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El momento del bombardeo de Rusia a ISIS en Siria
00:44 - Fuente: CNN

Nota del editor: Gayle Tzemach Lemmon es miembro del Consejo de Relaciones Exteriores. Es además autora de “Ashley’s War: The Untold Story of a Team of Women Soldiers on the Special Ops Battlefield”. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autora.

(CNN) – La noticia del derribo este domingo de un avión de guerra sirio por un caza de la Marina de los Estados Unidos supone una escalada en una guerra que Estados Unidos no tenía intenciones de luchar.

También es un hecho que llevaba años gestándose.

Al mismo tiempo, también este fin de semana, Irán lanzaba misiles sobre Siria. Rusia dijo el lunes que interrumpía toda cooperación militar con Estados Unidos por el derribo del avión, un hecho que considera “una agresión militar”.

Todos estos acontecimientos ilustran cómo la incómoda coexistencia en el campo de batalla en Siria ha llevado a una situación difícil de mantener. Ahora tocará calmar las aguas con el presidente sirio Bashar al-Assad y sus partidarios iraníes y rusos y hacer lo posible para reenfocar la guerra en Siria en lo que interesa a Estados Unidos: el combate contra ISIS.

“La misión de la coalición es derrotar a ISIS en Iraq y Siria”, dijo en un comunicado el portavoz de la llamada Operación Inherent Resolve. “La coalición no busca enfrentarse al régimen sirio, las fuerzas rusas y grupos afines, pero no dudarán en defender a la coalición y sus socios ante cualquier amenaza. La presencia de la coalición en Siria se ocupa de la amenaza global que supone la presencia de ISIS allí. No se tolerará ninguna hostilidad de las fuerzas afines al régimen contra la coalición y sus socios en Siria, que realizan operaciones legítimas contra ISIS “.

La situación era casi inevitable, ya que Estados Unidos ordenó a sus fuerzas militares llevar a cabo una serie de tácticas en el terreno para derrotar a ISIS sin tener una política general definida con respecto a Siria. Como dijo el secretario de Defensa James Mattis, estamos en un momento “sin estrategia”.

De hecho, desde 2011, los que se oponen a una mayor intervención contra Assad temen que esto pudiera arrastrar poco a poco a Estados Unidos a otra guerra en el Medio Oriente. Y hasta ahora, el principio que guiaba a los estadounidenses allá era evitar a cualquier precio un enfrentamiento directo con las fuerzas de Assad en el terreno.

Sin embargo, aquí hemos llegado. Mientras Estados Unidos utiliza las líneas de “des-conflicto” para evitar un choque con Rusia, el combate a ISIS está acercando a Washington a una colisión frontal con el régimen sirio.

Durante años, Washington evaluó la idea de crear zonas seguras dentro de Siria para evitar más matanzas civiles en una guerra que ahora se estima ha matado a casi medio millón de personas.

Y durante años se descartó, en gran medida porque Estados Unidos no querían encontrarse en medio de un conflicto directo con el régimen sirio.

Quizás desde 2011, la política oficial de Estados Unidos era lograr la salida de Assad. Pero de facto, ha sido dejarlo estar para evitar el conflicto directo y en espera de una solución diplomática a una guerra en una serie interminable de conferencias en Ginebra.

El fantasma de la guerra de Iraq ha estado presente en todas las decisiones sobre la intervención siria y el riesgo de tomar medidas que pudieran llevar a Estados Unidos a otra guerra terrestre en la región rigió la política del gobierno de Obama de mantenerse al margen del conflicto. Por ello, Estados Unidos apoyó un programa para armar a los rebeldes moderados, pero sin comprometerse a intervenir si las fuerzas de Assad los atacaban.

Washington siguió una estrategia de hacer lo mínimo indispensable para ayudar a los rebeldes a combatir a Assad desde la periferia, pero sin una participación que pudiera ser decisiva en la guerra.

Incluso después de que Rusia decidiera apoyar con todo al presidente sirio, con consecuencias devastadoras, como se vio tan dramáticamente en la ciudad de Alepo, Estados Unidos trató de evitar un enfrentamiento entre países con el régimen sirio o sus socios de Rusia e Irán.

En los últimos años, ISIS ha desbordado a Assad y se ha convertido en la amenaza que ha motivado la intervención militar estadounidense en el país. El enfoque de Washington ha sido la lucha contra ISIS, no el régimen.

Y sin embargo, ahora, cuando el gobierno de Trump entra en su sexto mes, Estados Unidos está ve arrastrado al conflicto mismo que con su inacción había intentado evitar. Ahora que las fuerzas apoyadas por Estados Unidos enfrentan el peligro de los partidarios del régimen sirio, las preguntas resuenan cada vez con más fuerza: ¿Cuál es la política estadounidense en Siria? Y la lucha contra ISIS, ¿llevará a Estados Unidos a una guerra contra Assad?

Y vendrán más preguntas, y más incertidumbre mientras el país aguarda cómo cambia la política de Estados Unidos con respecto a Siria en función de los hechos en el terreno.