(CNN) – Los centros de esquí europeos son legión y, con frecuencia, legendarios.
¿Pero hay algunos tesoros secretos alpinos que nos hayamos perdido?
La pregunta es: ¿si todavía está escondido, en el 2016, será realmente una joya?
La única manera de saberlo es salir a la carretera y explorarlo por nosotros mismos. Aunque también hay otra forma: leer nuestra guía de los 10 mejores centros de esquí europeos de los que tal vez nunca hayas oído hablar.
1. Val d’Anniviers (Suiza)
¿Por qué? Un valle tranquilo, pueblos tradicionales, altas montañas que son famosas, amplia área de esquí. El Val d’Anniviers está a un costado del ancho valle del río Ródano y es un remanso de paz comparado con sus vecinos del Valais -y gigantes internacionales- Zermatt y Verbier.
Alberga cinco hoteles a los que todavía no han llegado los turistas en masa y el área ha ganado reconocimiento gracias a un teleférico que conecta los dos más grandes: Grimentz y Zinal. Es un secreto que ofrece más de 100 kilómetros de recorrido.
El lindo pueblo de Zinal, en el cantón de Valais, está a 1.670 metros y lo rodea algo conocido como la Corona Imperial: legendarios picos de montaña como el Matterhorn, el Weisshorn, el Zinalrothorn, el Obergabelhorn y el Dent Blanche, todos imponentes con más de 4.000 metros. Grimentz, cinco millas abajo de la montaña, ofrece encantadoras cabañas de madera oscura y estilo antiguo y graneros y establos tradicionales. Los pueblos de St-Luc y Chandolin, separados pero conectados, ofrecen 60 kilómetros más para esquiar.
¿Qué más? Como un queso suizo lleno de huecos, el glaciar Zinal tiene cuevas y grutas y los visitantes pueden ponerse unas botas de nieve y hacer una caminata hacia esas profundidades del hielo.
2. Champoluc (Italia)
¿Por qué? Encanto italiano olvidado, acceso a la venerada localidad de Alagna, vista al legendario monte Matterhorn, barato.
Vecino de Alagna y de Gressoney-la-Trinite, desde hace un tiempo ofrece espacio a la fraternidad del freeride (que no tiene recorridos marcados y brinda total libertad a los esquiadores), pero Champoluc suele ser ignorado.
El valle más occidental del área de esquí de Monterosa, con 180 kilómetros de pistas pisadas, está a solo una hora de camino de Torino pero ofrece un amable remanso italiano en pleno valle Aosta.
Champoluc es ideal para los esquiadores de nivel intermedio y está conectado con Gressoney y Alagna, áreas a las que pueden ir los expertos para retarse en los costados del macizo de Monterosa, el segundo de mayor rango en Europa occidental.
Además, es barato. ¿Alguien quiere un café por 1 euro?
¿Qué más? Escondido en el bosque y justo arriba de la ciudad está Bruno’s Bar, un pequeño lugar perfecto para tomarse algo antes de que la patrulla de esquí obligue a todos a bajar la montaña, a las 5 de la tarde. Abajo hay varios restaurantes agradables y con carácter.
3. Warth-Schrocken (Austria)
¿Por qué? Una ciudad como metida en un túnel del tiempo, tranquilas pistas de esquí, protección contra nevadas, conexión con el área de esquí de Arlberg, un ícono austriaco que alberga a los famosos St. Anton, Lech y Zurs, entre otros.
Pero una revisión más cuidadosa revela otro tesoro que todavía espera por ser descubierto: Warth, el tímido pero talentoso pariente que finalmente tiene su oportunidad de brillar.
Este pueblito tradicional y discreto tiene una muy buena relación calidad-precio y pistas de esquí muy tranquilas, lejos del ajetreo de Arlberg.
¿Qué más? Una nueva telecabina está planeada para el 2017 y conectará Zurs con Stuben para evitarse el bus que se utiliza en el último tramo del sistema Arlberg.
4. Sainte Foy (Francia)
¿Por qué? Un refugio de la locura de los megahoteles, amigable con las familias, pistas espectaculares. El área de esquí del Sainte Foy va desde los 1.550 y hasta los 2.620 metros y solo tiene cuatro telecabinas, pero le ofrece a la familia mucha diversión.
¿Qué más? Para probar lo mejor del viejo Tarentaise visita el restaurante La Bergerie, con especialidades como fondues, raclettes, tartiflettes y croziflettes. Es mucho queso.
5. Hochkoenig (Austria)
¿Por qué? Pistas enormes y de tres líneas, típica atmósfera austriaca, distintas ciudades y pueblitos para elegir, amplias vistas.
El Hochkoenig es la montaña más alta de los Alpes Berchtesgaden (2.941 metros) y el nombre de una inexplotada mina de oro de hoteles que se extiende por 80 kilómetros al sur de Salzburgo.
Para los entusiastas que buscan más millas está el Konigstour, con un recorrido de 32 kilómetros.
Las cabañas de esquí, desde rústicas hasta modernas, están cerca de negocios de productos y especialidades locales. Mmm, el cerdo asado con albóndigas y sauerkraut seguido de unos pancakes Kaiserschmarrn con ciruelas cocidas, por favor.
¿Qué más? Aprovecha los últimos rayos de sol en las cabañas del Hochkoenig especialmente pensadas para ello, abiertas hasta las 10 de la noche con una buena oferta de bebidas y comida.
