(CNN Español) – El presidente de Brasil, Michel Temer, negó el contenido de la información publicada en exclusiva por el diario brasileño O Globo sobre la existencia de una supuesta grabación ya en manos de la justicia en la que el propio Temer habría dado su aval al pago de sobornos al expresidente del Congreso, Eduardo Cunha, que en este momento está encarcelado bajo múltiples acusaciones, para que guardara silencio sobre lo que sabe en el marco de las investigaciones en curso en Brasil.
Paralelamente, la presidencia de Brasil a través de un comunicado oficial informó que Temer jamás solicitó ningún pago para obtener el silencio del exdiputado Cunha.
El comunicado agregó que Temer tampoco participó ni autorizó ningún movimiento con el objetivo de evitar una delación o la colaboración de Cunha con la Justicia.
Por último, el palacio de Planalto —indicó el comunicado— dice que Temer defiende una amplia y profunda investigación para aclarar todas las denuncias publicadas en la prensa.
Según la información publicada por O Globo, los propietarios del grupo cárnico JBS, en el marco de un acuerdo de colaboración con la justicia, habrían entregado a los fiscales una grabación realizada por ellos mismos en la que Temer aparecería dando su bendición al pago de dinero a Eduardo Cunha para que guarde silencio.
Cunha pertenece al mismo partido que Temer, el PMDB, del que ha sido una figura prominente. También abanderó el proceso de juicio político a la expresidenta Dima Rousseff y siempre se ha dicho de él que almacena un arsenal de información capaz de hacer temblar al mundo político brasileño. Cunha niega radicalmente las acusaciones que recaen sobre él, entre otras, haber mantenido cuentas bancarias no declaradas en Suiza irrigadas con millones de dólares provenientes de sobornos.
Por su parte, el Grupo JBS no ha reaccionado hasta ahora ante las informaciones publicadas. Sus propietarios están acusados de sobornar a agentes públicos para obtener beneficios políticos y económicos.
Esta denuncia contra Temer abre un nuevo periodo de incertidumbre en Brasil y pone en jaque al Gobierno de Temer, que podría enfrentarse a fuertes presiones e incluso embestidas judiciales para forzar su destitución