(CNN) – Los neandertales podrían no haber sido tan afortunados como nuestros ancestros humanos a largo plazo, pero eso no significa que las dos subespecies no tuvieran suerte.
Los científicos han descubierto que el Homo sapiens —nosotros— hicimos más bebés con las especies humanas arcaicas de lo que inicialmente se pensó. Ese historial sexual ha dejado una marca en el genoma humano, posiblemente al influenciar nuestro sistema inmune y metabólico, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista Science.
Los científicos analizaron la información genética de más de 1.500 personas de alrededor del mundo y determinaron que los ancestros de los humanos modernos se reprodujeron con neandertales y denisovanos.
Ellos aprendieron que algunos asiáticos, europeos e incluso los habitantes de Melanesia de Papúa Nueva Guinea tenían ascendencia de neandertales y denisovanos.
Existen elementos de misterio en torno a los denisovanos, quienes estaban relacionados con los neandertales pero eran distintos desde el punto de vista genético, de la misma forma en la que los neandertales eran distintos de los humanos modernos. En el 2008, restos fósiles de los denisovanos fueron descubiertos en una cueva en Siberia.
El descubrimiento de indicios del ADN de los denisovanos en los habitantes de Melanesia es significativo porque los Isleños del Pacífico viven a miles de kilómetros de la región siberiana donde se cree que existieron los denisovanos.
“Aún no está del todo claro cuándo y dónde los ancestros de Melanesia se encontraron con los denisovanos, pero nuestra mejor suposición es que fue en algún lugar en el área continental del Sudeste Asiático”, dijo a CNN el genetista evolutivo de la Universidad de Washington, Joshua Akey, quien ayudó a dirigir el estudio.
Este es un posible escenario basado en los bajos niveles de ascendencia denisovana en algunas poblaciones del Sudeste Asiático.
El estudio confirma las primeras teorías en relación a que nuestros ancestros humanos se reprodujeron con otros hominidos después de que salieron de África hace más de 50.000 años.
“Lo que fue sorprendente de nuestro estudio es que reveló que el historial de contacto con los neandertales era más complicado de lo que originalmente se pensó”, dijo Akey.
Y estos encuentros sexuales podrían haber jugado un papel importante en otorgarle a los humanos la biología que tiene un impacto en nuestra piel y en nuestro pelo, lo que nos da ventajas en la lucha contra infecciones. “Muchos de esos genes están relacionados con la inmunidad y probablemente ayudaron a nuestros ancestros a luchar contra los nuevos patógenos a los que fueron expuestos cuando se dispersaban en nuevos medios ambientes”, dijo Akey.
La investigación descubrió que todas las personas no africanas que fueron analizadas en el estudio tenían indicios de neandertales, y distintos grupos de Europa, Asia y Melanesia tenían mezclas distintivas de genes de neandertales, lo cual significa que los humanos repetidamente chocaron con estos hominidos, según Benjamin Vernot, un estudiante postdoctoral en ciencias genómicas de la Universidad de Washington, quien lideró el proyecto.
“Estudios como el nuestro ayudan a entender mejor las fuentes que contribuyen a los patrones de la diversidad genómica humana”, dijo Akey.
Este estudio les da a los científicos nuevas pistas sobre el ADN arcaico que podría haber influenciado los rasgos de los humanos modernos.
Cameron Tankersley contribuyó con este reporte.