Las jóvenes dejan el hotel en Abuja para emprender el viaje que las llevará a Chibok.
21 niñas chibok regresan a sus hogares
04:27 - Fuente: CNN

Chibok, Nigeria (CNN) – Fue un día que ellas habían estado esperando por años.

Diez semanas después de ser liberadas por Boko Haram, 21 de las escolares de Chibok y un bebé regresaron a casa este mes para celebrar la Navidad con sus familias por primera vez desde que fueron secuestradas por el grupo terrorista.

El secuestro en el 2014 de cerca de 300 niñas de una escuela en Chibok provocó una importante reacción global con la campaña #BringBackOurGirls (#RegresenANuestrasNiñas) en las redes sociales. CNN acompañó a las 21 niñas mientras hicieron el viaje de la capital nigeriana, Abuja, donde habían estado recibiendo tratamiento médico y psicológico desde que fueron liberadas por Boko Haram hace cerca de dos meses tras un acuerdo negociado por un contingente suizo y las autoridades nigerianas.

El jueves, Isha Sesay, de CNN, abordó un vuelo con las jóvenes desde Abuja hasta Yola, en el este de Nigeria, donde ellas harían un viaje de seis horas a Chibok.

El cambio en las chicas de Chibok desde hace diez semanas era impresionante. Ya no tenían sus ropas andrajosas y estaban claramente mejor alimentadas tras sobrevivir por dos años y medio comiendo miserablemente o ni siquiera ingiriendo bocado.

Tras la liberación en octubre, una de ellas, Glory Dama, les dijo a los medios que alguna vez se quedaron sin comida en el bosque por cerca de cuarenta días.

“No sabía que un día como este iría a llegar, que estaríamos bailando y agradeciéndole a Dios entre la gente”, dijo. “Por un mes y diez días permanecimos sin comida. Escapé por poco a una explosión de una bomba en el bosque”.

‘Bellas y agradecidas’

Las jóvenes dejan el hotel en Abuja para emprender el viaje que las llevará a Chibok.

Secuestradas cuando eran adolescentes, las chicas regresaban ahora como jóvenes mujeres. Habían tomado clases de inglés y jugando al aire libre, le dijeron sus cuidadores a CNN. Agnes añadió que en este momento estaban aprendiendo a tejer. A varias de ellas de ellas se les sometió a cirugía para quitarles trozos de metralla.

Una de las jóvenes, Rebecca Mallam, dijo que ellas se sentían “Bellas y agradecidas”.

Las jóvenes, cristianas que fueron convertidas por la fuerza al islam por sus captores, oraron juntas antes de dejar Abuja el viernes en la mañana, en su primer día del regreso a casa.

La tensión parecía reinar mientras esperaban para abordar el vuelo a Yola. Sus coloridas ropas y brillantes sonrisas poco escondían el dolor y la ansiedad detrás de sus ojos. Algunas de las jóvenes le habían comentado a sus cuidadores en Abuja que estaban preocupadas de cómo serían recibidas por la comunidad debido al estigma de haber sido tomadas por Boko Haram.

Los recuerdos de esa fatídica noche de abril seguramente no estaban muy lejos de sus mentes y hasta uno se podría imaginar el trauma sufrido a manos de sus captores de Boko Haram, uno de los más mortíferos grupos terroristas.

No obstante, había un palpable sentimiento de creciente excitación el viernes, ya una vez en camino. Sonreían más fácilmente, riendo y charlando libremente entre ellas.

Cuando se les preguntaba acerca de cómo se sentían acerca de reunirse con su familia y amigos en su ciudad natal, respondieron al unísono: “¡Estamos felices!”.

Tras aterrizar en Yola, fueron recibidas por el gobernador y los líderes comunales locales. Pero la segunda mitad de su viaje de reunión fue retrasada ya que la carretera hacia Chibok era considerada muy peligrosa para viajar en la noche.

Las jóvenes se reunieron en la noche del viernes en su hotel de Yala, rodeadas por sus guardas militares, para orar y cantar himnos y canciones cristianas. Sus captores seguramente no lo hubieran aprobado. Al mirarlas durante esos solemnes actos de culto, no fue difícil ver cómo ellas se mantenían pasando por los peores momentos de su calvario con Boko Haram.

Al fin en casa

Un padre saluda a su hija en el tan esperado reencuentro en Chibok.

Al amanecer del viernes, las jóvenes se aventuraron a la carretera por un convoy militar que las escoltó hasta Chibok. Cuando llegamos a la ciudad seis horas después, fuimos saludados por un enorme grupo de residentes locales, muchos de ellos agitando sus manos con emoción.

Los padres y otros familiares estaban esperando ansiosamente para ver a sus hijas de nuevo.

El momento de reunión finalmente llegó en medio de escenas de desenfrenada alegría. Padres e hijas se abrazaron, el dolor y el alivio de los pasados dos años y medio se grabó en sus rostros.

Pero entonces, de repente pudimos oír gritos lamentos y desgarradores. Algunas madres habían venido esperando ver a sus hijas, sólo para saber que todavía estaban en manos de Boko Haram. Esas mujeres pensaban que sus hijas estarían entre el grupo que regresaba a casa para Navidad. Su momento de esperanza se esfumó, pero el desconsuelo quedó.

Hay 197 jóvenes aún en cautiverio y las conversaciones para liberarlas aún están en desarrollo. Fuentes le aseguran a CNN esas negociaciones sólo involucran a 83 de ellas.

Más reuniones alegres como las que vimos aquí parecen estar próximas, pero también podrían ser atenuadas por el dolor de los padres cuyas hijas probablemente nunca vuelvan a casa.