(CNN) – Tanto los hombres como las mujeres son responsables de embarazo, sin embargo, la carga de prevenirlo a menudo recae sobre uno de los géneros.
Las mujeres pueden elegir entre una variedad de opciones para controlar la fertilidad, mientras que por generaciones los hombres se han limitado a la abstinencia, los condones y la esterilización. Pero pronto un nuevo método podría permitirles asumir una mayor parte de responsabilidad.
Una nueva inyección anticonceptiva hormonal para los hombres previene eficazmente el embarazo en sus parejas femeninas, según determinó un estudio.
El estudio, co-patrocinado por las Naciones Unidas y publicado este jueves en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, puso a prueba la seguridad y eficacia de un anticonceptivo inyectado a 320 hombres sanos en relaciones monógamas con parejas femeninas. Fue llevado a cabo en los centros de salud de todo el mundo en forma continua en septiembre de 2008. Los hombres, con edades entre los 18 y los 45 años, se sometieron a pruebas para asegurarse de que tenían un recuento de espermatozoides normales en el inicio.
La inyección, que se administra cada ocho semanas, consistía en 1.000 miligramos de una forma sintética de la testosterona y 200 miligramos de enantato de noretisterona, esencialmente un derivado de las hormonas femeninas progesterona y estrógeno que se llama “progestina” en su forma sintética.
Según el doctor Seth Cohen, un urólogo del NYU Medical Center, cuando a un hombre se le da una inyección de testosterona, “básicamente, el cerebro asume el cuerpo está recibiendo suficiente”, por lo que el cuerpo apaga su propia producción- específicamente “la producción en el testículo de la testosterona, así como la producción de espermatozoides en los testículos”.
La progestina “modifica más el funcionamiento del cerebro, por lo que detiene la producción en el testículo de testosterona y esperma”, explicó Cohen, quien no participó en el nuevo estudio.
Los investigadores utilizaron una combinación de hormonas con el fin de reducir la dosis de testosterona a un nivel que a su juicio, y basado en estudios anteriores, reduciría la fertilidad y sería seguro.
El estudio terminó anticipadamente
Durante la etapa de pre-eficacia de aceleración del estudio, a las parejas femeninas se les dijo que utilizaran métodos anticonceptivos no hormonales, mientras que los participantes hombres recibieron inyecciones y proporcionaron muestras de semen hasta que el recuento de esperma se redujo a menos de 1 millón por mililitro en dos pruebas consecutivas. En ese momento, las parejas sólo confiaron en las inyecciones como método anticonceptivo.
A lo largo del estudio, los hombres proporcionaron muestras de semen para asegurar que sus recuentos de esperma se mantuvieran bajos. Una vez que los participantes dejaron de recibir las inyecciones, fueron revisados para ver cómo y qué tan rápidamente sus cuentas de esperma recuperaban los niveles descritos como “fértiles” por la Organización Mundial de la Salud.
Los investigadores descubrieron que la inyección efectivamente mantenía la cantidad de espermatozoides en 1 millón por mililitro o menos en las 24 semanas en 274 de los participantes. El método anticonceptivo fue eficaz en casi el 96% de los usuarios continuos.
Se produjeron cuatro embarazos (tres nacidos vivos) entre las parejas de los hombres, todos durante la fase en la que se requería otro método anticonceptivo. Todos los bebés fueron normales, señaló Doug Colvard, co-autor del estudio y director adjunto de programas en la organización de investigación sin fines de lucro CONRAD, del Eastern Virginia Medical School, un co-patrocinador del estudio.
Sin embargo, debido a los efectos secundarios, en particular la depresión y otros trastornos del estado de ánimo, los investigadores decidieron detener el estudio en marzo de 2011, antes de lo previsto. Los últimos participantes terminaron el tratamiento a finales de 2012.
“Inmediatamente pensé en los recientes hallazgos sobre el control de la natalidad femenina”, dijo Elisabeth Lloyd sobre un estudio publicado el mes pasado en la revista Archives of General Psychiatry. Lloyd es profesora en el Instituto Kinsey.
“El 20% o el 30% de las mujeres que toman píldoras anticonceptivas orales experimentan depresión y tienen que tomar medicamentos para ello. Así que la diferencia sólo me golpeó”, dijo Lloyd, que no está afiliada con el nuevo estudio. “Ellos terminaron este estudio cuando se mostró que la depresión afectaba al 3% de los hombres”.