(CNN) – Desde alergias hasta el insomnio, hay pastillas para cada uno de los problemas. El problema es que dichas pastillas a veces vienen con una larga lista de efectos secundarios.
Y al buscar curar lo más pronto posible lo que nos está enfermando, a veces dejamos pasar esas advertencias.
Un nuevo estudio, publicado el lunes, ofrece la prueba más definitiva a la fecha de algo que los científicos han sabido por al menos una década. Los fármacos anticolinérgicos están vinculados con el deterioro cognitivo y un incremento en el riesgo de la demencia.
Aunque quizá nunca antes hayas escuchado hablar de esta clase de fármacos, ciertamente si has escuchado de las propias medicinas, que incluyen al Benadryl, Demerol, Dimetapp, Dramamine, Paxil, Unisom y VESIcare. Todos son vendidos sin receta como auxiliares para conciliar el sueño y para enfermedades crónicas que incluyen la hipertensión, enfermedades cardiovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
El nuevo estudio es el primero en examinar los cambios físicos que sirven como el catalizador para el declive cognitivo. Utilizando técnicas de barrido cerebral, los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana encontraron un metabolismo más reducido y un tamaño reducido de cerebro entre los participantes del estudio que tomaron fármacos anticolinérgicos.
“Estos descubrimientos nos proveen un mejor entendimiento de cómo esta clase de fármacos puede actuar en el cerebro de formas que podrían incrementar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia”, dijo Shannon Risacher, profesora asistente de radiología y ciencias de imagenología.
El estudio observó a 451 personas, con una edad promedio de 73 años. Sesenta de ellos estaban tomando al menos un fármaco con actividad anticolinérgica media o alta. Para identificar cambios físicos y psicológicos que pudieran estar asociados con los efectos reportaros, los investigadores evaluaron los resultados de pruebas cognitivas y de memoria, tomografías para medir el metabolismo del cerebro, y estudios de resonancia magnética para evaluar la estructura del cerebro.
Las pruebas cognitivas revelaron que la gente que toma fármacos anticolinérgicos se desempeñó peor en pruebas de memoria a corto plazo, así como en algunas pruebas de funciones, incluyendo razonamiento verbal, planificación y resolución de problemas.
Los usuarios de fármacos anticolinérgicos también mostraron niveles bajos de metabolismo de glucosa, un biomarcador de actividad cerebral, tanto en todo el cerebro como en el hipocampo, una región asociada con la memoria y que ha sido identificada como de las primeras que suele ser afectada por el Alzheimer. Los participantes que usaban anticolinérgicos también tenían un menor volumen cerebral y ventrículos grandes.
“Estos descubrimientos nos podrían dar pistas de las bases biológicas para los problemas cognitivos asociados con los fármacos anticolinérgicos, pero se requieren estudios adicionales si verdaderamente queremos entender los mecanismos involucrados”, dice Risacher.
Un estudio de 2012 realizado por científicos del Centro para la Investigación del Envejecimiento de la Universidad de Indiana encontró que los fármacos con fuertes efectos anticolinérgicos pueden causar problemas cognitivos cuando se toman de forma continua inclusive por periodos menores a los 60 días. Los fármacos con un efecto menor pueden causar deterioro en menos de 90 días.
“Dada toda la evidencia de investigación, los trabajadores de la salud quizá quieran considerar alternativas para medicinas anticolinérgicas, si están disponibles, cuando están atendiendo a pacientes mayores”, dijo Risacher.
Desde luego, nunca comiences o dejes de tomar una medicina sin consultar primero a tu doctor.