CNNE 322638 - 322635
Santos en la ONU: "La guerra en Colombia ha terminado"
01:34 - Fuente: CNN

“La guerra es siempre el fracaso de la política y la paz es un triunfo de esta”, asegura Francisco Diez, de la Matriz de Acuerdos de Paz del Instituto Kroc de Estudios Internacionales de Paz, de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos. Por eso, dice, la regla básica de la convivencia civilizada “es la pelea por el poder que se hace sin armas”. 

Eso es lo que busca un proceso de paz.

Colombia está cerca de firmar el acuerdo de paz más importante de su historia con el que se pondría fin a más de cinco décadas de violencia armada con el mayor grupo insurgente del país. Los colombianos enfrentan una fuerte polarización por cuenta de algunos puntos del acuerdo final, entre ellos la participación política que se les permitirá a los guerrilleros.

El acuerdo contempla que las FARC tendrán voceros en el Congreso, sin voto, para discutir la implementación de los acuerdos.

Según el documento del Acuerdo Final de Paz que se firmó el pasado 24 de agosto —y que los colombianos tendrán que ratificar votando en un plebiscito el 2 de octubre—, se “garantiza una representación mínima para el nuevo partido o movimiento político, para listas propias o en coalición, de 5 Senadores y 5 Representantes a la Cámara durante dos periodos electorales”, es decir, en las elecciones de 2018 y 2022.

Lee: ¿Qué es y cómo se votará por el plebiscito de paz de Colombia?

“Sólo se asignarán las que faltaren para completar 5 curules en cada una de las cámaras, de manera que cuando la lista obtenga 5 o más, no se asignará ninguna adicional”, añade el documento.

¿Es mucho o poco?

El Congreso de Colombia está compuesto por dos cámaras: Senado (circunscripción nacional) y Cámara de Representantes (circunscripción regional), que son elegidas mediante voto directo por un periodo de cuatro años con opción de ser reelegidos.

Actualmente hay 268 congresistas: 102 senadores y 166 representantes, elegidos entre al menos 10 partidos políticos.

Es decir que el número de curules en el Congreso para las FARC no superaría el 5% de la composición del legislativo.

La cantidad de escaños son menos que en otros casos, señala Diez.

Los acuerdos políticos

“La Matriz de Paz del Kroc Institute para Estudios Internacionales de Paz de la Universidad de Notre Dame evidencia que en el 50% de todos los acuerdos se le otorga participación política asegurada a la contraparte”, le explicó a CNN en Español Francisco Diez, quien insiste en que los acuerdos políticos son indispensables en los procesos de paz. 

Esa Matriz de Paz de la Universidad de Notre Dame resalta el componente político, electoral y de reforma al sistema partidista del país como parte de la firma de los acuerdos finales.

La misma Colombia ya vivió un par de procesos de paz en las décadas de los 80 y 90, cuando el Movimiento 19 de Abril (M-19) se desmovilizó y sus miembros conformaron el desaparecido partido Alianza Democrática M19.

De igual manera con la Unión Patriótica (UP), un movimiento de oposición que surgió con los acuerdos de paz entre el gobierno del presidente Belisario Betancourt y las FARC, por el cual sus miembros se incorporarían a la legalidad.

Durante las elecciones de 1986 la UP eligió 5 senadores, 9 representantes a la Cámara, 14 diputados, 351 concejales y 23 alcaldes en todo el territorio. Jaime Pardo Leal, candidato presidencial de ese partido, alcanzó el 4,6% de la votación, una cifra récord para la izquierda en ese país, según la página de la UP.

Los miembros de este partido fueron víctimas de un genocidio político. El partido estima que al menos 6.500 militantes fueron asesinados y “un buen número”, desaparecidos. Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa (ambos candidatos presidenciales por ese partido) fueron asesinados. El fantasma de este exterminio es algo que aún inquieta a varios guerrilleros.

Otros casos 

Liberia, Líbano, Burundi y Rwanda, entre otros, han tenido procesos de paz en los que se les ha concedido participación política a la contraparte, según explica Francisco Diez, quien añade que “en la mayoría de los casos la participación es significativa como por ejemplo en Sudán donde se le otorgaron 126 asientos sobre 450”.

En algunos casos las negociaciones fracasaron en varias oportunidades a través de años de conversaciones, como en Irlanda del Norte o en Angola.

“Los países que lograron consolidar cambios positivos a partir de la paz son aquellos en los que los acuerdos tuvieron altos niveles de implementación”, dice Diez. “La paz depende más de una implementación robusta que del contenido mismo del acuerdo”. 

