Un nuevo estudio halló que la prevalencia de demencia ha caído considerablemente en los últimos años, en gran parte como resultado del aumento de los niveles de educación y la mejor salud cardíaca de los estadounidenses, factores que están directamente relacionados con la salud cerebral.
Las tasas de demencia en las personas mayores de más de 65 años bajó de 11,6 por ciento en el 2000 a 8,8 por ciento en el 2012, una baja de 24 por ciento, según un estudio realizado con más de 21.000 personas en todo el país, publicado el lunes 21 de noviembre en la revista JAMA Internal Medicine.
“Definitivamente es una buena noticia”, dijo el doctor Kenneth Langa, profesor de medicina interna en la Universidad de Michigan y coautor del nuevo estudio. “Incluso sin una cura para el Alzheimer o una nueva medicación, hay cosas que podemos hacer en lo social, en lo médico y en la conducta que pueden reducir significativamente el riesgo”.
La baja en las tasas de demencia se traduce en alrededor de un millón de estadounidenses menos sufriendo esta condición, dijo John Haaga, director de investigaciones sociales y de conductas en el Instituto Nacional del Envejecimiento, que es parte de los Institutos Nacionales de Salud, entidad que financió el estudio.
Demencia es un término general para la pérdida de memoria u otras habilidades que son lo suficientemente graves como para interferir con la vida diaria. La enfermedad de Alzheimer que, se cree, es causada por una acumulación de placa en el cerebro, es el tipo más común de demencia. La demencia vascular es el segundo tipo más común de demencia y ocurre después de un accidente cerebrovascular.
La nueva investigación confirma los resultados de varios otros estudios que también han encontrado disminuciones constantes en las tasas de demencia en los Estados Unidos y en Europa. Este nuevo estudio, debido a su amplio alcance y los diversos rangos de ingresos y grupos étnicos que abarcó, proporciona algunas de las pruebas más sólidas hasta hoy de la disminución de las tasas de demencia, dijo Haaga. La edad promedio de los participantes en el estudio, llamado el Health and Retirement Study, fue de 75 años.
El estudio, que comenzó en 1992, se centra en personas mayores de 50 años, de los que se registran datos cada dos años. Los investigadores realizan entrevistas detalladas con los participantes sobre su salud, sus ingresos, su capacidad cognitiva y distintas circunstancias de sus vidas. Las entrevistas también incluyen pruebas físicas, medidas del cuerpo y muestras de sangre y saliva.
Mientras que los defensores de las personas con demencia dieron la bienvenida a la noticia, también señalaron que la enfermedad de Alzheimer y otras formas de pérdida de memoria siguen siendo una carga seria para la nación y para el mundo. Hoy en día, hasta cinco millones de estadounidenses sufren de demencia, un número que se espera se triplique para el 2050, ya que la gente está viviendo más tiempo y la población de adultos mayores aumenta.
Se espera que el número de estadounidenses mayores de 65 años casi se duplique para el 2050, alcanzando los 84 millones, según el Censo de los Estados Unidos. Por lo tanto, incluso si el porcentaje de personas mayores que desarrollan demencia es menor de lo que se había estimado anteriormente, el número total de estadounidenses que sufren de la condición seguirá aumentando, dijo Keith Fargo, director de programas científicos y divulgación, y de relaciones médicas y científicas en la Alzheimer’s Association.
“El alzhéimer va a seguir siendo la crisis de salud pública de nuestro tiempo, incluso con tasas reducidas”, dijo Fargo.
Aunque los investigadores no pueden explicar de manera definitiva por qué las tasas de demencia están disminuyendo, Langa dijo que puede ser que los médicos estén controlando mejor la presión arterial alta y la diabetes. Ambos son factores de riesgo para la demencia vascular.
“Hemos estado diciendo desde hace varios años que lo que es bueno para tu corazón es bueno para tu cabeza”, dijo Fargo. “Hay varias cosas que usted puede hacer para reducir su riesgo de demencia”.
Los autores del estudio descubrieron que los adultos mayores de hoy están mejor educados que incluso los de media generación atrás. La población estudiada en el 2012 tenía un promedio de 13 años de escolaridad, mientras que las personas mayores analizadas en el 2000 tenían unos 12, según el estudio.
Eso es significativo, porque muchos estudios han encontrado un fuerte vínculo entre los niveles educativos más altos y menor riesgo de enfermedad, incluyendo la demencia, dijo Lang. Es probable que las razones sean complejas. Las personas con más educación tienden a ganar más dinero y tener un mejor acceso a la atención médica. Son menos propensos a fumar, más propensos a hacer ejercicio, y menos propensos a tener sobrepeso. Las personas con más educación también pueden vivir en barrios más seguros y tener menos estrés.
Las personas que están mejor educadas tienden a tener trabajos más estimulantes y pasatiempos que ayudan a ejercitar sus cerebros, dijo Lang.
También es posible que las personas con más educación puedan compensar mejor los problemas de memoria a medida que envejecen, encontrando maneras de lidiar con sus impedimentos, según un editorial que acompaña al estudio, escrito por Ozioma Okonkwo y el doctor Sanjay Asthana de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Wisconsin.
Sin embargo, los estadounidenses no deberían esperar que las tasas de demencia continuaran cayendo indefinidamente, dijo Haaga. Aunque los niveles educativos aumentaron bruscamente después de la Segunda Guerra Mundial, esos logros se han estabilizado, dijo Haaga. Hoy, es probable que las personas que están en sus veintes no se hayan graduado de la universidad en mayor número comparado con las personas en sus sesentas.
“Tenemos una mayor desigualdad en los resultados de salud en los Estados Unidos”, dijo Haaga. “Para las personas sin mucha educación, hemos tenido muy pocas mejoras en salud. Los beneficios realmente han sido para aquéllos con mejor educación”.
Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation.