(CNNMoney) – Argentina tiene un grave problema de tráfico. Y no se trata sólo de drogas, sino también de iPhones.
Buenos Aires, la capital del país, está plagada de tiendas con avisos de Apple e imágenes del fallecido Steve Jobs. Al entrar en cualquiera de estas tiendas —no afiliadas a la compañía de Cupertino—, y uno encontrará paredes blancas cubiertas con accesorios para el iPhone. Pero para comprar un iPhone, tienes que preguntar discretamente.
Los teléfonos inteligentes de Apple aún no han sido autorizados para su venta en Argentina. En 2009, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno aprobó una ley para promover la industria local y evitar el flujo de dólares fuera de Argentina. Compañías de tecnología tuvieron que pasar a fabricar sus aparatos en la región de Tierra del Fuego de Argentina con el fin de poder vender sus productos allá. Mientras que Samsung y LG cumplen ese requisito, Apple se fue del país.
El gobierno de Fernández de Kirchner restringió el cambio de pesos a dólares e implementó un impuesto de importación del 50% en electrónica y otros bienes extranjeros, una medida esencialmente diseñada para bloquear la entrada de iPhones en el país.
Bajo el actual mandato de Mauricio Macri, el gobierno levantó las restricciones de cambio, pero sigue habiendo un alto impuesto de importación. Un iPhone 6S Plus de 64 GB que cuesta 950 dólares en Estados Unidos tendría un impuesto de importación del 50% y se sumarían por lo menos 100 dólares en gastos de envío, por lo que el celular quedaría en alrededor de 1.575 dólares.
De hecho es más barato volar desde Argentina a Miami y comprar un iPhone en Estados Unidos que comprarlo directamente en Argentina.
Los argentinos no son de los que esperan a que se instaure una política para comparalo, y en su lugar han encontrado su propia manera de obtener iPhones.
Muchos consumidores se van de vacaciones a países como Estados Unidos para hacer sus compras, dijo Agustín Garzón, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Comunicaciones (ENACOM).
Para aquellos que no pueden viajar, hay un abundante suministro de iPhones que han entrado de contrabando en el país. Aproximadamente 12 millones de teléfonos inteligentes —en su mayoría producidos en el país— fueron comprados en Argentina el año pasado. Al menos 1,8 millones de esos dispositivos se obtuvieron a través del mercado negro, según los datos ENACOM.
Revendedores argentinos de iPhone o bien tienen conexiones en aduanas o bien le pagan a la gente para pasarlos de contrabando desde Chile o Colombia, donde los iPhones se venden a precios similares a los de los EE.UU.
El movimiento de contrabando de productos Apple incluso utiliza pilotos y asistentes de vuelo para traer la mayor cantidad de iPhones, ya que pueden caber en el equipaje, dice Emiliano Gufre, que es dueño de un taller de reparación independiente de Apple. Una vez en Argentina, los teléfonos desbloqueados se venden a revendedores directos que luego los ajustan a su propio precio.
Los dueños de tiendas como Gufre compran a los revendedores, pero los dispositivos se venden comúnmente en Mercado Libre, el eBay de América Latina. Se venden por unos pocos cientos de dólares por encima del precio de EE.UU., pero siguen siendo más baratos que el valor de mercado.
“Es el mismo proceso para importar un iPhone que para mover un kilo de cocaína”, dijo Gufre. “No nos gusta que se haga de manera ilegal, pero no hay otra manera”.
Los funcionarios de aduanas intentan controlar y hacer cumplir estrictamente lo que entra en el país, pero una vez que los teléfonos están ahí, es muy poco probable que la policía reprima a los vendedores ilegales. Incluso algunos agentes de aduanas han sido clientes de estos proveedores iPhones.
Aunque es difícil medir el mercado negro, al menos 50 nuevas tiendas de venta de iPhones se han abierto desde 2014 en Buenos Aires, dijo Gufre.
Los que no tienen conexiones han recurrido a formas más creativas de traer iPhones de contrabando. Después de comprar iPhones en Colombia, Iván D., otro vendedor no oficial de iPhone en Argentina, usa una prenda cosida a mano con más de 20 bolsillos para guardar los aparatos, y entra en Argentina sin ser detectado. A pesar de que los iPhones son pagados en su totalidad, lo hace con el fin de evitar un impuesto de importación que le supondría el pago de más de 10.000 dólares, dijo Iván D., quien solicitó que su apellido no fuera revelado.
“Uno tiene que usar capas sobre la prenda, y luego una chaqueta, por lo que sólo puedo hacerlo en invierno o se verá sospechoso”, dijo Iván. “También llevo una computadora nueva como elemento de distracción, y pago el impuesto de 200 dólares por ella, que es nada en comparación con los impuestos sobre todos los iPhones”.
Este año, Apple ha estado organizando reuniones para llevar otra vez los iPhones a Argentina, de acuerdo con Garzón. Pero como es poco probable que desaparezca en el corto plazo el impuesto de importación, tampoco desaparecerá el mercado negro.