CNNE 301045 - examen tiroide

Un nódulo tiroideo es un crecimiento en la glándula tiroides, que se encuentra en la parte frontal del cuello. Por lo general, los nódulos tiroideos no producen síntoma alguno, salvo la posible evidencia de un abultamiento.

La mayoría de los nódulos tiroideos suelen mantener un comportamiento estable, pero es necesario realizar revisiones periódicas que permitan detectar precozmente alteraciones en el tamaño, cambio de características morfológicas o variaciones en la función. Cuando su crecimiento es importante pueden producir efectos en la tráquea o esófago, produciendo dificultad respiratoria, alteraciones en la ingesta de la comida o afonía. En algunos casos, pueden dar lugar a hipertiroidismo.

La prevalencia de los nódulos en la tiroides es muy elevada. Más concretamente, se sitúa en torno a un 60% de las personas que tengan entre 70 y 80 años. Es, por tanto, un índice que aumenta con la edad, advierte el Dr. Galofré, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra y coordinador del Comité de Cáncer de Tiroides. Además, el crecimiento rápido, la consistencia dura y la aparición ganglios son signos de sospecha.

Sin embargo, el porcentaje de nódulos tiroideos malignos es bajo, alrededor de un 5% del total: “El problema surge cuando la aparición de un nódulo en la glándula tiroides lo traducimos enseguida en nuestra mente por cáncer. Y raramente se trata de un tumor maligno, aunque el paciente no lo sabrá con certeza hasta que no se le haga el estudio adecuado”.

“La angustia está presente cuando el paciente tiene un nódulo y tardan días o semanas en hacerle la punción y darle el resultado. Es importante reducir al máximo ese tiempo de espera”, alega. “En estos casos, la actuación rápida y en equipo es muy importante porque evita que el paciente sufra una incertidumbre y una angustia innecesarias”. Con tal motivo, la Clínica ha puesto en marcha un sistema de diagnóstico de nódulo tiroideo en cinco horas.

El paciente llega a las 9 de la mañana a la consulta de Endocrinología, donde se le realiza una exploración. A las 10 se le hace la ecografía con estudio tiroideo mediante punción con una aguja fina. “El material obtenido es procesado rápidamente por el Laboratorio de Anatomía Patológica. Y hacia las 13 h. nos dan el diagnóstico de si ese nódulo es maligno o no”, precisa.

En el caso de que el nódulo sea benigno y menor de 4 cm, el paciente podrá irse a su casa y se le orientará sobre su posterior seguimiento. Si el nódulo es mayor de 4 cm las opciones se concretan en tratamiento quirúrgico y, si además cumple las condiciones especiales de que se trate de un nódulo sólido, sin quistes ni líquido, “entonces se puede plantear la ablación por radiofrecuencia, con lo que no se necesitaría cirugía”, describe el Dr. Galofré.

Si son malignos se recomienda al paciente que le realicen tratamiento quirúrgico, “normalmente esa misma tarde o al día siguiente, de manera que en 24 horas ya está operado”, asegura.

Actualmente, la técnica quirúrgica más novedosa en cirugía de tiroides es el abordaje transaxilar (a través de la axila). Se realiza mediante procedimiento endoscópico o robótico y la principal ventaja de esta técnica radica en evitar la cicatriz y las molestias en el cuello. Al evitar el abordaje directo en la zona del cuello, disminuyen las molestias al tragar, así como la sensación de presión o de tensión postoperatorias que refieren los pacientes.