(CNN) – La ‘nube’ de Rusia está creciendo encima del presidente Donald Trump y amenaza con amargar otra semana a la ya asediada Casa Blanca, mientras uno de sus aliados más cercanos trata de evitar un espectáculo público en el Capitolio.
El anuncio del fiscal general Jeff Sessions de que testificaría ante los investigadores del caso Rusia en el Senado tomó por sorpresa a todo el mundo, incluyendo al comité de inteligencia. El foco estaba en Sessions y en si podría aparecer frente a las cámaras de televisión como lo hizo el exdirector del FBI, James Comey, la semana pasada, cuando 19,5 millones de estadounidenses vieron la sesión en vivo.
Este lunes, el comité de inteligencia del Senado anunció que Sessions testificará en una audiencia pública ante ese comité este martes en la tarde.
El equipo de Trump ha tratado de cambiar el enfoque de Rusia.
La Casa blanca espera esta semana entregar un mensaje enfocado en su agenda. Su hija y alta consejera, Ivanka Trump, está liderando eventos centrados en el desarrollo de la fuerza de trabajo y la accesibilidad a la educación universitaria.
Pero Rusia —y los propios mensajes de Trump en Twitter— amenazan con tragarse todo ese esfuerzo, como ocurrió con la “Semana de la Infraestructura”, que fue ampliamente olvidada la semana pasada. Además del posible testimonio de Sessions, la pregunta continua siendo si Trump grabó sus conversaciones con Comey.
El mismo presidente tuiteó este domingo en la mañana promocionando su récord económico.
“El medio de noticias falsas MSM no reportó el gran crecimiento económico desde el día de la elección. #Dow subió 16%. #NASDAQ subió 19,5%”, escribió Trump en sus dos primeros tuits.
Minutos después, Trump demostró el problema de comunicaciones en la Casa Blanca, cambiando inmediatamente al tema Comey y empezando un nuevo ciclo de noticias: “Creo que las filtraciones de James Comey serán mucho más prevalentes de lo que nadie creyó posible. ¿Totalmente ilegal? Muy cobarde!”.
Agregándole tensión a la Casa Blanca están los plazos en el Congreso para aprobar un proyecto de ley de salud antes de su fecha límite el 30 de septiembre y acordar un plan de reforma tributaria, ambas promesas de campaña que parecen ser poco probables.
El principal enlace de Trump en el Congreso, Marc Short, admitió la semana pasada en una llamada con reporteros que las preguntas sobre Rusia habían absorbido mucho oxígeno.
La presión sobre Rusia
El fiscal general está saliendo de una semana desastrosa. Luego de que la Casa Blanca no le diera a Sessions un apoyo público, Comey le dijo a los senadores que Sessions pudo haber tenido una tercera reunión, no revelada, con el embajador de Rusia en Estados Unidos, Sergey Kislyak.
Sessions fue programado para que respondiera las preguntas ante los comités de gastos de la Cámara y el Senado este martes, pero en cambio quería presentarse en el comité de inteligencia. Y aunque en principio existía la posibilidad de una audiencia cerrada, el comité ya decidió que será pública.
“No sé si esto vaya a pasar, no sé ni siquiera si esto vaya a ser público”, dijo la senadora Dianne Feinstein, demócrata de California, a Brianna Keilar del programa State of Union de CNN este domingo.
Feinstein, quien solía ser la jefe del comité de inteligencia del Senado y es la demócrata más importante en el comité jurídico del Senado, tomó por sorpresa al fiscal general, argumentando que él debería testificar públicamente ante abogados experimentados y fiscales del Comité Judicial.
Entre tanto, detrás de cámaras, los demócratas en el comité de inteligencia del Senado creen que Sessions está tratando de usar su lugar para evitar el escrutinio público.
El senador Ron Wyden, demócrata de Oregon en el Comité, quien presionó a Comey la semana pasada sobre por qué Sessions estaba involucrado en su despedida si se había recusado a sí mismo, argumentó que el fiscal general no tiene razón alguna para buscar una audiencia clasificada.
“Los estadounidenses merecen escuchar las respuestas del fiscal general a esas preguntas, así como otros relacionados en sus reuniones con los rusos y su falta en revelar esas reuniones al Comité Judicial del Senado”, escribió Wyden este domingo en una carta a líderes del panel de inteligencia. “Nada de esto necesita ser calificado”.
La investigación llega mientras el designado fiscal especial Robert Mueller parece estar redoblando su investigación contratando a un puñado de experimentados investigadores federales criminales que podrían sugerir problemas más profundos, más graves para Trump y su equipo.
Entre tanto, el propio equipo de Trump sobre Rusia, liderado por Marc Kasowitz, trajo al veterano comunicador republicano Mark Corallo, quien fue portavoz del exfiscal general John Ashcroft que llegó a manejar una crisis de comunicaciones en su momento ayudando a defender a Karl Rove en medio del caso de Valerie Plame.
Los aliados de Trump intentaron alejar la atención de los problemas de Rusia este domingo durante varios programas de debate, argumentado que el testimonio de Comey sobre la exfiscal general Loretta Lynch de llamar la investigación sobre los correos de Hillary Clinton un “problema” fue más convincente.
“Hago un llamado a poner fin a las investigaciones sobre la campaña del Presidente Trump sobre la colusión con los rusos. No ha habido evidencia de ello. No creo que deba continuar”, dijo Ronna Romney McDaniel, jefa del Comité Nacional Republicano en “Fox News Sunday”.
Pero incluso los republicanos en el Capitolio han seguido presionando por respuestas sobre las investigaciones de Rusia.
Los investigadores de la Cámara sobre Rusia, liderados por el republicano Michael Conaway y por el demócrata Adam Schiff, enviaron un requerimiento formal a la Casa Blanca para obtener cualquier grabación de las reuniones privadas con Comey.