(CNN Español) – Algunas investigaciones han concluido que beber con moderación puede ayudar a nuestra salud. Muchos médicos recomiendan una copa de vino o cerveza en la noche como parte de dietas como la mediterránea y la dieta DASH, que han demostrado los beneficios para mantener el corazón y el cerebro sanos. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que incluso el consumo moderado de licor puede no ser bueno para el cerebro.
Como parte del estudio, que fue publicado el miércoles en el BMJ, los investigadores examinaron la ingesta semanal de alcohol de las personas del estudio ‘Whitehall II’, que rastrea las enfermedades y comportamientos sociales en un grupo de funcionarios británicos durante 30 años. Los científicos de la Universidad de Oxford y del Colegio Universitario de Londres estudiaron cómo los participantes se desempeñaban con pruebas de función cerebral y una resonancia magnética.
Lo que observaron fue que las personas que bebieron más tuvieron un mayor riesgo de atrofia del hipocampo, una forma de daño cerebral que puede asociarse con condiciones de pérdida de memoria como el Alzheimer y la demencia. Los mayores bebedores vieron un declive más rápido en las habilidades del lenguaje y tenían una menor integridad de materia blanca, que es crucial para procesar los pensamientos rápidamente.
Algunos estudios han demostrado que los cerebros de los bebedores acérrimos cambian con el tiempo, y no de buena manera, pero esta investigación sugiere que los cerebros de los bebedores moderados también estaban cambiando. También tenían un mayor riesgo de atrofia del hipocampo que aquellos que no reportaron ninguna bebida en absoluto.
Si comienzas a preocuparte y tienes miedo de ahogar tus penas, ten en cuenta que hay muchas advertencias, y aún deben hacerse más investigaciones. Algunos expertos sugieren que no se debe cambiar la conducta respecto al consumo de bebidas basándose en este estudio, pero definitivamente los resultados de estas exploraciones cerebrales y las pruebas de memoria para bebedores moderados y ligeros no son lo que los investigadores esperaban.
“Nos sorprendió que los bebedores ligeros y moderados no parecen tener ese efecto protector”, dijo la coautora del estudio, la doctora Anya Topiwala, conferencista clínica del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford. “Son personas que toman en niveles que muchos consideran bebedores sociales, por lo que no consumen mucho”.
Incluso los bebedores más pesados no son excesivos consumidores nocturnos. El grupo que “bebió más” en este estudio consumió aproximadamente 30 unidades de alcohol por semana, considerando una unidad como 10 mililitros u 8 gramos de alcohol puro. Un vaso mediano de vino tiene alrededor de dos unidades de alcohol, al igual que algunas cervezas, dependiendo del contenido de alcohol.
Si se hacen las cuentas, los que mas bebieron dentro del estudio tomaban un poco más de dos vasos de vino o dos cervezas cada noche de la semana.
El grupo moderado bebía de 14 a 21 unidades de alcohol por semana (un vaso de vino cada noche, además de un poco más los fines de semana).
Los investigadores descubrieron que el grupo moderado tenía tres veces más probabilidades de tener atrofia del hipocampo en comparación con las personas que no bebían en absoluto. Sin embargo, tanto en los bebedores pesados como moderados, no hay evidencia que demuestre cuán significativo es clínicamente este cambio, ni tampoco hay evidencia que vincule esa pérdida con algún efecto cognitivo general negativo, incluso en aquellos participantes que fueron testeados.
Entre los bebedores ligeros, aquellos que tomaban un pequeño vaso de vino por noche o hasta siete unidades por semana, los investigadores no vieron una diferencia significativa en comparación con los abstinentes, pero tampoco vieron cualidades protectoras. Los investigadores descubrieron que en el grupo moderado era tres veces más probable que hubiera atrofia del hipocampo en comparación con las personas que no bebían en absoluto. Sin embargo, en los bebedores pesados y moderados, no hay evidencia que demuestre cuán clínicamente significativo es este cambio, y no hay evidencia que vincule esta pérdida a ningún efecto cognitivo general negativo, incluso aquellos para los cuales los participantes fueron probados.
Los abstemios pueden ser un tema que necesita más desarrollo, según Eric Rimm, profesor de medicina y director del programa de epidemiología cardiovascular en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
Rimm, que no participó en el nuevo estudio, ha investigado el impacto del alcohol durante años. Dijo que aunque el estudio tiene una interesante hipótesis, el grupo de abstinencia (22 hombres y 15 mujeres) es pequeño y puede estar descartando los resultados.
Si usted es un bebedor moderado, dijo, usted no tiene que renunciar a la bebida basada únicamente en este informe.
“Hay tantos otros factores del estilo de vida que no se tienen en cuenta en este estudio, como la nutrición. Comer cereales integrales y frutas y verduras se ha relacionado con una dismininución cognitiva más lento”, dijo Rimm. Atribuir el declive mental al alcohol es demasiado limitante, dijo.
Tom Dening, profesor de investigación sobre la demencia y director del Centro para la Vejez y la Demencia de la Universidad de Nottingham, calificó el estudio como “muy impresionante” y sugiere que puede ser un buen recordatorio de que “tal vez deberíamos beber un poco menos”, pero también cuestionó sus resultados. Las personas típicamente no son honestas acerca de cuánto beben realmente, señaló.
“La gente tiende a subestimar su consumo real, en parte para parecer más respetable”, dijo Dening. “Si el consumo real fue reportado por debajo de lo real, entonces los efectos adversos aparentes de las cantidades modestas de alcohol podrían haber sido magnificados”.