6. Andermatt (Suiza)
¿Por qué? Telecabina de la vieja guardia, nuevas telecabinas planeadas, una pista que es un paraíso. El dormido Andermatt está viviendo un renacimiento.
Los hermosos lugares de la vieja ciudad empezaron a ser modernizados, desde los años 80, con una mejor infraestructura.
Quienes lo visitan -sobre todo escandinavos- aman la montaña Gemsstock, 2.961 metros de diversión y aventuras que son perfectos para el sueño de todo esquiador.
El plan que ya está marcha, con hoteles pomposos -el Chedi Andermatt es el más importante-, cabañas, apartamentos, centro recreativo y campo de golf, fácilmente doblará el tamaño de la ciudad y la llevará al siglo XXI.
Y el pequeño tren rojo que sube la colina -el Matterhorn Gotthard Bahn- es en sí mismo un gran atractivo.
¿Qué más? Los esquiadores pueden disfrutar de la pista de 4,3 kilómetros que recibió su nombre gracias al campeón olímpico de downhill de 1972: Bernhard Russi.
7. Pralognan-la-Vanoise (Francia)
¿Por qué? Pueblo auténtico, rica cultura de montaña, esplendor alpino, agenda moderna. Al Pralognan le falta kilometraje comparado con las megalópolis vecinas de Les Trois Vallees, pero lo compensa muy bien con un real estilo de Saboya.
Escondida al final de un valle cercano al Grand Casse, de 3.855 metros, la linda Pralognan es una auténtica ciudad de Saboya, en el corazón del Parque Nacional Vanoise.
El área de esquí va desde 1.410 metros hasta 2.355 metros y ofrece 26 kilómetros de pistas y 12 teleféricos.
¿Qué más? Es posible llegar al fondo de la fuente de Saboya y no precisamente bebiendo su aguardiente local, sino subiéndose a la telesilla Genepi para llegar al rústico Refuge des Balmettes, un acogedor restaurante de montaña a 2.010 metros de altura, que ofrece alojamiento por una noche entre las colinas y los valles del Vanoise.
8. Serfaus (Austria)
¿Por qué? Un área de esquí subvalorada, una ciudad libre de tráfico vehicular, el encanto del Tirol.
El amable Serfaus está ubicado en una plataforma soleada y comparte espacio con sus hermanos, los centros de esquí Fiss y Ladis, sobre el valle Inn en la región del Tirol, en Austria.
Entre las tres ciudades hay 212 kilómetros de pistas que ofrecen una variedad de recorridos desde los 1.200 hasta los 2.820 metros, en la cumbre del Masnerkopf.
El Serfaus no tiene tráfico vehicular gracias al Dorfbahn, un tren subterráneo con un colchón de aire, que conecta a cada pueblo con la estación principal del teleférico del otro.
¿Qué más? Si te preocupa que esquiar es una actividad todavía muy terrestre, puedes alcanzar velocidades de más 65 kilómetros por hora encima de las cabezas de los demás esquiadores si te subes al Serfauser Sauser, una tirolesa que viaja 2.000 metros y tiene una altura de 400 metros.
9. Baqueira-Beret (España)
¿Por qué? El Dorado de los centros de esquí españoles, nieve sorprendente, alojamiento a buen precio, conexiones reales, tapas.
La perla de los Pirineos ha sido largamente amada por los esquiadores españoles, incluyendo a la familia real, pero el resto de nosotros hasta ahora estamos descubriendo su atractivo.
Enclavado entre Francia y España hay un centro de esquí decente y bonito, con 150 kilómetros de pistas y 35 telecabinas y un increíble récord de nieve gracias a la influencia del Atlántico.
La ciudad de Baquiera, a 1.500 metros en el valle de Aran, tiene la pista más elevada, unos 2.500 metros arriba del pueblo de Beret. El esquí en España ofrece una alternativa diferente para el periodo que viene después del ejercicio, con tapas y placeres gastronómicos únicos.
¿Qué más? El heli-esquí es relativamente barato (el día completo cuesta 790 euros) por persona (850 dólares), gracias al Pyrenees Heliski que se encuentra en Vielha, a corta distancia en carro.
10. Riksgransen (Suecia)
¿Por qué? Sol a la medianoche, la luz del norte, protección contra las nevadas, el centro de esquí más al norte del mundo. ¿Esquiar con luz del día después de la hora de irse a la cama? Es posible en el Riksgransen.
El hecho de que hubiera mucha nieve solía ser un problema por aquí, 200 kilómetros al norte del Círculo Ártico, y en 1910 la ciudad fue cerrada y sus 500 habitantes debieron marcharse a otras localidades. Pero ahora cada vez llegan más esquiadores, atraídos por una travesía no tan común en una tierra llena de nieve conocida como Lapland.
El esfuerzo vale la pena. Después de un vuelo de cuatro horas de Estocolmo a Kiruna, más dos horas en carro, bus o tren, encontrarán seis teleféricos, 29 pistas y otras atracciones, cerca de la frontera con Noruega.
¿Qué más? En fechas específicas en mayo es posible esquiar bajo el sol de la medianoche, con telecabinas que abren de 9:45 de la noche a 3 de la mañana. El famoso hotel de hielo sueco ICEHOTEL también está muy cerca.