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Directo a la Salud
05:27 - Fuente: CNN

(CNN) – Con solo pensar en dejarlo, el síndrome de abstinencia es suficiente para crearle problemas a un fumador, pero un nuevo estudio apoya la tesis según la cual la gente que deja el cigarrillo de un día para otro tiene más posibilidades de ser exitosa en ese proceso que quienes lo hacen gradualmente.

Los investigadores observaron a cerca de 700 fumadores de largo periodo en Inglaterra que querían dejar el hábito. Le ordenaron a la mitad de los participantes que lo dejaran abruptamente, lo que significa escoger un día en que vayan a dejar de fumar del todo. A la otra mitad se le dijo que fuera espaciando el consumo de cigarrillo por dos semanas hasta que llegue ese día.

Pero el grupo que iba a dejarlo abruptamente tuvo una ayuda. Los investigadores les dieron parches de nicotina para usar durante las dos semanas del tratamiento. Durante este periodo, el grupo que lo iba a dejar gradualmente también recibió parches, chicles, pastillas y otros tipos de reemplazo de la nicotina para ayudarles mientras llegaba el día.

Tras el día definitivo, ambos grupos recibieron parches y terapia de acción corta, junto con asesoría.

Los investigadores encontraron que el 49% de los participantes del grupo que dejó el cigarrillo de forma abrupta no había vuelto a fumar un mes después del día en que tomaron la decisión, comparado con el 39,2% en el grupo que lo dejó de forma gradual. En seis meses, las tasas de éxito han caído, pero la diferencia entre ambos grupos sigue ahí: 22% de los que lo dejaron inmediatamente ya no estaba fumando, comparado con el 15,5% de los que se tomaron su tiempo para dejarlo.

“Los trabajadores de la salud deberían ofrecerle al paciente siempre de primero el tratamiento de renuncia abrupta, pero si esta no es la opción preferida, la renuncia gradual podría ser considerada”, dijo Nicola Lindson-Hawley, investigador del Departamento Nuffield de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oxford, en Inglaterra y autora líder del estudio, que fue publicado en Annals of Internal Medicine.

“Entendemos que la gente pueda estar en contra de dejar de fumar de forma abrupta, por lo que la única vía que considerarían sería la gradual. En ese sentido, los resultados de esta prueba sugieren que no debe descartarse”.

Las guías para dejar de fumar generalmente sugieren que la persona deje el cigarrillo inmediatamente. Aunque en algunos estudios no se ha visto diferencia entre ambos métodos, otros sugieren que el meterse de lleno al síndrome de abstinencia puede dar mayores y mejores resultados.

La alta tasa de éxitos en el actual estudio para ambos grupos está en concordancia con el nivel de abstinencia en la población general alcanzado mediante el Stop Smoking Service en el Reino Unido, el cual proporciona apoyo social y terapia de reemplazo de nicotina, según aseguró Lindson-Hawley.

Pero las tasas son mucho más bajas cuando la gente trata de dejar el cigarrillo sin ayudas, dijo la investigadora. Solo un pequeño número de personas recibe ayuda para dejar de fumar, y un 5 a 7% se las arreglan para permanecer libre de cigarrillo a un año de haberlo dejado.

“Hay buena evidencia para el uso de la terapia de reemplazo de nicotina como parches y chicles. Son muy seguros. También el Chantix (o vareniclina) ayuda a dejar de fumar”, aseguró Lindson-Hawley.

Sumada al método que se escoja para dejar de fumar, la actitud personal también puede ayudar a determinar si se tiene éxito. El estudio encontró que los participantes que prefirieron renunciar abruptamente antes de que este comenzara (lo que sugiere que estaban especialmente motivados a dejar de fumar) eran más propensos a dejar el hábito.

En el grupo que lo dejó de forma inmediata, las tasas de abstinencia a las cuatro semanas eran del 58% entre los participantes que querían dejar atrás el síndrome, pero solo del 42% entre aquellos que habían preferido dejar de fumar gradualmente. En este grupo, las tasas de éxito a las cuatro semanas eran de 45,8% y de 34,6% entre los que querían dejar atrás el síndrome de abstinencia o de forma gradual, respectivamente.

“Hay dos cosas importantes al momento de decidir dejar de fumar. Una es la confianza, creer en su capacidad de tener éxito. Y la segunda es el deseo, el compromiso de hacerlo”, aseguró Michael P. Eriksen, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Georgia State, quien no participó en el estudio.

El estudio no detectó una diferencia en los niveles de confianza entre los dos grupos.

“Una de las implicaciones (de este estudio) es que necesitamos que la gente entienda que dejar atrás el síndrome de abstinencia es más efectivo”, aseveró Eriksen.

Por su parte, Lindson-Hawley duda de que el dejar el cigarrillo gradualmente saque a las personas del síndrome de abstinencia, al provocar las ansiedades y los síntomas.

“Hacemos hipótesis en el sentido de que se puede evitar del todo el síndrome (al dejar el cigarrillo abruptamente). En el grupo gradual perdió la motivación porque se le condujo por el camino gradual”, dijo Lindson-Hawley. Como apoyo a esta posibilidad, el estudio encontró que pocos participantes en el grupo gradual se las arreglaron para dejar de fumar en su día predeterminado, en comparación con los del grupo de la renuncia abrupta.

En vez de desalentar a la gente a que deje el cigarrillo del todo, (los resultados) los alentarán a que lo dejen abruptamente, que pasen por el síndrome de abstinencia y busquen el apoyo que se necesite”, que puede incluir terapia de reemplazo de nicotina, asesoría o localización de líneas a las que se pueda llamar”, aseguró Eriksen.

“Solía fumar, paré el síndrome de abstinencia y nunca más he tocado un cigarrillo por más de 40 años”, afirmó Eriksen. “Para mí era un asunto de hacerlo y estar harto, pero también de gustarme el fumar y saber que no lo podía parar gradualmente”.