(CNN) – La victoria de Donald Trump rompió los sueños y encendió los miedos de cientos de miles de inmigrantes indocumentados conocidos como los “dreamers”.
Son los ahora jóvenes que fueron llevados a Estados Unidos por sus padres cuando eran niños.
Ese segmento de la población, que según el Consejo Estadounidense de Migración son 1,8 millones, se siente excepcionalmente vulnerable bajo la presidencia de Donald Trump porque muchos de ellos salieron de las sombras cuando el presidente Barack Obama les ofreció estatus legal temporal mediante un decreto, en 2012. Ahora, con el presidente electo que prometió deportar a los inmigrantes indocumentados, el miedo a la deportación es más real que nunca.
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Pero los “dreamers” — conocidos así por el fracasado DREAM Act (Ley de Fomento para el Progreso, Alivio y Educación para Menores Extranjeros), que proponía un proceso de varios pasos para alcanzar la residencia permanente en Estados Unidos— están luchando con esos miedos de diferentes maneras.
Cuatro de ellos, de diferentes estados, compartieron con CNN sus reacciones a la victoria de Donald Trump y su esperanza para el futuro.
Y lo hicieron identificándose por su primer nombre por miedo a que los deporten.
Itzel, de San Francisco
Itzel, de 22 años, dice que está indocumentada pero no tiene miedo.
Está lista para dar la batalla para quedarse en Estados Unidos y dice que tal vez lo que este país necesitaba para despertar es exactamente lo que consiguió: al presidente electo Donald Trump.
“Si Hillary Clinton hubiera ganado, la cura temporal hubiera seguido enmascarando todos nuestros problemas. Y con la presidencia de Trump se quita esa cura y se expone la realidad de lo que es vivir con miedo en Estados Unidos”, dice Itzel.
“Creo que más personas se van a unir en contra de esta persona odiosa, racista, sexista y homofóbica”, considera.
Itzel tenía solo cuatro años cuando sus padres la trajeron a Estados Unidos. Este es el país que ella conoce y la comunidad en la que ha vivido durante toda su vida.
Dice que cuando Donald Trump ganó la elección, su familia empezó a escribirle mensajes de texto preguntándole si los presidentes tenían el poder de deportar masivamente.
Itzel dijo que espera que su familia y personas de todo del país conviertan sus miedos en acciones.
“No se trata sólo de personas indocumentadas, también se trata de las comunidades negras, transgénero y cualquier otra comunidad que haya sido privada de sus derechos, la clase trabajadora”, advierte Itzel.
“Creo que vamos a estar más unidos y que vamos a volver ese miedo en acción”, agrega.
Y a quienes votaron por Donald Trump y apoyaron su retórica divisiva, Itzel les dice: “No tengo nada negativo para decirles sino que lo siento mucho por ellos. Espero que tengan amor en sus corazones para ser capaces de vivir en paz porque debe ser realmente terrible vivir con odio”.
Estrella, en Grand Junction, Colorado
Estrella, de 32 años, dice que sus tres hijos le tienen miedo a Trump. Pero es su hijo de cinco años el que está más asustado.
“Él dijo que sabía que Trump era un mal hombre que quería llevarse a su papá y a su mamá”, relató Estrella.
Su hijo se refería a un miedo común entre los niños de padres indocumentados: la idea de que sus padres sean deportados mientras ellos están en la escuela.
Estrella dice que tuvo que calmar a su pequeño antes de llevarlo a la escuela, el día después de la elección, asegurándole que ella no le permitiría a Trump que le haga daño a su familia.
Estrella es una inmigrante indocumentada que se benefició del decreto presidencial de Obama sobre inmigración, en 2012.
Sus padres la trajeron a Estados Unidos cuando tenía un año.
Su miedo es que Trump use su poder para derogar el decreto de Obama.
“Estoy en el limbo, pero esta es mi casa y no nos vamos a ir a ningún lugar. Crecí aquí. Este es mi país. Aquí es donde he estado toda mi vida. Y esta es la casa de mis hijos. Ellos son ciudadanos estadounidenses, este es su país”, dice Estrella.
