El pastor Lethebo Rabalago ha puesto fotos en Facebook en las que les rocía  insecticida a las caras de sus feligreses.

Johanesburgo (CNN) – Imágenes de un pastor sudafricano que rocía insecticida en las caras de sus feligreses están circulando en las redes sociales.

Lethebo Rabalago, de la Asamblea General del Monte Sión (MZGA, por sus siglas en inglés), en Limpopo, ha publicado fotografías en su Facebook en las que se le ve a él mismo rociando a sus feligreses con el insecticida “Doom Super Multi Insect Killer” para curar varias dolencias.

Un post del pasado sábado fue titulado como si se estuviera citando a un feligrés que dice: “Vine aquí con dolores en mi espalda y estómago. Ahora, después de que el profeta me rociara con Doom, he sanado. Mi nariz estaba bloqueada desde la semana pasada, pero después de que el profeta me roció con Doom siento mi nariz desbloqueada. Le agradezco a Dios por sanarme”.

Cuando se le contactó vía telefónica, Rabalago se rehusó a responder las preguntas de CNN sobre su uso de insecticidas y colgó. La MZGA no pudo ser contactada de momento, pero en una entrevista con el canal de televisión sudafricano eNCA, Rabalago aseguró que Dios le dijo que usara Doom y que ha curado a una incontable cantidad de gente al usarlo.

En un pronunciamiento ante la prensa, Tiger Brands, fabricante de Doom, dijo que encontraba esta práctica “alarmante y extremadamente preocupante”, añadiendo que “es inseguro rociar Doom Super Multi Insect Killer u otro aerosol cualquiera en las caras de las personas”.

También advirtió que si el insecticida es rociado en la cara o en los ojos de alguien, se deberían lavar inmediatamente y evitar una excesiva inhalación.

La Comisión Sudafricana para la Protección de las Comunidades Culturales, Religiosas y Lingüísticas (CRL, por sus siglas en inglés) está llevando a cabo un estudio acerca de la comercialización de la religión y el abuso de los sistemas de creencias. En un pronunciamiento ante los medios, la CRL describió las acciones de Rabalago como chocantes y repugnantes, diciendo: “Nadie debería ser sometido a condiciones que vayan en detrimento de su salud y bienestar”.