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Rusia y Nicaragua: ¿relaciones muy cercanas?
03:03 - Fuente: CNN

(CNN Español) – La relación entre Nicaragua y Rusia no es nueva. Los dos países, tan lejos geográficamente hablando y tan distintos desde el punto de vista cultural y económico, comenzaron a compartir una visión política del mundo desde la década de 1980.

Al menos así fue durante el primer mandato de Daniel Ortega, de 1985 a 1990, en pleno apogeo de la Revolución Sandinista. El contexto era la Guerra Fría y Estados Unidos decretó un embargo económico sobre Nicaragua, con lo cual la ayuda de Moscú –en dinero y en armamento– resultó fundamental para que la revolución se mantuviera con vida.

Sin embargo, con la desintegración de la Unión Soviética y la llegada al poder, en el país centroamericano, de mandatarios como Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, los lazos entre Managua y Moscú se enfriaron. Para ser más precisos, quedaron congelados por un buen tiempo.

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y su esposa y vicepresidenta del país, Rosario Murillo.

Pero desde el 2007, cuando Ortega regresó a la Presidencia, ambos países decidieron que era hora de volver a ser buenos amigos.

Muchas cosas unen a los presidentes de ambas naciones. Desde el año 2000, Vladimir Putin se ha aferrado al poder en Rusia, como presidente, luego como primer ministro y de nuevo como presidente. Daniel Ortega también se ha aferrado al poder en Nicaragua: en enero pasado se posesionó para su tercer mandato consecutivo (y cuarto, si se suma el de la segunda mitad de los años 80).

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Rusia y Nicaragua también mantienen una postura muy similar frente a la política exterior y, en particular, las relaciones con Estados Unidos. Además, desde el 2008 el país centroamericano ha apoyado abiertamente a Rusia en su posición frente a las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur, que en 1991 y 1992 declararon su independencia de Georgia. Muy pocos países, entre ellos Rusia, Nicaragua y Venezuela, han reconocido la independencia de esas regiones.

Tal vez por eso, Putin realizó una visita relámpago a Nicaragua –la primera de un presidente ruso al país centroamericano– el 11 de julio del 2014. Las pocas horas que Putin permaneció en suelo nicaragüense le alcanzaron para decir que el país centroamericano es uno de sus más cercanos aliados en América Latina. Y a Ortega le bastaron para recordar que admira la lucha que Rusia lleva a cabo para lograr la paz del mundo.

En ese momento, se concretó la financiación por parte de Rusia de un centro de entrenamiento militar para luchar contra el narcotráfico y Moscú dijo que donaría 26 millones de dólares para que el país centroamericano fortalezca su capacidad de respuesta ante desastres naturales. También prorrogó la donación de trigo que venía haciendo desde el 2007, así como la de buses y taxis para el transporte público.

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Según un informe del Banco Central de Nicaragua, desde el 2007 Rusia le ha entregado a este país un total de 151,2 millones de dólares, en concepto de donaciones.

Además, ha contribuido en los sectores del transporte, educación, salud y energía. En octubre pasado, por ejemplo, se inauguró en Nicaragua una moderna planta de producción de vacunas, financiada en su mayoría con dineros rusos.

Pero hay un aspecto nuevo en las viejas relaciones de amistad que mantienen ambos países. En los últimos años, estas se han fortalecido casi exclusivamente en un aspecto: el militar.

De acuerdo con el informe del Banco Central, de los 151,2 millones de dólares, entre el 2015 y el 2016, por ejemplo, Rusia solo le donó 2,8 millones de dólares a Nicaragua para el “Servicio (de) mecanización a pequeños y medianos productores agrícolas y ganaderos”. Una cifra ínfima frente al total que ha girado Moscú desde que Ortega volvió al poder en Nicaragua.