Del caso de Colombia, el experto del Instituto de Paz de la Universidad de Notre Dame destaca dos elementos: “Una excelente prenegociación que sentó las bases para una negociación segura y sólida; y por otro lado, la presencia de las víctimas ante los negociadores que generó un anclaje distinto al proceso”.

El Salvador

En El Salvador, después de la firma de los Acuerdos de Chapultepec en enero de 1992, se realizaron las primeras elecciones en el periodo de paz. Allí por primera vez participó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que de ser un grupo guerrillero pasó a ser un partido político luego de dejar las armas. Diecisiete años después, en 2009, Mauricio Funes, un candidato de ese partido, fue elegido como presidente.

Dos años después de la firma de la paz, del FMLN fueron elegidos 21 de 84 parlamentarios en la Asamblea Legislativa (casi el 25%), así como 21 alcaldías, recogiendo el 21,39% del total de votos válidos en el país, según la página web de ese movimiento político.

Rubén Zamora, candidato presidencial del FMLN obtuvo el 31,6% de votos en la segunda vuelta presidencial del 34 de abril de 1994, frente al 68,3% Armando Calderon Sol del partido ARENA, según recoge la base de datos política de la Universidad de Georgetown.

Irlanda del Norte

La guerra en Irlanda del Norte dejó un saldo de al menos 3.600 personas muertas entre 1968 y 1998 por violencia sectaria exacerbada, según la BBC, entre los Nacionalistas, que querían la independencia de Irlanda del Norte y los Unionistas, que preferían ser parte de Reino Unido.

La paz entre estas dos naciones se alcanzó en 1998, luego de 21 años de negociaciones, bajo el Acuerdo de Belfast, también conocido como los Acuerdos del Viernes Santo, que estipularon una reforma política en la que se estableció que los dos bandos pudieran participar en un gobierno conjunto a través de la Asamblea Nacional elegida por voto unánime e intransferible.

En junio de 1998 se eligió la Asamblea del Norte de Irlanda, una institución que debía repartir 108 curules entre los diferentes partidos, que según datos de la Matriz de Procesos de Paz del Instituto Kroc para Estudios Internacionales de Paz de la Universidad de Notre Dame, cuya composición quedó así:

El Partido Social Demócrata Laborista (SDLP) ganó 24 sillas; el Partido Unionista del Ulster (UUP) ganó 28 puestos en el parlamento; el Partido Democrático Unionista (DUP) ganó 20 y el Sinn Fein, el brazo político del grupo terrorista IRA, ganó 18 sillas en la nueva Asamblea.

David Trimble del UUP, que representaba la comunidad Unionista fue elegido como primer ministro de Irlanda del Norte y Séamus Mallon, representante de la comunidad Nacionalista, fue elegido como viceministro primero.

Seamus Mallon (izquierda) Viceministro primero de Irlanda del Norte junto a David Trimble (derecha), primer ministro de Irlanda del Norte.

Un año más tarde, los acuerdos seguían vigentes y en paz: en noviembre de 1999 fue elegido el gabinete ministerial que quedó conformado así: tres ministerios para la UUP, tres para el SDLP; el DUP tenía 3 ministerios y el Sinn Féin, 2, según el Instituto Kroc.

Angola

Entre 1975 y 1991 Angola libró una dura guerra civil entre las fuerzas gubernamentales del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) —que tenía apoyo de la URSS y Cuba—y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), un movimiento nacionalista de derecha.

En 1991 se alcanzaron los Acuerdos de Bicesse, firmados por el presidente José Eduardo dos Santos, y el Presidente de la UNITA, Jonas Savimbi en Lisboa, Portugal, en 1991.

Miembros de la guerrilla de la UNITA durante la guerra civil de Angola.

En 1992 se llevaron a cabo las primeras elecciones después del acuerdo, que establecía un proceso limpio y libre para elegir un nuevo gobierno.

El Consejo Electoral Nacional de Angola informó el 17 de octubre de 1992 que más del 91% de los inscritos participó de las elecciones. El Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) ganó las elecciones legislativas con un 53,74% de los votos, mientras que el 34,1% de los votos se fue para el UNITA, según información de la Misión de Observación Electoral de las Naciones Unidas que participaron en estas elecciones.

En las elecciones presidenciales el presidente dos Santos obtuvo 49,57% de los votos, mientras que Savimbi, de la UNITA, obtuvo 40% de los votos, según la ONU.

Los resultados electorales no fueron reconocidos por la UNITA, que denunció fraude y reinició la guerra.

Otros dos procesos de paz se adelantaron en ese país, en 1994 y 2002, este último luego de que el líder de la UNITA, Jonas Savimbi muriera en una batalla entre rebeldes y el ejército de Angola.

