(CNN Español) – Cuando lo vio gritar, pensó que estaba bromeando. Pero cuando se dio cuenta que el menor se estaba ahogando, Ginger Maxville, conductora de un autobus escolar en Oklahoma, decidió actuar.
Y le salvó la vida.
Un menor que iba en el autobús se tragó una moneda y desesperadamente intentaba llamar la atención de la mujer, quien pensó que el niño solo no quería quedarse sentada.
Fueron los gritos de la hermana del niño lo que la alertó. Estaba rojo, asfixiado. Maxville lo agarró e hizo lo que tanto vemos en las películas que pocos pueden hacer: la maniobra de primeros auxilios conocida como maniobra de Heimlich.
“Escuché cuando (la moneda) cayó al suelo y la vi rodar”, le dijo a WTVR, afiliada de CNN.
“No merezco mucho crédito. Era Dios obrando a través mío”.
“No lo vuelvas a hacer”, le dijo Maxville al niño. “Me asustaste de muerte. Gracias a Dios que estás bien”, le dijo, abrazándolo.
Maxville dijo que el niño le pidió quedarse con la moneda. Ella se la entregó haciéndole prometer que no se la volviera a tragar.