Como líder comunitaria de una organización sin fines de lucro, Estrella dice que está tratando de calmar los miedos de otros inmigrantes en su comunidad.
Y aunque ella siente que la victoria de Trump es un contratiempo, también cree que es el momento para que los inmigrantes mantengan su esperanza y para que los niños como su hija, de 10 años, defiendan sus derechos.
“Le dije: ‘Si cualquier persona te dice algo, recuerda tus derechos’. Recuerda quién eres. Recuerda de dónde vienes y edúcalos. Sé positiva y educa a aquellos que son ignorantes, aquellos que no entienden el sistema y que no entienden al país”, dice Estrella.
Rosa, en Chicago
Rosa, de 22 años, dice que se siente tres veces amenazada por Trump porque es mexicana, mujer y lesbiana.
“Siento que es una pesadilla”, dice Rosa. “Siento que hay muchas cosas y muchas personas en mi contra y en contra de lo que creo y de lo que soy y es muy difícil”.
Rosa tenía nueve meses cuando sus padres inmigraron ilegalmente a Estados Unidos.
Vivió en las sombras hasta que obtuvo un permiso de trabajo gracias al decreto presidencial de 2012. Lo primero que hizo fue buscar un trabajo.
Para Rosa, será difícil que el presidente electo cumpla su promesa de deportar a millones de indocumentados, incluyéndola a ella y a sus padres.
Pero el miedo a la deportación es muy real. Tanto, que sus padres están pensando en “autodeportarse”, algo que ella también ve como una posibilidad.
“Podría considerar irme con ellos también porque son todo lo que tengo. No voy a quedarme aquí sola”, dice Rosa. “Todos estamos preocupados y asustados”, confiesa Rosa.
César, de Nueva York
César, de 33 años, quiere encontrar un terreno común con los seguidores de Trump y encontrar un camino para todos en el país.
“Queremos decirles a las personas que votaron por Trump que entiendan que también luchamos, que luchamos con las mismas cosas. Que no somos culpables de sus problemas. No somos culpables por las desigualdades”, dice César.
César nació en Guatemala y su familia lo llevó a Estados Unidos cuando tenía 11 años. Estudió filosofía, derechos humanos y teología en la universidad y terminó un año en la escuela de leyes.
Recibió un permiso de trabajo bajo los términos del decreto sobre inmigración de Obama y espera que los seguidores de Trump vean que los inmigrantes contribuyen a la sociedad como cualquier otro.
“Aunque la plataforma de campaña de Trump fue contra los inmigrantes y los latinos, nosotros contribuimos. Pagamos nuestros impuestos. Nosotros trabajamos para hacer genial a este país”, dice César.
Cuando Trump ganó la elección, César dijo que la preocupación de deportación entre las comunidades latinas se incrementó.
“El miedo es muy real”, dice.
“Todos tenemos miedo de esa posibilidad, porque si en enero sus políticas se promulgan, las personas tienen miedo de su seguridad, los padres temen por sus hijos y los hijos temen por sus padres”, dice César.
Pero aún tiene esperanza. Él cree que el diálogo con los seguidores de Trump podría ayudar a unir el país.
“Creo que hay muchas más cosas que nos unen que la retórica del odio que guió la elección”, dice César.
Viviendo en el limbo
Ignacia Rodríguez, una defensora de la política de inmigración en el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, dijo que el miedo de deportación que tienen los “dreamers” son reales y justificables.
Aquellos que se beneficiaron del decreto y entraron al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) sólo tienen permiso de trabajo temporal, que se vencerá eventualmente, dice ella. Cuando eso pase, volverán a estar indocumentados y a ser vulnerables ante la deportación.
Eso podría pasar incluso muy pronto, si Trump y su futuro gobierno deciden terminar con el programa. El futuro de su estatus en Estados Unidos, dice ella, está en las manos del presidente electo y del Congreso.
En la campaña del presidente electo Donald Trump no respondieron a las peticiones para un comentario sobre este tema.