(CNN Español) - Brasil vivió una jornada de multitudinarias manifestaciones contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y los escándalos de corrupción que salpican a dirigentes y líderes de su partido - el Partido de los Trabajadores-, incluido el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Los protestas convocaron a miles tanto en Río de Janeiro, como en Sao Paulo, Salvador, Recife, Fortaleza, Brasilia y otras ciudades.
El terremoto social provocado por la noticia de que el expresidente Lula da Silva, un icono de política brasileña y de la izquierda mundial, está siendo investigado en el caso de corrupción de Petrobras, ha vuelto a destapar la caja de los truenos.
Las marchas fueron pacíficas, pero se desarrollaron en un clima de indignación.
Cientos de miles de personas pidieron en Rio de Janeiro el juicio político de la presidenta, a quien responsabilizan de la parálisis que azota a la economía y a la politica brasileña, y de ser cómplice de la corrupción en Petrobras.
La manifestación organizada por el Movimiento Vem Pra Rua duró cerca de cinco horas, según la estatal Agencia Brasil de noticias.
Cansados de diferentes escándalos por casos de corrupción, los brasileños se movilizaron para exigir la destitución de Rousseff y que Lula sea encarcelado por su presunta responsabilidad en diferentes ilícitos.
Las autoridades no dieron conocer la cifra estimada de personas que salieron a la calle en Río de Janeiro, pero la Agencia Brasil dijo que los manifestantes ocuparon unas diez cuadras de la Avenida Atlántica, el paseo costero de Copacabana.
El medio oficial dijo que la protesta se llevó a cabo sin incidentes graves.
En Sao Paulo, las movilizaciones fueron similares, masivas.
Destacaron dos muñecos inflables gigantes, que representan a la presidenta y a Lula, con ropa de presidio, que fueron instalados en el centro de la manifestación.
En Salvador, según la policía, cerca de 20.000 personas salieron a las calles para exigir castigo para los responsables en los casos de corrupción.
La protesta fue convocada, mayoritariamente, a través de las redes sociales por el Movimiento Brasil Libre.
La caravana de manifestantes en Fortaleza recorrió cerca de 12 kilómetros y en Brasilia la concentración fue de casi 100.000 personas, dijo la Policía Militar, citada por Agencia Brasil.
Los organizadores de las movilizaciones evitaron que políticos críticos del gobierno tuvieran visibilidad en las mismas.
La estrategia es dejar claro que las protestas representan el clamor de las calles de una forma totalmente apartidista.
En este mes de marzo, se cumple un año desde que comenzaron las primeras movilizaciones contra el gobierno de Rousseff.
Con el paso de los meses fueron decayendo, pero las últimas revelaciones en el caso de corrupción de la estatal petrolera Petrobras han vuelto a caldear los ánimos en la calle y el movimiento ha vuelto a cobrar vigor, hasta el punto de que en el gobierno existe una gran preocupación por el momento que vive el país.
Francho Barón colaboró para este reporte desde Río de Janeiro