(CNN) – Ling Ling, de 20 años, está en el lateral de una carretera a las afueras de Taipei.
Viste un top ajustado y una minifalda transparente que revela un tatuaje. Está esperando a los conductores de camiones u obreros que paran y compran sus productos.
En otras ciudades, se podría suponer que esos “bienes” son servicios sexuales.
Pero no aquí.
Ling Ling vende nueces de betel -o nueces de areca- un adictivo bocado muy popular en Taiwán, India, Myanmar y otras partes de Asia.
“Cuanto más bonita eres, más dinero puedes hacer”, dice. “Por eso me visto así”.
Adictiva y mortal
Mascada por casi una décima parte de la población mundial, la nuez de betel es la cuarta sustancia psicoactiva más utilizada después del tabaco, el alcohol y las bebidas con cafeína, según la Organización Mundial de la Salud.
A menudo envueltas en hojas de betel, o paan, y mascadas como una goma de mascar fibrosa, la nuez de betel provoca una sensación similar a dos tazas de café expresso o, según algunos, a la anfetamina.
Pero, a diferencia de una taza diaria de café, esa estimulación puede ser mortal, ya que puede provocar cáncer de boca.
En Taiwán, alrededor de nueve de cada 10 pacientes con cáncer oral tienen la costumbre de mascar nuez de betel.
Sabor explosivo
Al taxista Chen Wen las nueces de betel le ayudan a trabajar largas horas, cuenta, mientras escupe el jugo rojo de la nuez en un vaso de plástico.
“Cuando mastico nueces de betel puedo trabajar mucho más tiempo. ¡Es muy bueno!”
Más tarde, veo a un hombre apoyado en su moto, mientras mastica una “binlang”, que es como se llama en mandarín la nuez de betel. Me pregunta si quiero probar y me da una de su bolsa. Está envuelta en una hoja de paan y preparada con gotas de una pasta amarga que, según me dice, es una especie de alcohol medicinal chino.
El sabor es explosivo.
Tan solo unos segundos después de hacer estallar mi boca, siento una descarga instantánea en mi cuerpo. Mi temperatura corporal se eleva y siento el sudor en la cara. Mi ritmo cardíaco sube rápidamente. La sensación más extraña es un hormigueo en mis antebrazos y puedo ver cómo se eriza el vello.
Al mismo tiempo, mi boca se llena rápidamente de saliva y tengo que escupir. Es entonces cuando me doy cuenta de que el pavimento está lleno de pequeños charcos de jugo rojo.
Las vendedores ambulantes y los consumidores estallan en risas.
Causante de cáncer
Sin embargo, el consumo de nueces de betel está lejos de ser un asunto de broma.
La tradición en cuestinamiento por sus impactos negativos en la salud y varios estudios de investigación médica muestran que masticar nueces de betel es altamente cancerígeno.
Más de 5.700 taiwaneses son diagnosticadas con cáncer oral cada año, de los cuales 2.300 mueren por la enfermedad, según las estadísticas compiladas por el Ministerio de Salud y Bienestar Social en 2012.
Muchos vendedores y consumidores me dicen que son solo las hojas las que son perjudiciales, pero que la nuez en realidad es saludable. Sin embargo, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) considera que la propia nuez de betel es cancerígena.
Hahn-Liang Jiunn, presidente de la Alianza para el Control de la Nuez de Areca y Prevención del Cáncer Oral de Taiwán, dice que hay varias razones que hacen masticar las nueces de betel algo tan popular a pesar de los riesgos para la salud.
Muchas personas que trabajan al aire libre -como trabajadores de la construcción, los conductores de larga distancia o pescadores- sienten que les da energía. También los mantiene calientes y se detiene a la sensación de sed, explicó.
También hay un aspecto social:
“En realidad es más fácil hacer amigos al masticar nueces de betel que al fumar cigarrillos”, dijo Hahn, quien también es profesor emérito de la National Taiwan University Hospital. “Es por eso que muchos jóvenes empiezan a mascar a una edad tan temprana”.
Dejar el hábito
Taiwán está impulsando una campaña para dejar el hábito.
Desde 2014, cualquiera que sea descubierto escupiendo el jugo de la nuez de betel en Taipei debe pagar una multa y asistir a clases de abstinencia.
Taiwán también está tratando de incentivar a los agricultores locales a cambiar los cultivos y cortar el suministro de la nuez de betel. Se espera que unas 4.800 hectáreas de cultivo de nuez de betel sean sustituidas por cultivos como el té, cítricos, mango, según explicó Hahn.
Medidas similares están imponiéndose en otros lugares, aunque con resultados mixtos.
La policía de Papúa Nueva Guinea están estableciendo multas para los consumidores. En Myanmar, el gobierno ha prohibido a todos los empleados masticar betel en horario de oficina e inició una campaña para quitar a los proveedores de los lugares públicos, incluidos los populares entre los turistas.
Hay algunas pruebas de que el impulso ha tenido un efecto.
De 2007 a 2013, la tasa global de hombres adultos que mastican nuez de betel en Taiwán se redujo en un 45%, a alrededor de 950.000 personas, según el Ministerio de Salud y Bienestar.