(CNN) – La función tradicional de las balas es matar, pero un nuevo diseño podría lograr el efecto contrario. El Ejército de Estados Unidos está buscando propuestas para que una munición biodegradable reemplace la que se usa en los entrenamientos militares, incluyendo las granadas y los proyectiles que se disparan desde los tanques.
¿La justificación de la medida? Preocupaciones ambientales.
“Los componentes de las balas que se usan actualmente en los entrenamientos requieren cientos de años para biodegradarse”, declaró en un comunicado el Departamento de Defensa. “Algunos de esos cartuchos pueden tener el potencial de corroer y contaminar el suelo y el agua cercana”.
El Departamento de Defensa estipula que la nueva munición debería, en cambio, contener semillas que produzcan comida para animales. “Este esfuerzo hará que crezca el uso de semillas de plantas ecológicas que remueven contaminantes del suelo y consumen los componentes biodegradables desarrollados en este proyecto. Los animales deberían poder consumir esas plantas sin ningún efecto adverso”.
La llamativa propuesta podría parecer descabellada, pero el comunicado afirma que hace unos meses los investigadores del Ejército de Estados Unidos tuvieron éxito en incrustar semillas en material biodegradable en flores.
Blancos propicios
Las instalaciones militares tienen 900 de los 1.300 lugares más contaminados de Estados Unidos, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Una limpieza general podría costar 165.000 millones de dólares, de acuerdo con el Departamento de Defensa.
Muchos de esos daños al medio ambiente son históricos y se dieron antes de que se tomara consciencia de los problemas ambientales.
“(Las bases militares) tienen a tener edificios viejos con pintura con plomo y problemas de asbesto”, dice Skip Kazmarek, un abogado ambientalista que ha estudiado las instalaciones militares. “Si una base operaba durante la Segunda Guerra Mundial puede tener pozos de combustión para desechos de hidrocarburos y solventes, y esa área puede ser bastante desagradable”.
Pero las instalaciones modernas también generan desechos tóxicos, desde explosivos hasta fugas de químicos, depósitos de metales pesados y una masiva contaminación de plomo.
La intoxicación por plomo puede causar serios problemas de salud, incluyendo daños cerebrales, así como contaminar el medio ambiente. Millones de balas de plomo son disparadas cada año en polígonos de tiro militares, alcanzando rápidamente altos niveles de contaminación, según un reporte del Environmental Working Group (Grupo de Trabajo sobre el Medio Ambiente).
“El plomo en las municiones tiende a acumularse durante años y puede filtrarse en aguas subterráneas y convertirse en una amenaza para la vida silvestre”, dice Kazmarek. “Se puede mejorar la calidad ambiental cambiando las balas de plomo”.
¿El futuro es verde?
Los esfuerzos para producir munición sostenible se están intensificando y han generado una serie de innovaciones.
El Ejército de Estados Unidos experimentó con balas de tungsteno, pero volvió a usar plomo por riesgos sanitarios.
Hace poco, Canadá reveló una nueva bala “verde”, diseñada para reducir la contaminación.
“La idea de reducir el envenenamiento por metales tóxicos ha ganado terreno en los últimos 25 años”, explica Nic Jenzen-Jones, director de Servicios de Investigación sobre Armamento (Armament Research Services).
“En los últimos 10 años ha habido un mayor esfuerzo para evaluar los proyectiles de diferentes sistemas de armamento y ver si pueden ser fabricados de manera que perjudiquen menos a quienes los usan y al medio ambiente”.
Los ejércitos occidentales han incrementado la investigación y el desarrollo de munición con impacto neutral o positivo sobre el medio ambiente, dice Jenzen-Jones, citando el progreso de la compañía noruega Nammo, que produjo balas libres de plomo que ya han sido adoptadas por el Ejército de Suecia.
Aunque existen varios obstáculos por superar, como los costos, el desempeño y la compatibilidad con los equipos existentes, los expertos en el tema creen que la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad.
“Los militares entienden el costo de volverse verdes y están felices de gastar un poco más para recibir beneficios ambientales”, asegura Jenzen-Jones. También destaca el papel cada vez mayor del Departamento de Defensa en la conservación y protección de las especies.
Las prácticas militares podrían seguir el ejemplo del tiro deportivo, pionero en usar munición sostenible. Países como Dinamarca han prohibido las balas de plomo para la cacería y una de las últimas decisiones del expresidente Barack Obama fue tomar medidas enérgicas contra su uso en los refugios de vida silvestre.
Los cazadores también están liderando distintas campañas entre la sociedad civil contra la contaminación de plomo.