(CNN) – La decisión de venir a Estados Unidos no fue fácil. Carolina, de 33 años y madre de tres niños, dijo que tal vez fue una de las decisiones más difíciles de su vida –una que tomó después de muchas noches sin dormir en su departamento de Barquisimeto, en Venezuela.
Aguantando el llanto, recuerda una noche que pasó en el suelo. Se acurrucó con sus tres hijos, orando, mientras las fuerzas del gobierno de Venezuela se enfrentaban con manifestantes tras las paredes de su departamento.
En las calles, manifestantes opuestos al gobierno exigían la renuncia del presidente Nicolás Maduro. Sus protestas fueron enfrentadas con gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma. Durante esa noche del 11 de abril, tres venezolanos morirían en el área de Barquisimeto.
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“Los momentos más difíciles ocurrieron en los últimos días”, dijo Carolina. Ese no es su verdadero nombre. Ella pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra su familia en Venezuela.
Sentada en un área comercial de Atlanta, cuenta sobre la vida entera que dejó atrás. La boutique que tenía junto con su marido. Los eventos sociales que organizaba. Se acuerda de su familia – su tío, quien actualmente se recupera de un infarto, y su abuela, quien a sus 80 años no tiene nadie que la cuide.
“La llamé una vez y me dijo que lo único que tenía para comer era arroz y mantequilla”.
Venezuela ha sido plagada por la escasez de comida y el aumento de los precios. Los niveles de inflación están en los tres dígitos. En 2016, el venezolano promedio viviendo en extrema pobreza perdió cerca de 19 libras (más de 8 kilos) debido a la falta de alimento. Muchos de sus ciudadanos tienen que saltarse comida, según una encuesta nacional.
La gente exige que el presidente Maduro renuncie y se realicen nuevas elecciones. Las protestas ya llegaron a su tercer mes y han dejado casi 70 muertos.
Carolina, su esposo y sus tres hijos se unirán pronto al creciente número de venezolanos que buscan asilo en Estados Unidos. Los ciudadanos de Venezuela son ahora los mayores solicitantes de asilo en el país, por encima de los ciudadanos de China, México, Guatemala y El Salvador. Esta es la primera vez que los venezolanos encabezan la lista.
Carolina vendió su negocio y su coche en Venezuela y usó el dinero para comprar boletos de avión para su familia. El dinero restante fue utilizado para comprar un pequeño auto y para el depósito de un departamento.
“Sabemos que estamos esperando de cero”, dijo, “es una época muy difícil y tengo mucha tristeza en mi corazón por lo que dejé en Venezuela, pero vale la pena por mis hijos”.
Carolina y su familia llevan menos de un mes en Estados Unidos. Una vez que llenen sus solicitudes de asilo, Carolina y su esposo tendrán que esperar 150 días antes de poder solicitar una permiso de trabajo.
Mientras tanto, dice, se queda despierta hasta tarde hablando con su esposo del poco dinero que les queda.
Sin embargo, Carolina sabe que su familia es afortunada por haber tenido las visas necesarias para entrar a Estados Unidos.