Cannes, Francia (CNN) – Nunca adivinarías por el aspecto de su estadio, pero el campeón de la sexta división francesa, el AS Cannes, fue una vez un caldo de cultivo para las mentes más grandes del fútbol mundial.
Este alguna vez orgulloso equipo de la Costa Azul se jacta de haber tenido pupilos tan importantes como Zinedine Zidane, Arsene Wenger y Patrick Vieira.
Zidane, que dirigió al Real Madrid en su segunda final consecutiva de la Champions este sábado contra uno de sus exequipos (la Juventus), abandonó su ciudad natal de Marsella a la edad de 15 años para convertirse en un recluta de la academia juvenil del Cannes.
Fue recomendado al Cannes por Jean Varraud, de quien Zidane asegura que fue una influencia clave en su desarrollo, tanto que asistió al funeral de su mentor cuando este murió en el 2006.
En la temporada 1991-1992, el mago del centro del campo de 19 años guió al Cannes a un impresionante cuarto puesto en la Ligue 1 y a un lugar en la codiciada Copa de la UEFA, actualmente Liga Europa.
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“Se siente como si fuera un sueño”, dice un fanático de vieja data del Cannes, Emmanuel Fagart, mientras camina por los terrenos ordinarios del estadio Pierre de Coubertin, que se encuentra en la relativamente poco glamuroso barrio de Cannes La Bocca. Es un mundo lejano al de las alfombras rojas del reciente Festival de Cine de Cannes. “Ahora es imposible ver un club tan pequeño jugar en una competición europea, por desgracia”.
Poniendo a Cannes en el mapa
Fagart, un jubilado de 64 años, se convirtió en fanático cuando se trasladó a Cannes desde París en 1984, rehuyéndole a las tardías tentaciones de sus vecinos y rivales Niza y Mónaco.
Ese mismo año, un joven ayudante llamado Arsene Wenger llegó a los banquillos técnicos, metiéndose de lleno en el análisis de rivales con videos.
Más tarde, Wenger se llevaría a otro graduado de Cannes, el exjugador Bora Primorac, como su mano derecha, primero en Japón y luego como entrenador asistente del Arsenal durante los últimos 20 años.
Pero fue Zidane quien puso a Cannes en el mapa de la era moderna.
La gran campaña del club en 1992 puso a Zidane en el foco de los clubes más grandes, y el Burdeos pagó por él cerca de 9 millones de dólares, una cifra extraordinaria para ese momento.
“Lo vi de nuevo cuando tenía pelo”, asegura Fagart, todavía con algo de incredulidad. “Era un muy buen jugador, y estaba claro que tenía la oportunidad de convertirse en el mejor jugador del país”.
Zidane sería honrado más adelante con el hecho de que una plaza llevara su nombre en la cercana población de Pegomas, donde vivió con una familia que lo acogió como un adolescente aprendiz en Cannes. También fue el lugar donde conoció a su esposa Veronique.
Nacido de padres argelinos, Zidane llegó a Cannes desde el difícil distrito de La Castellane, en Marsella. La transición no fue fácil.
Según se informó, Varraud tuvo que disciplinar a Zidane, asignándole tareas intensivas de limpieza después de golpear a un oponente que se había burlado de sus orígenes.
“Tengo muchos recuerdos aquí, gracias por pensar en darle mi nombre a este pequeño jardín”, dijo durante la ceremonia en la plaza del pueblo en el 2007.
“Pasé mucho tiempo allí, especialmente en la cabina telefónica desde donde llamaba a mis padres”.
Inmortalizado en bronce
Ampliamente considerado como uno de los mejores futbolistas, Zidane es sin duda uno de los pocos jugadores que han trascendido a su deporte.
La película del 2006 “Zidane: Un Retrato del Siglo XXI” se dedicó a seguir todos sus movimientos en un campo de fútbol, mientras que su infame cabezazo al italiano Marco Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006 fue inmortalizado en bronce.
La carrera de Zidane fue definida por otros dos momentos notables. Anotó en dos ocasiones en la victoria por 3-0 de Francia sobre Brasil en la final del Mundial de 1998 y también se recuerda el impresionante golazo de volea que anotó con el Real Madrid contra el Bayer Leverkusen en la final de la Liga de Campeones del 2002 en el Hampden Park en Glasgow.
Zidane, que se retiró inmediatamente después de la final del Mundial del 2006, fue elegido como Jugador Mundial del Año de la FIFA en tres ocasiones.
