(CNN) – A pesar de que la intención inicial de esta ciudad era albergar a más de un millón de habitantes, Kangbashi, en el norte de China, solo cuenta con la décima parte de la población que se proyectaba.
A principios de la década del 2000, el gobierno chino despilfarró más de mil millones de dólares en el desarrollo de la ciudad, ubicada a varios kilómetros al sur de Ordos, en Mongolia Interior. El resultado, según el fotógrafo francés Raphael Olivier, es una “ciudad muy hermosa, llena de contradicciones”.
Atraído por la sensación “post-apocalíptica” generada por la yuxtaposición de edificios desocupados y el desierto a su alrededor, Olivier retrató la ciudad fantasma y sus maravillas arquitectónicas a medio construir.
Una utopía fallida
Titulada “Una utopía fallida”, su deslumbrante serie de imágenes se enfoca en los ambiciosos desarrollos de la ciudad, más que en sus “calles vacías”.
“Estaba dispuesto a tomarme mi tiempo, caminar por diferentes distritos, y casi como si fuera un catálogo, encontrar la mayor cantidad posible de estructuras interesantes”, dice refiriéndose a su proyecto de recorrer partes de los 355 kilómetros cuadrados de superficie que tiene la ciudad.
“Está el súper moderno Museo Ordos [por MAD Architects], los edificios residenciales más aburridos y modernos, proyectos inconclusos de Ordos 100 [un proyecto de la firma suiza Herzog & de Meuron y del artista chino Ai Weiwei para invitar a 100 arquitectos de 27 países a diseñar para Ordos], así como la influencia de la arquitectura de estilo soviético”, explica Olivier.
“Esta mezcla solo es posible en China, porque es el único país que es a la vez comunista y tiene el dinero y el poder para atraer tantos arquitectos del extranjero”.
Aunque Olivier admite que la historia ha sido cubierta por los medios de comunicación, siente que la etiqueta de ciudad fantasma pasa por alto la realidad de la expansión continua de la ciudad.
“Los extranjeros consideran que la ciudad está abandonada. Los chinos consideran que la ciudad sigue en desarrollo”, explica.
“Muchos de los primeros reportajes se enfocan en que es un lugar fracasado y extraño, pero también es un enorme logro y la gente de ahí no es necesariamente infeliz, existe una gran sensación de esperanza. Tienes que respetar eso hasta cierto punto”.