(CNN) – Las trompas de Falopio, dos delgados tubos que conectan los ovarios al útero, han asumido una papel muy importante en la batalla contra el cáncer de ovario.
Las investigaciones apuntan cada vez más a la probabilidad de que algunos de los cánceres más agresivos se originan en las trompas de Falopio. La mayoría de los doctores creen ahora que hay muy poco que perder cuando se quitan esos conductos de las mujeres que tienen hijos y potencialmente mucho más que ganar en términos de prevención de cáncer.
El interés en estas investigaciones es cada vez más alto. El cáncer de ovarios es el más mortal entre los cánceres ginecológicos, pues mata a 14.000 mujeres cada año en Estados Unidos. Usualmente es diagnosticado en etapas avanzadas, cuando es más difícil de tratar.
Las pruebas rutinarias para identificar este tipo de cáncer tempranamente han sido desacreditadas en gran medida. A principios del otoño, la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos envió un comunicado en contra de estos procedimientos. Por eso es tan importante la prevención particularmente.
“Es un tema realmente interesante y una práctica cambiante”, dijo la doctora Noelle Claven, una ginecóloga oncóloga del Centro Oncológico de Texas en Fort Worth. “Apoyo cualquier oportunidad para disminuir el riesgo de cáncer de ovarios o mejorar nuestro entendimiento de esta enfermedad. Es una enfermedad terrible”.
El riesgo asociado con la remoción de las trompas de Falopio —procedimiento conocido como salpingectomía— parece ser mínimo, según un estudio de Kaiser Permanente Northern California, que fue publicado este verano en el diario de Obstetricia & Ginecología.
Entre junio de 2014 y mayo de 2014 a cerca del 73% de las mujeres del estudio les habían extirpado las trompas de Falopio mientras se sometieron a una histerectomía rutinaria. Sólo dos años atrás, menos del 15% de un grupo comparable tenía este procedimiento. El gran incremento no produjo diferencias en los resultados quirúrgicos. Y los tiempos de operación y la pérdida de sangre mejoraron ligeramente en los pacientes cuyas trompas de Falopio fueron retiradas.
La doctora Bethan Powell, autora del estudio y cirujana oncológica ginecológica de Kaiser Permanente, dijo que las trompas de Falopio hasta hace poco eran una “región descuidada”. Como resultado, cuando las mujeres que se sometían a una histerectomía —la extirpación del útero y la cervix— las trompas eran usualmente olvidadas.
“Nadie pensó que estas hicieran alguna diferencia”, dijo Powell. “Si hay beneficios para la salud en dejar el ovario, debemos dejar el ovario. Pero si no, debemos quitar la trompa”.
En los últimos años, dos sociedades médicas han publicado comunicados sobre la importancia de remover las trompas de Falopio. En 2013, la Sociedad de Ginecología y Oncología recomendó remover ambas trompas de Falopio como “un acercamiento viable para prevenir el cáncer de ovario”.
En 2015, el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecólogos recomendó que los cirujanos discutieran con sus pacientes los beneficios potenciales de ese procedimiento para prevenir el cáncer.
Pero mientras ahora se les recomienda a las pacientes que se quiten los conductos durante una histerectomía rutinaria, algunos doctores aún luchan con escenarios más complicados.
Una difícil decisión
Jennifer Klute, de 35 años, una patóloga del lenguaje de Napa, California, fue diagnosticada con cáncer de seno en 2015. Primero notó un bulto en su seno mientras amamantaba a su hija Genevieve; los doctores le dijeron inicialmente que ese nódulo podría estar relacionado con alimentar a su bebé.
Luego el bulto se multiplicó. Le ordenaron biopsias. Klute recibió la mortal noticia a través de una llamada telefónica y suspendió unas vacaciones familiares en Nebraska.
Klute tenía antecedentes familiares de cáncer de seno y un test genético reveló una mutación tipo BRCA1. Las mujeres que dan positivo en una mutación de BRCA1 tienen el 39% de posibilidad de desarrollar cáncer de ovario, adicional al 55% o 65% de probabilidades de desarrollar cáncer de seno.
Klute enfrentó una difícil decisión.
A las mujeres que tienen esa mutación se les recomienda que se extirpen las trompas y los ovarios entre los 35 y 40 años, como lo hizo Angelina Jolie en 2015. La actriz se había practicado anteriormente una doble mastectomía preventiva.
La remoción de los ovarios tiene beneficios significantes en la prevención del cáncer, tanto de ovarios como de pecho. Pero también tiene consecuencias reales, particularmente para mujeres jóvenes como Klute. Los ovarios regulan las hormonas y su remoción produce menopausia temprana en las mujeres e incrementa el riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y demencia.
Klute se sometió a quimioterapia, radiación y a una doble mastectomía. Una vez se recuperó, su doctor le recomendó que se quitara las trompas de Falopio y los ovarios. Klute pidió una segunda opinión y terminó consultando a la doctora Bertha Powell. Klute le preguntó si debía esperar para remover sus ovarios unos cuantos años más, pues no planeaba tener más hijos, pero sabía que conservarlos un poco más podría reducir el riesgo de otros problemas de salud.
Powell supo que dejar los ovarios en una mujer de alto riesgo “no es recomendado y no es normal” en este punto. Pero esperaba discutir la idea con Klute, quien eventualmente optó por conservar sus ovarios un poco más. Ella sabía que eventualmente tenía que extraerlos.
No todos los doctores se sienten cómodos ofreciendo tal opción para sus pacientes de alto riesgo. La doctora Jill Whyte, ginecóloga oncóloga del Centro Northwell Health de Long Island, espera más información al respecto antes de que recomiende esta opción.
Cloven, la ginecóloga oncóloga en Texas, también dijo sentirse nerviosa recomendando ese enfoque a menos que la paciente estuviera “realmente motivada” y comprendiera los riesgos. Aún así, Claven dijo que preferiría que una paciente eligiera esa opción sólo si participa en un ensayo clínico.
Sin embargo, Lisa Shlager, vicepresidente de asuntos comunitarios y política pública de la organización ‘Facing Our Risk of Cancer Empowered’ —un grupo sin fines de lucro dedicado a los cánceres hereditarios de ovario y mama— dice que cree que más doctores están recomendando ese enfoque como un paso intermedio para las mujeres de alto riesgo que están en sus 30 años.
“Si quieres tener hijos y no quieres ser tener una menopausia quirúrgica, las opciones son: no hagas nada, haz una revisión imperfecta o intermedia”, dice ella. “Esa intermedia es la salpingectomía”.
En el caso de Klute, dice Shlager, la salpingectomía fue lo más fácil: Powell hizo una pequeña incisión laparoscópica para remover las trompas. Klute tuvo pequeñas náuseas luego de que se despertó y no pudo cargar a su hija durante algunas semanas. Pero el dolor fue manejable.
Ahora, Klute hace parte de dos estudios clínicos y ha enviado su información al Registro Nacional de salpingectomía.
“Creo que fue súper importante”, dice. “Entre más conocimiento tengamos, podremos tomar decisiones más informadas y son mejores los resultados para las personas con cáncer”.