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(CNN) – A una distancia de 100 metros bajo tierra, el Metro de Pyongyang es uno de los sistemas de trenes más profundos del mundo.

También, es uno de los más misteriosos.

Solo unos pocos turistas logran entrar a la República de Corea del Norte cada año. Las visitas al país son solo permitidas a través de guías turísticos específicos quiénes planifican los itinerarios. Ciertas áreas son prohibidas, así que la vida a diario de los norcoreanos es frecuentemente escondida de los extranjeros.

Pero cuando la fotógrafa Elaine Li, de 25 años, viajó por primera vez a la capital de Corea del Norte hace unas semanas, una cosa es lo que la marcó: el sentido de familiaridad.

Elaine Li fotografió momentos poco vistos de la vida cotidiana norcoreana. Uno de los más destacados: su viaje en el metro de Pyongyang.

Habiendo nacido y crecido en Hong Kong, Li conoce bien la vida citadina. Su portafolio –que en su mayoría incluye rascacielos, atascos de tráfico y peculiares maneras de transportarse.

Aunque escuelas, restaurantes y puntos de referencia de la ciudad eran parte del itinerario turístico, el viaje en el metro de Pyongyang fue lo que más le impactó. La fotógrafa habló con CNN Estilo sobre su experiencia.

CNN: ¿Cuál fue tu primera impresión sobre el Metro de Pyongyang? 

Elaine Li: Lo primero que vi fue que aunque las estaciones estaban poco iluminadas, los interiores eran bastantes lujosos. Ves candelabros en el techo, pilares de mármol y retratos de Kim Jong Il.

Lo otro que ves son los puestos de periódicos a lo largo de la plataforma, ves a gente parada alrededor y leyéndolos.

Esto me pareció interesante porque, en ciudades como Hong Kong, estamos bombardeados de publicidad. En Pyongyang, están bombardeados de propaganda.

¿Les dieron algún tipo de restricción para fotografiar el metro? 

En general, no tuve ningún problema a la hora de obtener permisos para tomar fotografías en los trenes o en las estaciones.

Los guías turísticos nos acompañaron durante todo el viaje, pero en la plataforma nos dejaron movernos libremente.

En cuanto a viajar en el tren, solo se nos permitió viajar a ciertas paradas, así como bajarnos en estaciones específicas.

La única restricción era que no podíamos tomar fotografías dentro de los túneles, no se por qué.

¿Cómo fue estar en el tren? 

Lo primero que noté fue cuán silencioso era. Eran tan insípido –nadie decía nada– y tal vez, podría ser descrito como (un ambiente) con poca vida.

Cuando regresé al metro de Hong Kong, también me di cuenta que la gente tampoco se comunica.

Las puertas del tren se abren y cierran manualmente.

Y aunque los metros de Hong Kong son más ruidosos y parece tener más vida al inicio, la realidad es que los pasajeros no se comunican. Están pegados a sus teléfonos inteligentes. En Pyongyang vi algunas personas con teléfonos inteligentes, pero muy pocas.

En cambio, estaban viendo a su alrededor, como tímidos, pero tampoco se dirigían la palabra. Me doy cuenta, que de alguna manera, este viaje era parecido al de otras ciudades asiáticas.

¿Tuviste interacción con algún pasajero?

Hubo un momento en el que casi pierdo mi tren porque estaba tomándole fotografías a una conductora mientras que el resto de personas del tour estaban ya a bordo del tren, y la puerta se cerró.

La conductora a la que fotografiaba entonces silbó, indicando que deberían abrir la puerta para dejarme entrar.

Otra interacción fue con un hombre de la tercera edad. Le quería dar mi asiento así que le toqué el hombro, pero al principio no entendía. Así que otra mujer le dijo que le estaba dando mi asiento.

Estas interacciones fueron, sin lugar a dudas, la parte más interesante de mi viaje. Fueron mínimas pero muy humanas. Me recordó que dondequiera que nos encontremos, todos tenemos estos intereses comunes, como cuidar de nuestros ancianos.

De acuerdo a Li, los trenes son eficientes y pasan frecuentemente.

¿Cómo han sido recibidas tus fotografías? 

La respuesta ha sido mixta. Algunas personas dicen que las imágenes son reveladoras y muestran una parte del país que usualmente no ven. Otros preguntan que por qué decidí ir a Corea del Norte y luego dicen que mis imágenes son propaganda patrocinada por el gobierno de Corea del Norte.

Las ideas preconcebidas que la gente tiene (del país) se reflejan en los comentarios que recibí. Solo quería documentar lo que estaba frente a mi, y compartirlo de la forma más honesta posible.