Sorprendentemente, Zidane técnico está en camino de eclipsar la marca de trofeos del Zidane jugador, al menos en cuanto a ligas se refiere.
Su período de cinco años como uno de los galácticos del Real Madrid le reportó un decepcionante recuento de un título de la Liga española, uno de la Liga de Campeones y dos Supercopas de España.
Pero después de sólo una temporada y media a cargo, Zidane podría conquistar este sábado su segundo título de Liga de Campeones como entrenador para complementar el campeonato en la liga local de esta temporada.
Pastos más verdes
La salida de Zidane del Cannes permitió el surgimiento de otro prodigio en el equipo, Johan Micoud, quien más tarde sería una estrella en el Burdeos y el Werder Bremen, lo que le permitió jugar 17 partidos con la selección francesa. Regresó al Cannes en el 2016 como nuevo presidente del club.
Micoud, nacido en Cannes y destacado comentarista de fútbol para la televisión francesa, resumió su compromiso con el equipo, que recientemente consiguió ascender a la quinta división del fútbol francés.
“Es en primer lugar un gran orgullo”, dijo después de su nombramiento el año pasado. “Me entrenaron aquí y realmente me encanta este club, así que espero devolverle lo que me ha dado”.
En el Cannes, Micoud hizo sociedad con el futuro ganador de la Copa del Mundo, Patrick Viera, durante la temporada 1994-1995. El actual mánager del New York City FC fue otro prodigio de la academia juvenil del equipo y más tarde sería el eje de los tres títulos de la Liga Premier Arsene Wenger en el Arsenal.
Wenger también tiene la distinción de hacer despuntar al último gran jugador de la academia juvenil de Cannes, Gael Clichy, al que el Arsenal compró por menos de 500.000 dólares en el 2003. El actual lateral izquierdo del Manchester City fue vendido por aproximadamente 19 millones de dólares en el 2011.
Sin embargo, desde entonces los tiempos difíciles han caído sobre el club, y se reportó en el 2014 que necesitaba un rescate por 2,5 millones de dólares. El sitio web del club aún cuenta con un enlace en el que se piden donaciones.
“Un verdadero reto”
El ahora expresidente del club, Ziad Fakhri, estaba en control en ese momento, y explica que las reglas de la Federación Francesa de Fútbol (FFF) que escudriñan a los equipos que pierden dinero dificultaron que el Cannes se mantuviera competitivo.
“Cuando tomé el control del club (en el 2009), estábamos en la tercera división”, asegura Fakhri, un hombre de negocios libanés residenciado en Senegal que compró el 90% del club junto a su difunto padre. “El problema era que teníamos que poner dinero cada año”.
“En ese momento queríamos un verdadero reto”, explica, agregando que su familia se familiarizó con el club después de veranear en el sur de Francia. “Un verdadero reto porque era un club conocido, con historia, una historia real que podríamos tratar de hacer aún mejor, llevarlo a su mejor nivel”. “Siempre miramos ese club porque era parte de una división muy pequeña, pero con un gran potencial”, afirma Fakhri. “Todo el mundo conocía Cannes (por Zidane y muchos grandes jugadores) y dijimos que tenía que volver a la primera división, pero no lo pudimos lograr”.
La muerte del padre de Fakhri le dificultó administrar las finanzas del club. Después de una prohibición de la FFF por no poder equilibrar los balances del equipo a tiempo, Fakhri se vio obligado a venderlo en el 2014.
Pináculo
El estadio del Cannes alcanzó su apogeo en 1993, cuando recibió a 17.401 espectadores en un partido contra Marsella. Hoy se esfuerza por atraer a una fracción de esos aficionados. Un stand moderno con una sala de banquetes y una sección VIP fueron instalados en el 2000, pero permanecen cerrados para la mayoría de los partidos.
En el exterior, el estacionamiento del club ha sido confiscado por una escuela de entrenamiento en conducción de motocicletas, mientras que los mini campos cercanos se utilizaron para entrenar a niños de cinco y seis años en días recientes.
El graffiti que lleva el logotipo rojo de los dragones del equipo engalana el exterior del viejo soporte, que se adorna con las cubiertas escaleras y el cemento vertido con todo el encanto de una vieja prisión.
Incluso Fagart, su fanático desde hace más de 30 años, ha emigrado hacia el este. “Ahora apoyo al Niza”, que culminó en el tercer puesto de la más reciente Ligue 1. “Son emocionantes”.