Brasil: ¿se deteriora el panorama económico?
05:31 - Fuente: CNN

(CNNMoney) – Cuando Bárbara Araújo y Allan Alves se casaron hace tres años tenían grandes planes: abrir un negocio, comprar una casa, empezar una familia…

Pero con Brasil sumido en su peor recesión en los últimos veinte años, las esperanzas de un futuro brillante se desvanecen. La economía de Brasil se contrajo en un 3,8% en 2015, según información del gobierno publicada este jueves. Esta es la caída anual más grande desde 1990 y el país está en su más larga recesión desde la década de 1930.

“Nunca he visto nada como esto”, dice Alves, de 24 años, parado en su balcón que tiene vista a Rocinha, un vecindario masivo de clase baja-media —más conocida como favela— en el que él creció.

“Mis padres me habían hablando sobre los tiempos difíciles, pero hoy son una realidad. Los precios se incrementan cada día”.

La pareja que se conoció en la secundaria, empezó a trabajar cuando Brasil disfrutaba de su edad de oro.

Bárbara Araújo y Allan Alves.

En 2011, el país suramericano era la sexta economía mundial, por encima de Reino Unido. Grandes reservas de petróleo atraían desarrollo e inversionistas y China se volvió su principal socio comercial. Brasil salió ileso de la crisis financiera global.

Ahora, los buenos tiempos se han ido.

El desempleo ha subido, la confianza del consumidor se ha desplomado y la moneda del país, el real, ha perdido el 24% de su valor en comparación de dólar el año pasado.

El motor detrás de la economía del país son los comodities como el petróleo, el azúcar y el café. Los precios de todos ellos cayeron en los últimos dos años, hiriendo de gravedad a Brasil.

Un escándalo sin precedentes de corrupción en la empresa estatal más grande del país, la petrolera Petrobras, fue otro de los culpables de la recesión mientras la confianza de los brasileños en el gobierno y en los empresarios cayó en picada.

La investigación masiva por sobornos produjo el arresto de docenas de ejecutivos y políticos envueltos en el esquema multimillonario de coimas, que llevó a la apertura de un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff el año pasado.

La favela en la que Araujo y Alves viven.

Los problemas económicos del país han perjudicado mayoritariamente a la alguna vez floreciente clase baja-media, como Araujo y Alves.

Ambos perdieron sus trabajos el año pasado. Luego de atravesar momentos difíciles, la pareja empezó un negocio vendiendo tortas de chocolate. En los últimos meses vendieron 200 unidades diarias, a 5 reales cada una (unos 1,25 dólares) en su barrio. El negocio iba bien.

Pero con la inflación alcanzando el punto más alto en 13 años, los ingredientes empezaron a volverse más caros y su clientela habitual no podía permitirse esos lujos, lo que los forzó a buscar más clientes que puedan pagar precios más altos fuera de su vecindario.

Los planes de abrir una panadería, incluso comprar una batidora industrial, fueron pospuestos. Aún pagan las cuotas de una motocicleta blanca que compraron a crédito para hacer los domicilios. Y los pagos se vuelven más difíciles de cumplir debido a las tasas de interés que siguen en aumento en el país.

“Todo el mundo está preocupado por esto”, dice Alves. “Mientras los intereses de comida, electrodomésticos y otros bienes sigan al alza, nadie sabe cómo va a pagar”, dijo.

Muchos de los 200.000 habitantes de Rochina se benefician de un subsidio de vivienda y programas de préstamos del gobierno como “Bolsa Familia” que fue creada con el fin de ayudar a millones de brasileños a salir de la extrema pobreza.

Las empresas de toda la favela y otros vecindarios de Río de Janeiro han cerrado sus puertas, aún cuando la ciudad se prepara para recibir millones de personas durante los Juegos Olímpicos 2016.

Un estudio reciente hecho por una de las asociaciones de comerciantes más grandes de la ciudad muestra que más de 1.200 tiendas fueron forzadas a salir del negocio en 2015 debido a la caída de las ventas y los altos precios de las rentas.

A pesar de la crisis económica que azota al país, Araújo y Alves confían en el futuro.

“Hay mucha incertidumbre… en este momento todo lo que podemos hacer es ahorrar”, dice Alves. “Pero estoy segura de que seré capaz de darle más oportunidades a mis hijos en el futuro”.