(CNN)– Norman Casiano se congeló, seguro de que el atacante estaba de pie a pocos centímetros de él.
Casiano y otras decenas de clientes en el club nocturno Pulse se habían encerrado en las cabinas de baño para esconderse del tirador. Ahora había una figura que asomaba justo afuera de su puerta del baño.
Se oyeron otros disparos. Luego, la persona que estaba delante de él en la cabina se derrumbó.
“Era uno de los socios de Pulse, y estaba sangrando”, dijo Casiano. La víctima había recibido un disparo mientras buscaba un lugar para esconderse. Casiano dio un vistazo al piso para ver un charco de sangre se extendía.
Entonces, lo oyó: una risa.
“No sonaba como una persona”, dijo Casiano del pistolero. “Él no habló. El único sonido que oímos fue la risa”.
Para Casiano, ese era el sonido del “mal en estado puro”.
“Eso era lo que parecía. Era como una risa de satisfacción como ‘estoy haciendo lo que vine a hacer aquí’”, le dijo a Anderson Cooper de CNN.
El atacante se movía en silencio mientras seguía disparando sin parar
Los primeros disparos estallaron alrededor de 2 a.m.
El atacante, Omar Mateen, había entrado al club por la parte posterior del edificio, armado con un rifle de asalto de estilo de tipo AR 15 y una pistola Glock 9mm semiautomática.
Primero se dirigió a la parte más concurrida del club, a la zona principal de bar donde abrió fuego. Desde ese momento llevó a cabo sus ejecuciones en silencio a través de todo del club. Al parecer estaba familiarizado con el club mucho antes de entrar allí en la mañana de ese domingo.
Cuatro clientes regulares del club nocturno Pulse dijeron que vieron a Omar Mateen en el lugar en varias ocasiones en noches anteriores.
En entrevistas con el diario Orlando Sentinel, ellos dijeron que Mateen fue visto en el bar muchas veces antes de la masacre del domingo que dejó 49 muertos.
Las visitas hechas con anterioridad al club son una línea de investigación que están agotando los investigadores, dijeron fuentes de la investigación a CNN.