(CNN) – La presidencia ha cambiado a Donald Trump, por menos cuando se trata de su opinión sobre la moral de las filtraciones del gobierno.
Días antes de su elección, el candidato republicano promovió una filtración dañina –y falsa– reportada por Fox News, pero sobre la que la cadena se retractó posteriormente. Repitiendo como un loro la información inicial, le dijo a sus partidarios durante una reunión en Jacksonville que agentes del FBI aseguraron que su investigación sobre el uso privado que hacía la también candidata Hillary Clinton del servidor de su correo electrónico “podría dar paso a una acusación”.
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Y esta posición no fue un caso aparte.
Durante la campaña electoral, Trump aplaudió constantemente a WikiLeaks por difundir el contenido de las comunicaciones internas que fueron robadas al Comité Nacional Demócrata y a la campaña de Clinton. Incluso, alentó públicamente a los rusos para que encontraron los “30.000 correos electrónicos (del servidor de Clinton) que faltan”.
Cuando el periodista de CNN, Jim Acosta, le preguntó a Trump en la conferencia de prensa del 27 de julio si él llamaría al presidente de Rusia, Vladimir Putin, para que cesara cualquier interferencia en la elección, el entonces candidato objetó la idea.
Después explicó por qué los estadounidenses no deberían obsesionarse con la fuente de dónde proviene la información filtrada.
“No se trata ni siquiera de Rusia o de China o de quien sea que está haciendo el hackeo”, aseguró. “El punto está en las cosas que se dijeron en esos correos electrónicos. Fueron cosas terribles, conversaciones sobre los judíos, sobre la raza, sobre el ateísmo, tratando de ponerle etiquetas a la gente. Lo que se dijo fue una deshonra”, agregó Trump.
En otras palabras, Trump argumentó que eran las noticias –y no las fuentes– lo que importaba.
La presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), Debbie Wasserman Schulz fue obligada a renunciar en medio de las consecuencias que acarreó el hackeo. Los correos electrónicos internos mostraban a los funcionarios discutiendo opciones para debilitar al senador Bernie Sanders en las primarias.
De nuevo, Trump alardeó con deleite.
“Los correos electrónicos dicen que el sistema amañado esta vivo y saludable”, publicó el entonces candidato en su cuenta de Twitter el 24 de julio, después de que Wasserman dimitiera abruptamente de su cargo en la víspera a la convención demócrata. “La deshonesta de Hillary Clinton sabía todo lo que su ‘sirviente’ estaba haciendo en el DNC, simplemente fueron descubiertos. ¡Eso es todo!”, insistió Trump en la red social.
“¡Los demócratas están en un colapso total, pero los medios sesgados informarán lo bien que lo están haciendo! Los correos electrónicos dicen que el sistema amañado esta vivo y saludable”.
“La deshonesta de Hillary Clinton sabía todo lo que su ‘sirviente’ estaba haciendo en el DNC, simplemente fueron descubiertos. ¡Eso es todo! Se rieron de Bernie”.
Un poco más de tres meses después del episodio con el Comité Nacional Demócrata, Trump venció a Clinton en las elecciones presidenciales. Con su nuevo trabajo, también llegó rápidamente una visión evolucionada del valor que tienen las filtraciones. Casi inmediatamente cazó peleas con la comunidad internacional.
Cuando CNN reportó el 10 de enero que Trump y el presidente Barack Obama fueron informados sobre las acusaciones de que agentes rusos poseían información comprometedora sobre el magnate, Trump atacó.
“Las agencias de inteligencia nunca debieron dejar que esta noticia falsa se “filtrara” al público”, escribió en Twitter el presidente electo a la mañana siguiente. “Un último disparo en contra mío. ¿Estamos viviendo en la Alemania nazi?”, insistió.
Aunque el magnate disputó los detalles del expediente no verificado, nunca negó el fondo del reporte de CNN, que sólo indicaba que él y Obama habían recibido un resumen con sus detalles.
Trump siguió un patrón similar a la hora de responder las revelaciones explosivas que llevaron, en la noche de este lunes, a la renuncia de su asesor de seguridad nacional, Michael Flynn.
Según los informes de varios medios de noticias, incluyendo a CNN, Flynn no sólo discutió las sanciones de Estados Unidos con el embajador ruso antes de que Trump asumiera la presidencia, sino que además engañó al vicepresidente Mike Pence, quien en un principio negó las acusaciones.
Otra filtración reveló que hace varias semanas, la exsecretaria de Justicia interina, Sally Yates, informó a la Casa Blanca que Flynn era potencialmente vulnerable al chantaje por parte de los rusos.
“El nivel de confianza entre el presidente y el general Flynn erosionó hasta el punto en que él (Trump) sintió que necesitaba hacer un cambio”, sostuvo el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, a los periodistas este martes cuando explicaba por qué Flynn fue despedido.
Sin embargo, el miércoles Trump desvió la atención de la información y atacó a las fuentes.
“El general Flynn es un hombre maravilloso. Creo que ha sido tratado muy, muy injustamente por los medios. Como yo los llamo en muchos casos: ’los medios falsos’”, aseguró el presidente durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. “Desde la inteligencia, los documentos están siendo filtrados, las cosas se están flitrando. Es una acción criminal, un acto criminal”, insistió.
Sus comentarios llegaron después de una tormenta de publicaciones de Twitter en la mañana de este miércoles, en la que declaró que el “escándalo real” no era el comportamiento de Flynn ni la respuesta de la Casa Blanca, sino “que la información clasificada está siendo entregada ilegalmente por la ‘inteligencia’ como su fueran dulces”.
“El escándalo real aquí es que la información clasificada está siendo entregada ilegalmente por la ‘inteligencia’ como su fueran dulces”.
“La información está siendo entregada ilegalmente a @nytimes & @washingtonpost por la comunidad de inteligencia (¿NSA y FBI?),” escribió en Twitter una hora después.
Las recriminaciones continuaron rápidamente el jueves en la mañana cuando Trump declaró: “El foco de la atención finalmente due puesto en las personas de bajos fondos que están filtrando. ¡Serán atrapados!”.
Trump, claramente enfurecido por una descarga de revelaciones no autorizadas, ha cambiado desde la cena de Al Smith en octubre pasado. Durante sus comentarios en el evento de corbata blanca para recoger fondos, el magnate bromeó con las filtraciones.
“No estaba muy seguro si Hillary vendría esta noche porque, supongo, no le enviaron su invitación por correo electrónico”, dijo Trump a modo de chiste. “O quizás lo hicieron y ella ya lo descubrió a través de la maravilla de WikiLeaks”, remató.
“Hemos aprendido mucho de WikiLeaks”, añadió mientras los invitados en la tarima se removían incómodos en sus asientos.