Gran parte de la ciudad de Alepo, otrora centro económico y cultural de Siria, está ahora reducida a escombros (KARAM AL-MASRI/AFP/Getty Images).

(CNN) – Mientras los líderes mundiales condenan el bombardeo de un hospital en Alepo, en Ginebra, Suiza, se está gestando una asociación inusual sobre la guerra civil en Siria.

Militares de Estados Unidos y Rusia trabajan juntos en un centro de monitoreo en Ginebra, para llevar un control sobre el cese de hostilidades en Siria, dijo el canciller ruso Sergey Lavrov.

“Ahora vamos a tener un centro de monitoreo permanente en el que las partes de Estados Unidos y Rusia estarán sentadas en la misma mesa”, dijo Lavrov el martes, en una conferencia de prensa conjunta con Steffan de Mistura, enviado especial de la ONU a Siria.

“Buscarán en los mismos mapas. Analizarán las propuestas y trabajarán juntos para asegurarse de que cualquier violación sea cortada de raíz. Probablemente este es el mayor paso hacia una coordinación más intensa de los esfuerzos de Rusia y EE.UU.”.

Rusia es un aliado del presidente sirio, Bachar al Asad a quien las autoridades estadounidenses culpan de las muertes generalizadas de civiles en las zonas controladas por los rebeldes.

De Mistura dijo que la ONU está “muy orgulloso” de que se haya organizado un centro de operaciones sofisticadas con personal de ambos lados, Rusia y Estados Unidos.

Pero la violencia en Siria continúa sin cesar.

La ciudad de Alepo, que una vez fue el centro cultural y económico de Siria, es ahora una tierra desgarrada por la guerra.

Los hospitales están en ruinas, reducidos a escombros en ataques atribuidos a las fuerzas gubernamentales y a los rebeldes.

Uno de los eventos más impactantes en la guerra civil que ya dura más de cinco años tuvo lugar la semana pasada, cuando un ataque aéreo destruyó un hospital pediátrico en Alepo.

Al menos 50 personas murieron, según Pablo Marco, de Médicos Sin Fronteras en el Oriente Medio.