(CNN) – A las 12:06 am del miércoles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó lo siguiente: “A pesar de la constante ‘covfefe’ prensa negativa”.
A las 6:00 am, eliminó ese tuit. Poco después, Trump tuiteó esta : “¿Quién puede entender el verdadero significado de ‘covfefe’ ??? ¡Disfruten!”
Para que quede claro: esto es tonto. Trump parecía estar tratando de escribir “cobertura” y lo tecleó mal. Como hace a menudo. Luego se durmió y no corrigió el error hasta que se levantó por la mañana. ¡Todos lo hemos visto! (OK, no todos, pero yo sí).
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Como tratar de averiguar lo que significa “covfefe”, como sugiere Trump, es una pérdida de tiempo, vale mucho más la pena dar un gran paso atrás y mirar la situación que conduce al presidente de los Estados Unidos tuitear, mal, en la madrugada, sobre la mala prensa que recibe.
Lo que tenemos, y, en definitiva, lo que hemos tenido desde el día que Trump entró en la Casa Blanca, es un presidente profundamente solo que pasa mucho tiempo, sobre todo por la noche y por la mañana temprano, viendo la televisión y tuiteando.
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Lo que revela el error simplemente es que no hay nadie que pueda decir “no” a Trump. O por lo menos nadie a quien vaya a escuchar.
Eso es importante. Especialmente ahora que hay una especulación incontrolable sobre que Trump está a punto de hacer una revisión a fondo del personal, después de la renuncia del director de comunicaciones Mike Dubke, el martes.
No existe ningún miembro del personal en el planeta que pueda decirle a Trump algo que no quiera escuchar y que se tome a pecho.
“Donald Trump no quiere un Jim Baker”, señaló Gloria Borger, de CNN, el martes por la noche , hablando del legendario secretario de la Casa Blanca de Ronald Reagan. Como George HW Bush. “Él es su propio Jim Baker. Y él es su propio estratega”.
Eso es 100% correcto. Trump piensa que no necesita consejos. Por lo que cambiar los nombres de las personas que se los dan en realidad no importa.
La continua presencia de Trump en Twitter es un ejemplo perfecto de todo esto.
Una y otra vez, los funcionarios republicanos le han sugerido amablemente que use Twitter menos y de forma diferente. Le sugieren que use la red social para reunir a su enorme base de apoyo online en torno a sus iniciativas de política más que como una herramienta para vengarse de quienes piensa que le han hecho daño.
El personal de la Casa Blanca ha hecho lo mismo, haciendo entrever la idea de que lo habían conseguido y en algún punto Trump tuitearía diferente.
En los últimos tiempos se había hablado de un “equipo de abogados” que revisaría los tuits de Trump antes de enviarlos.
Y luego, “covfefe”.
Lo que prueba es que Trump ni quiere ni puede cambiar sus líneas. Es un hombre de 70 años (71 el próximo 14 de junio) que ha tenido mucho éxito en su vida. Y cree que la forma en que fue elegido presidente, a pesar de hacer todo lo que la política tradicional dice que no se debe hacer, significa que él es la única persona que realmente entiende a sus partidarios y el estado de ánimo del país.
Esa suposición es la que le lleva a ignorar los consejos de los asesores.
El personal de ir y venir. Pero esperar que alguien cambie a Trump de alguna manera es ignorar, literalmente, toda su vida adulta.
Lo que significa más “covfefes”. Tal vez muchos más.