(CNNMoney) – Donald Trump prometió aplicar mano dura contra China en su Día Uno en la presidencia. Eso no ocurrió.
Específicamente prometió señalar a China por ser un “manipulador de divisas”. Es una manera elegante de decir que China está haciendo trampa en su comercio al provocar que su moneda, el yuan, sea superbarata. Eso, a su vez, hace que los artículos chinos se vendan a un descuento más profundo en Estados Unidos.
Muchos líderes empresariales y diplomáticos sintieron alivio cuando Trump retrocedió en eso. Ver a Estados Unidos y China -las dos principales economías del mundo- iniciar una guerra comercial probablemente sacudiría los mercados.
“Hubiera sido una preocupación si las cosas se volvían muy contenciosas inmediatamente”, dijo Ethan Harris, economista global de Bank of America Merrill Lynch.
Este es el otro asunto: China ya no merece la etiqueta de manipulador de divisas. Expertos de todo el espectro político coinciden en ello. China está tratando de encarecer el yuan actualmente. Ha invertido más de 800.000 millones de dólares en los últimos dos años para tratar de apuntalar el yuan.
“No parece haber ninguna base por el momento para acusar a China de manipulación de moneda”, dice el exembajador de Estados Unidos en China, J. Stapleton Roy.
En lugar de presionar a China desde el primer día, Trump dio al país una especie de regalo cuando retiró formalmente a Estados Unidos del acuerdo comercial conocido como TPP (Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica). Eso abre la puerta a China para tomar la iniciativa en un gran acuerdo comercial con otras naciones asiáticas.
Lo que el equipo de Trump está diciendo ahora
¿Así que el equipo de Trump ha cambiado de opinión? Es posible, pero un escenario más probable es que el equipo de Trump esté agrupando la moneda china en una larga lista de asuntos comerciales y de seguridad que quiere abordar con China. “Me gustaría hablar con ellos primero. Todo está bajo negociación, incluida la política de ‘una sola China’”, dijo Trump en una entrevista con el Wall Street Journal refiriéndose a si Estados Unidos seguirá reconociendo a Taiwán como parte de China.
Otra razón por la que Trump podría demorar es que Steve Mnuchin, su secretario del Tesoro, no ha sido confirmado aún. Cuando Trump hizo sus promesas de ir tras China, siempre fue con el Secretario del Tesoro tomando la iniciativa.
“En el día uno de un gobierno de Trump, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designará a China como manipulador de divisas”, escribió Trump en un editorial de Wall Street Journal a finales de 2015. Reiteró esa promesa en su Contract with the American Voter (Contrato con el votante estadounidense) que resumía sus prioridades para los primeros 100 días: “Voy a instruir al secretario del Tesoro a etiquetar a China como un manipulador de divisas”.
Es difícil cumplir esa promesa sin un Secretario del Tesoro en el cargo. En sus audiencias de confirmación, Mnuchin también fue cuidadoso al decir que él calificaría a China como un manipulador de divisas “si está justificado”.
Estados Unidos no ha etiquetado a China como manipulador de divisas desde 1994. Esa etiqueta es una bofetada verbal para lastimar el orgullo de China. Pero no provocaría un gran cambio. Principalmente, solo desencadenaría más negociaciones.
La prueba del manipulador de moneda
Hay tres criterios clave que China (o cualquier otro manipulador potencial) debe cumplir antes de que el presidente y su personal tomen el paso formal de etiquetar públicamente al país como un mal agente monetario, según Fred Bergsten, director fundador del Peterson Institute for International Economics:
1. El país tiene un importante superávit comercial con Estados Unidos.
2. El país tiene un gran superávit de efectivo.
3. El país ha estado haciendo una intervención persistente en su mercado de divisas.
Muchas personas coinciden en que China cumplió con esos requisitos durante gran parte de los años noventa y principios de los 2000. Los gobiernos anteriores optaron por discutirlo calladamente a puerta cerrada con China.
“China fue un manipulador masivo desde la primera parte de la última década hasta 2013 o 2014”, dice Bergsten, quien quería que el presidente Barack Obama y el presidente George W. Bush hubieran tomado una postura más dura.
Pero hoy China está en un lugar muy distinto. Su economía se ha desacelerado un poco, y el liderazgo está preocupado por la cantidad de dinero que está saliendo de China. El gobierno ha intervenido activamente para tratar de detener los retiros y evitar que la moneda caiga.
¿Qué hará Trump?
“Estoy bastante seguro de que habrá algún tipo de gesto dramático del gobierno de Trump para iniciar las negociaciones con China”, predice Harris de Bank of America Merrill Lynch.
Pero Harris cree que es prudente que el equipo de Trump pulse el botón de pausa en sus ataques a China por la manipulación de divisas. Hay problemas económicos mucho más grandes con China en este momento, como el robo de la propiedad intelectual estadounidense y cómo China favorece a las compañías nacionales por encima de los participantes extranjeros.
El nuevo gobierno estadounidense reiteró el lunes que el comercio con China “no es una vía de doble sentido”, lo cual indica que quiere hacer algo con respecto al comercio con China, aunque no ha definido aún qué exactamente.