Según Sputnik y RIA Novosti, ambas agencias estatales de noticias, Nicaragua y Rusia tienen un contrato por 80 millones de dólares para que al país centroamericano lleguen 50 tanques T-72B1 rusos. Así se lo aseguró a las dos agencias rusas un vocero del Centro de Análisis del Comercio Mundial de Armas.

Ese mismo portavoz recordó que en el 2014 Moscú le dio a Managua 12 sistemas de defensa antiárea ZU-23-2 y que años antes le había suministrado cuatro lanchas patrulleras 14310 Mirazh, un lote de vehículos blindados GAZ-2330 Tigr, dos helicópteros MI-17V-5, dos barcos misileros del proyecto 1241.8 Molnia con proyectiles y varios aviones de combate y entrenamiento Yak-130.

La duda fundamental que surge con esos datos es porqué Nicaragua se está armando hasta los dientes, si no está en guerra y la posibilidad de que entre en conflicto, al menos en el corto plazo, parece bastante remota. Además, ¿qué gana Moscú con el fortalecimiento del Ejército y la Armada nicaragüenses?

En un amplio reportaje publicado por el diario nicaragüense La Prensa a finales del 2016, el general en retiro Hugo Torres afirmó que “la relación entre el gobierno de Putin y Ortega no es ingenua”. 

Según él, “las donaciones por parte de Rusia a Ortega de trigo, autobuses y sobre todo de tanques y otros armamentos no son gratis; de alguna manera se deben cobrar”.

Vladimir Putin, presidente de Rusia.

La respuesta podría estar en la geopolítica y es ahí donde aparece en escena Estados Unidos, país que mantiene relaciones muy frías con Rusia y que, al mismo tiempo, es el mayor socio comercial de Nicaragua.

El diputado opositor Eliseo Núñez le dijo a CNN en Español que el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Moscú y Managua, sobre todo en el aspecto militar, seguramente va a tensar las relaciones que su país mantiene con Washington.

“El interés de Rusia es militar, el interés de Rusia es rearmar al Ejército. En el momento en que esto se vuelva una amenaza real, nosotros somos los que vamos a estar en un problema, los nicaragüenses, no los rusos ni lo estadounidenses”, dijo.

Hay que destacar que Nicaragua es el único país de Centroamérica que actualmente mantiene vínculos militares con Rusia. De hecho, hace unos días se conoció a través de medios rusos que Moscú realizará pronto ejercicios tácticos en Nicaragua con fuerzas aerotransportadas.

Razón para que la sociedad civil también se muestre inquieta. Carlos Tünnermann, jurista y ensayista y miembro del Movimiento por Nicaragua, le dijo a CNN en Español que “hay mucha preocupación porque los países vecinos pueden ver este incremento del armamentismo en Nicaragua como una potencial amenaza”. 

Tünnermann está seguro de que “eso puede desatar una carrera armamentista” en Centroamérica.

“Todo este desarrollo de las relaciones militares, esta compradera de armamento, es parte de la esperanza de Ortega de que la dinastía familiar se pueda sostener colgándose de los rusos, porque quisieron colgarse de los chinos y no se pudo”, le dijo en noviembre pasado al diario La Prensa el exvicecanciller de Nicaragua Víctor Hugo Tinoco.

Aunque la respuesta también podría pasar por otro tema. En marzo del 2016, el viceministro nicaragüense de Relaciones Exteriores, Luis Molina, aseguró en un foro en Montevideo que su país quiere ofrecerles tierras a los rusos. “De 4,9 millones de hectáreas disponibles en el país, solo un millón está siendo trabajada, el resto espera por los rusos o cualquier otro inversionista extranjero para posicionarse en nuestro territorio”, dijo Molina, citado por la agencia estatal rusa Sputnik.

CNN en Español ha tratado de obtener una entrevista con el gobierno de Nicaragua y con la Embajada de Rusia en Managua para ampliar la información al respecto, pero hasta el momento no ha obtenido respuesta.

Con información de Samantha Lugo de CNN en Español.