(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, atacó duramente a los medios el sábado durante un evento masivo en Pennsylvania en el que promovió sus logros de los primeros 100 días de su gobierno, con un tono tanto divisorio como determinado mientras se alineaba con los sentimientos populistas de una ruidosa multitud.
“Es hora de que recordemos que somos un solo pueblo con un gran destino estadounidense, e independientemente de que seamos negros, cafés o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas, y todos compartimos las gloriosas libertades de nuestra magnífica nación”, dijo Trump, evocando la retórica populista de su discurso de inauguración, luego de pasar gran parte del sábado quejándose de las supuestas deficiencias de la prensa establecida.
Entre los favoritos de la multitud en los eventos de Trump están los ataques del presidente a la prensa, lo cual volvió a ocurrir el sábado, mientras muchos de los medios asistían a la cena anual de corresponsales de la Casa Blanca.
“Un extenso grupo de actores de Hollywood y medios de Washington se están consolando los unos a los otros en un salón de hotel en la capital de nuestro país en estos momentos”, dijo Trump ante la multitud. “Se han reunido para la cena de corresponsales de la Casa Blanca –sin el presidente. Y yo no podría estar más emocionado que estando a 100 millas de distancia del pantano de Washington, pasando la noche con todos ustedes y con una multitud más grande y con mucho mejores personas”.
Trump mantuvo ese tono divisorio durante todo su discurso, lo que llevó al antiguo asesor presidencial y analista político de CNN David Gergen a calificar las declaraciones de “profundamente preocupantes” durante una edición especial del programa “CNN Newsroom”.
“Este fue el discurso más divisorio que le he escuchado a un presidente en funciones”, dijo Gergen. “Otros podrían no estar de acuerdo. Se dirigió a su base y trató a los otros oyentes, el resto de la gente a los que ha perturbado o que se la han opuesto, los trató básicamente como ‘me importa un bledo lo que piensen porque ustedes francamente son el enemigo’. Creo que fue un discurso profundamente preocupante”.
Como se esperaba, el presidente abordó algunos de los problemas más importantes que ha intentado atajar durante los primeros 100 días de su gobierno. La amenaza de Corea del Norte, la aprobación de un plan de salud y la renegociación del acuerdo ambiental de París estuvieron entre los temas abordados durante el discurso de casi una hora.
“Tomaré una decisión muy importante sobre el acuerdo de París en las próximas dos semanas, y veremos qué sucede”, dijo Trump el mismo día en que manifestantes a favor de las acciones contra el cambio climático tomaron las calles de Washington y otras ciudades de Estados Unidos.
Esta fue la primera ocasión en 36 años que un presidente de Estados Unidos en funciones no acude ni participa en la cena de corresponsales de la Casa Blanca. El presidente Ronald Reagan faltó a la cena por estar en el hospital cuando se recuperaba de un atentado, pero dio declaraciones vía telefónica. Richard Nixon fue el último presidente en saltarse la cena completamente.
Pero sin importar donde estuviera, los reflectores estaban sobre Trump el sábado dado que la fecha marcaba un importante hito en la carrera de cualquier presidente. Después de servir como comandante en jefe durante 100 días, sus logros, así como sus fracasos, fueron ampliamente escrutados.
En el papel, Trump carece de un gran logro legislativo, tiene el menor nivel de aprobación de cualquier nuevo comandante en jefe desde la Segunda Guerra Mundial, ha visto cómo algunas de sus metas claves en cuanto a inmigración han sido frenadas en los tribunales y no ha cumplido con su promesa de revisar el sistema de salud.
El único mayor logro de Trump ha sido la exitosa nominación del juez Neil Gorsuch a la Suprema Corte de Justicia –algo que ningún presidente había logrado en sus primeros 100 días desde hace 136 años.
Los primeros 100 días de Trump también han estado plagados de controversia, por nombrar a su hija Ivanka y a su yerno Jared Kuchner en puestos clave de la Casa Blanca o por las acusaciones de posibles nexos de algunos de sus asistentes de campaña con Rusia.
Sus promesas de campaña en asuntos mayores como echar abajo la reforma de salud del expresidente Barack Obama, el Obamacare, y la revisión del código fiscal aún deben ser promulgadas.
Incluso su promesa de construir un muro en la frontera con México se ha quedado atrapada en un debate sobre los gastos, sin apoyo de los demócratas y poco o nada de avances.