El presidente electo Donald Trump es conocido por su gusto por la comida rápida.

(CNN) – Thomas Jefferson puede haber sido el primer gourmet de Estados Unidos. El Padre fundador desarrolló un gusto por la cocina francesa, tenía un vasto huerto y apreciaba una dieta de la granja a la mesa.

Abraham Lincoln fue un comensal más modesto. Según los historiadores, al 16º presidente “le gustaban las manzanas y el café caliente”, y no exigía mucho en la mesa.

Ronald Reagan era conocido por su gusto por lo dulce. El presidente número 40 del país comía caramelos para dejar de fumar y mantenía una reserva de dulces en la Casa Blanca.

Ahora, parece que un conocedor de la comida rápida entrará en la Casa Blanca. El presidente electo Donald Trump es conocido por preferir Kentucky Fried Chicken, McDonalds y los taco bowls que se hacen en la Torre Trump.

Pero no es el primero. “La comida rápida se abre paso a través de las puertas de la Casa Blanca. De vez en cuando, presidentes o incluso huéspedes piden un Big Mac o algo similar, y el Servicio Secreto va a recogerlo”, dijo William Seale historiador y editor de la White House Historical Association. “Los hijos de Carter lo hicieron y George W. Bush, también”.

Bill Clinton también era conocido por disfrutar del menú de McDonald, tanto así que sus hábitos alimenticios fueron parodiados en Saturday Night Live.

Después de todo, los hábitos alimenticios de los presidentes de Estados Unidos parecen reflejar las dietas en constante evolución de los estadounidenses, dijo Suzy Evans, agente literaria, historiadora y y autora del libro para niños Abraham Linc0ln’s Lunch (El almuerzo de Abraham Lincoln)

“La historia culinaria presidencial podría parecer insignificante o incluso trivial”, dijo Evans. “Pero si se mira de cerca, puede enseñarnos mucho sobre la historia social, cultural y política de Estados Unidos, y la rica y venerable historia de gastronomía, diplomacia y la presidencia estadounidense”.

El presidente que solo quería pan de maíz

Cuando se trata del interés de Estados Unidos en la comida, hubo un enamoramiento de la cocina europea a finales de 1700 y principios de 1800. Eso pareció cambiar en torno a finales del siglo XIX, un cambio que se reflejó en las preferencias alimentarias de James Polk, el presidente número 11 de Estados Unidos.

“El presidente Polk era un comedor muy, muy exigente, y no le gustaba la comida de lujo que llegaba por la cocina de la Casa Blanca”, dijo Seale. “Él escribió acerca de un banquete en su diario: ‘Vi la comida y no podía decir qué era. Debe haber sido francesa’… Así que pidió verdura y pan de maíz”.

Antes de 1950, casi todos los presidentes optaban por alimentos naturales del huerto, dijo Seale. Franklin Roosevelt y Harry Truman preferían platos como judías verdes, nabos, remolacha y otros productos agrícolas, preparados de las maneras más simples.

“Los Roosevelt solían enviar cosas desde su huerto Hyde Park hasta la Casa Blanca”, dijo Seale.

“Bebían leche entera pura, comían carne y otros productos de su granja”, dijo.

A finales de 1800, las grandes comidas y estilos de vida cada vez más sedentarios se convirtieron en la norma para los estadounidenses más ricos.

Como resultado, varios presidentes en la mitad del siglo XIX al siglo XX, desde William Howard Taft a Theodore Roosevelt, tenían cuerpos robustos, dijo Amy Bentley, historiadora y profesora de estudios sobre alimentos en la Universidad de Nueva York.

“Esta es una época de aumento de oferta de alimentos y de la industrialización de los alimentos. Para los hombres en particular, los cuerpos grandes significan poder”, dijo Bentley. “Un cuerpo grande, voluminoso, en efecto, estaba diciendo: ‘Yo no tengo que hacer trabajo manual’ y ‘tengo suficiente comida’”.

En la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, la población estadounidense comenzó a sufrir problemas de salud asociados con el consumo excesivo de alimentos, como enfermedades cardíacas e hipertensión.

Dwight D. Eisenhower, por ejemplo, sufrió un ataque al corazón en 1955. Después, el presidente 34 modificó su dieta, evitando las grasas.

Muchos presidentes desde Eisenhower han seguido dietas saludables.

Ketchup en queso cottage por salud”

Evans describe este tipo de dietas enfocadas en la nutrición como “comida-como-combustible”.

“Saludable, la comida-como-combustible podría incluir a Woodrow Wilson, un presidente en tiempos de guerra, y John F. Kennedy, y mientras Barack Obama se entrega de vez en cuando a las pizzas, hamburguesas y helados, el huerto de los Obama en la Casa Blanca es parte de una larga tradición culinaria”, dijo Evans.

Además, “Richard Nixon untaba ketchup sobre el queso cottage por razones de salud”, dijo.

A finales del siglo XX, los estudios nutricionales relacionaron el peso con problemas de salud y las enfermedades del corazón con la dieta, dijo Bentley. Por lo tanto, las nociones de una dieta saludable jugaron un papel más importante en los hábitos alimenticios de los presidentes.

“En algún momento, el desayuno cambió de huevos fritos y tocino a cereales, leche descremada, pan tostado, café, zumo. Así se empiezas a ver en los estilos alimenticios presidenciales un reflejo de las tendencias nacionales”, dijo Bentley.

Clinton, cuyo gusto por la comida chatarra y los dulces mientras estuvo en la Casa Blanca era bien conocido, adoptó una dieta más saludable terminado su mandato. Ahora se considera a sí mismo un vegano.

“Tuve la suerte de no haber muerto de un ataque al corazón”, dijo Clinton, sobre sus hábitos alimenticios en una entrevista de 2011 con el corresponsal médico de CNN, el doctor Sanjay Gupta.

Este enfoque también fue evidente en la década de 2000, durante el gobierno de George W. Bush.

“Puede ser que los presidentes anteriores estuvieran igualmente atentos a su salud, pero con George W. Bush se considera importante promover sus hábitos saludables como una manera de dar forma a su personaje”, dijo Bentley. “Eso irá a toda marcha con los Obama”.

¿Un retroceso?

Los Obama no solo introdujeron comidas y refrigerios más saludables en la Casa Blanca, sino que también abordaron una mejor alimentación como una cuestión nacional, con la primera dama Michelle Obama liderando la iniciativa ‘Let’s Move’.

“Su huerto es una cosa seria, algo permanente para los residentes de la Casa Blanca por venir”, dijo Seale.

Ahora, con la administración Trump, dijo Bentley, podríamos ver un modelo alimenticio diferente, que podría ser algo así como un “retroceso a la época de la Segunda Guerra Mundial cuando hubo un enamoramiento de las cualidades de la comida rápida”.