(CNN Español) – Pocas personas representan, representaban más, la historia moderna de Israel. Desde la creación del estado en 1948 a los avatares entre la guerra y la paz, Shimon Peres estuvo siempre allí.
Durante la guerra de la independencia, estuvo a cargo de la vital entonces compra de armas. Estableció la industria aeronáutica de su país y, sobre todo, en los años cincuenta fue el promotor de algo clave para Israel, el programa nuclear.
En el gobierno, ocupó casi todos los cargos pero sobre todo fue primer ministro tres veces. A pesar de esto nunca ganó una elección. Como político no logró atraer a las masas.
En 1993 fue artífice del controvertido proceso de paz de Oslo, el mismo que permitió regresar del exilio al también histórico líder palestino Yasser Arafat.
Aunque fue laureado con el premio Nobel de la Paz en 1994, una ola de atentados suicidas hizo que el apoyo al proceso de Oslo se tambaleara.
Tras el magnicidio de su socio para la paz y primer ministro, Itzhak Rabin, y el aumento de la violencia, perdió las elecciones de 1996. El vencedor fue el conservador Benjamin Netanyahu.
Daba la impresión de que la visión de Peres no siempre se correspondía a la realidad violenta sobre el terreno.
Algo que le valió el escarnio de algunos israelíes, aunque eso sí, la aprobación internacional.
Y nunca perdió la esperanza en la paz, en una solución de dos estados: uno israelí y el otro palestino, hasta su último aliento.
“Soy demasiado joven o demasiado viejo para prestarle atención a lo que dice la gente. Preferiría ver sus hechos. Quizá conversando, hay quienes dicen esto o lo de más allá. Pero la posición oficial y el deseo real de los israelíes es tener dos estados, uno árabe y uno judío. Y creo que también los árabes han llegado a esa conclusión”, dijo en Peres en septiembre de 2014.
De todos los palestinos, Saeb Erekat, el negociador jefe, es probablemente el que mejor haya conocido a Peres. “Cuando lo conocí hace 25 años, yo era un profesor joven. Estaba enojado por algo y el me miró y me dijo: Saeb, negociar con dolor y frustración durante cinco años es más barato que intercambiar balazos por cinco minutos”, dijo.
Pero después de casi 50 años como miembro del Knesset, el parlamento israelí, Peres pasó a ser querido y admirado por prácticamente todos los israelíes cuando, en 2007, asumió la Presidencia, donde sirvió hasta su retiro en el 2014, a los 91 años.
Pero así es como dijo que quería ser recordado: “Quisiera que alguien escribiera sobre mí que salvé la vida de al menos un niño; eso me dará más satisfacción que cualquier otra cosa”, dijo en octubre de 2004.
Una década antes su respuesta a la misma pregunta fue algo distinta: “e siento como una persona que ha servido como corresponde a su país, el grado más alto al que puede aspirar una persona”, dijo en 1993.
Adiós a alguien que preparó a su país a la guerra y que a la vez luchó incansablemente por la paz.