La firma del acuerdo de paz se firmó en 2002 entre el jefe de las fuerzas armadas, el general Armando da Cruz Neto y el jefe de personal de la UNITA, general Abreu Abreu Muengo Ukwachitembo “Kamorteiro” en el parlamento en Luanda, tras 27 años de conflicto. UNITA se volvió un partido político en agosto de 2002.

En las elecciones legislativas que se celebraron en 2008, el partido de gobierno obtuvo un resultado aplastante del 82% de los votos, mientras que UNITA, su antiguo enemigo de la guerra, obtuvo el 10%; el resto de los votos se dividieron en partidos minoritarios.

Actualmente la Asamblea Nacional de Angola tiene 220 curules, de las cuales 175 pertenecen al MPLA, 32 a UNITA y 13 a partidos minoritarios.

La guerra civil en Angola dejó más de 1,5 millones de muertos, según el CIA World Factbook y unos 4 millones de personas desplazadas, según cifras de la ONU.

Sudáfrica

Es tal vez uno de los procesos de paz más conocidos del mundo, pues su principal gestor, Nelson Mandela, es considerado como un ejemplo de perdón y reconciliación.

Sudáfrica sufrió durante varias décadas el régimen del apartheid, un sistema de segregación racial en el que minoría blanca segregó a la población negra durante décadas.

El presidente de Sudáfrica Frederik de Klerk (izquierda) y el líder anti apartheid y del Congreso Nacional Africano Nelson Mandela durante una comparecencia ante los medios de comunicación sobre las “charlas históricas” entre el gobierno sudafricano y el ANC en Ciudad del Cabo en 1990.

Nelson Mandela, que permaneció más de 27 años en prisión —en 1964 fue sentenciado a prisión de por vida por sabotaje, conspiración e intento de derrocar al gobierno—desafió a la minoría blanca que dirigía al país y llamó la atención del mundo contra el sistema del apartheid en Sudáfrica, lo que lo convirtió en un símbolo de la lucha para llevar la igualdad racional a su país.

El 27 de abril de 1994 fue un momento culminante en su vida pues Sudáfrica celebró sus primeras elecciones abiertas a ciudadanos de todas las razas. En esa ocasión su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC) se llevó la victoria con una aplastante mayoría del 63% de los votos, mientras que el Partido Nacional del entonces presidente Frederik de Klerk obtuvo 20% de los votos y el partido Inkatha obtuvo el 10% de los votos.

Mandela y de Klerk lograron unificar al país que estaba devastado por cuenta de décadas de segregación racial.

Durante su presidencia, Mandela estableció la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para investigar los abusos a los derechos humanos durante el apartheid. También impulsó iniciativas de vivienda, educación y desarrollo diseñadas para mejorar los niveles de vida de un país mayoritariamente negro. En 1996, supervisó la promulgación de una nueva constitución.

Nepal

La guerra de Nepal inició en 1996 cuando un grupo Maoista insurgente puso en marcha una guerra civil de 10 años oponiéndose a la monarquía nepalí. Cuatro años después casi dos tercios del país estaba afectado por la guerra.

En 2006 se firmó un proceso de paz entre el gobierno de Nepal y los Maoistas que puso fin a una guerra de 10 años que dejó, según la Cruz Roja Internacional, unos 15.000 muertos y 1.300 desparecidos, en un país de 31 millones de habitantes.

Dos años después de la firma de los acuerdos de paz, en 2008, la monarquía llegó a su fin y una nueva Asamblea Nacional declaró a Nepal como una república democrática.

El líder del congreso de Nepal Nabindra Raj Joshi (centro) saluda al público en 2008 tras celebrarse la elección de la Asamblea Nacional en la que se cambiaría la Constitución de Nepal y se aboliría la monarquía de ese país.

En las elecciones que tuvieron lugar el 10 de abril de 2008, los Maoistas obtuvieron la mayoría de los escaños en la Asamblea Constituyente. El sistema electoral mixto eligió 240 miembros para la Asamblea basados en un mayoría directa y 335 miembros basados en representación proporcional.

El Partido Maoista —que estaba en armas— ganó 120 sillas por voto directo y 100 curules en representación proporcional.

El NC ganó 37 sillas en la Asamblea y 73 por representación proporcional.

El Partido Comunista de Nepal (de tendencia marxista-leninista) ganó 33 curules por voto directo y 70 por representación proporcional, mientras que el MPRF ganó 30 curules y otros dos partidos minoritarios ganaron 13 curules, según datos del Kroc Institute de la Universidad de Notre Dame.

“La Asamblea Constituyente es altamente representativa en términos de número de sillas ocupadas por mujeres, minorías y Dalits (grupos sociales históricamente discriminados en Nepal)”, según la Universidad de Notre Dame.