(CNN) – Había tanto en juego que era casi difícil de ver. Y no defraudó.
Durante más de dos horas, los moderadores del último debate presidencial en Francia lucharon por poder decir una palabra en medio del frontal enfrentamiento entre los dos finalistas de la elección, el más agresivo de la campaña hasta el momento.
El resultado fue eléctrico.
Sobre economía, seguridad, la propia historia de Francia y naturaleza de su sociedad, la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, y el centrista independiente Emmanuel Macron confrontaron sus dos programas, uno en las antípodas del otro.
Le Pen quiere salir de la Unión Europea y de la OTAN, defiende el proteccionismo económico y cerrar las fronteras de Francia. Macron es un proglobalización y proeuropeo que representa la continuidad en términos de política, pero también el deseo de sacudir a las élites políticas de Francia.
Sus dos visiones de lo que Francia debe ser no podrían ser más diferentes.
Un montón de acusaciones, poca moderación
Desde que asumió el liderazgo del Frente Nacional fundado por su padre, Jean-Marie, Le Pen ha tratado de rebajar la imagen racista y antisemita del partido, pero ella sigue siendo una populista que habla a las tripas de los franceses. Macron es un intelectual con tendencia a la palabrería. Pero esta noche ambos bajaron a la arena en un duro intercambio de golpes, insultos incluidos.
Sentados uno frente al otro, los moderadores trataron sin éxito de interrumpirlos.
Durante toda la noche, Le Pen retrató a su oponente como alejado de la gente y elitista. Macron calificó a su rival como una figura divisiva sin ninguna plataforma política más allá de sus puntos de vista extremistas.
Macron, dijo, era el candidato de los intereses corporativos. “Usted defiende los intereses privados”, soltó la candidata del Frente Nacional.
Le Pen parecía estar hablando más a su electorado en lugar de intentar llegar más allá con un mensaje y un estilo que podría haberla hecho parecer más presidencial.
En cambio, se mantuvo fiel a sí misma, y lo resumió mejor al final. “Quiero defender a Francia como es, con sus fronteras y con sus personas que merecen algo mejor”.
Macron, con una dureza de acero determinada y una calma implacable, desarmó el programa de la ultraderechista y defendió lo que parecía ser lo difícil de hacer: que la respuesta a los problemas de Francia era más Europa y no menos, una mayor apertura en lugar de cerrar fronteras y la reflexión en lugar de una reacción automática ante la amenaza terrorista.
Acusó a Le Pen de carecer de una estrategia para cambiar la economía.
“Debemos dar a nuestras pequeñas y medianas empresas la oportunidad de crear más puestos de trabajo”, dijo Macron.
Y añadió: “Su estrategia es simplemente decir muchas mentiras y decir que todo está mal”.
Encuestados: Macron, más convincente
Este era el debate que Macron podría perder. Cualquier paso en falso podría haberle costado al menos parte de su ventaja en las encuestas.
Al final, el 63% de los que participaron en la encuesta después del debate encontró a Macron más convincente que Le Pen, de acuerdo con la encuestadora Elabe, que proporcionó resultados para BFMTV, afiliada de CNN.
Demostró, a veces, ser incluso más agresivo y francamente personal que Le Pen.
El broche de oro de Macron, que fue un llamado a un cambio muy diferente al que está proponiendo Le Pen, sin duda permanecerá en la mente de los votantes.
“Su proyecto”, dijo, “pretende vivir en el miedo y en medio de mentiras. Es lo que nutrió a su padre y a la extrema derecha francesa durante décadas. La Francia que quiero es mucho mejor que eso, no estará dividida . Pero tenemos que dejar un sistema que ayudó a crearla. Usted vive de él. Usted es su parásito”.
El domingo por la noche en Francia, sabremos cuál de estas dos visiones tan espectacularmente expuestas habrá elegido el país.