El jueves, el presidente Donald Trump cumple sus primeros seis meses —sí, meses— en el cargo.
Ha sido un debut desigual para el ejecutivo corporativo y estrella de la telerrealidad convertido en comandante en jefe, marcado notablemente por los enfrentamientos con los rivales políticos y la prensa, una promesa fallida de derogar y reemplazar Obamacare y la filtración persistente de nuevos detalles sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Pero Trump obtuvo calificaciones altas entre la base republicana conservadora con su selección de la Corte Suprema, el juez Neil Gorsuch, y la base del partido se ha mantenido a su lado durante las primeras turbulencias, muchas de las cuales destacadas en sus constantes ataques contra los principales medios de comunicación. Sin embargo, la durabilidad de esa fe podría ser probada si la segunda mitad del año pasa sin mayores logros legislativos.
Aquí está la historia de los primeros seis meses de Trump, en cifras.
¿Quién aprueba?
Los índices de aprobación de Trump se han acercado a mínimos históricos, y más recientemente los han cruzado. Una encuesta reciente de Washington Post / ABC News puso el número en un 36%, y ABC News lo llamó “el índice de aprobación de seis meses más bajo de cualquier presidente en encuestas que datan de 70 años”.
Dos encuestas más publicadas en los últimos días muestran índices de aprobación de 40% (Bloomberg) y 39% (Monmouth): lo que da un promedio ligeramente encima del 38%.
Pero no todo es malas noticias para la Casa Blanca.
Una encuesta de Wall Street Journal/NBC News encontró que en los condados donde Trump ganó en las elecciones de 2016 todavía está con índices parejos, con un 50% de aprobación. (En los condados donde superó al candidato republicano de 2012 Mitt Romney por al menos 20 puntos, el número salta en 56%).
¿Eventos de campaña o conferencias de prensa?
Durante su campaña en las primarias, Trump no sólo realizó conferencias periódicas de prensa, sino que incluso tomó preguntas —en directo y en cámara— de periodistas en las noches de elecciones. Pero ha sido una historia diferente desde que se convirtió en presidente. A partir del 20 de enero, sólo ha realizado una sola conferencia de prensa.
Según The American Presidency Project, eso lo sitúa muy por detrás de los estándares establecidos por sus predecesores. Obama dio 11 conferencias en su primer año en el cargo, George W. Bush sostuvo 5 y Bill Clinton hizo 12. Es más, la Casa Blanca ha dejado de hacer las ruedas de prensas diarias como eventos en cámara.
Trump ha sido menos vacilante para dirigirse a sus partidarios. Desde que asumió el cargo, ha encabezado cinco mitines estilo campaña, primero en Florida, luego en Tennessee, Kentucky, Pensilvania y Iowa, todos estados que ganó en 2016.
¿Cuántos proyectos de ley se convirtieron en ley?
Trump ha firmado docenas de decretos y proclamas presidenciales. Algunos han salido mejor que otros. Su plan de prohibición de viajes, por ejemplo, primero causó caos y fue bloqueado por una serie de desafíos legales. Pero el segundo esfuerzo, que también se enfrentó a una serie de demandas judiciales, en última instancia, pudo entrar en efecto, de forma limitada, con aprobación de la Corte Suprema.
En total, Trump ha firmado 42 proyectos de ley. El más notable es la Ley de Responsabilidad y Denuncia de Protección, la legislación bipartidista que hace más fácil para el Departamentos de Asuntos de Veteranos de Guerra despedir a los empleados malos y ofrecer salvaguardias más fuertes para los posibles denunciantes.
Pero cuando se trata de proyectos grandes, como infraestructura, reforma tributaria o una revocación y/o reemplazo de Obamacare, Trump está sentado en un huevo de ganso, es decir está en cero. Con la reforma de salud aparentemente congelada, se espera que la reforma tributaria sea el gran reto que los republicanos asuman ahora.
Acuerdos internacionales que los Estados Unidos han dejado
En concordancia con las promesas de campaña, Trump ha retirado a Estados Unidos de dos importantes acuerdos multilaterales defendidos por la administración Obama.
En su primer lunes en la Oficina Oval, Trump firmó una acción ejecutiva para eliminar a EE.UU. del proceso de negociación de la Alianza TransPacífico. La decisión fue una de las raras decisiones que tomó Trump que ganó aplausos de partes de ambas partes. Su otra salida no fue tan bien recibida.
Meses después, Trump —algo que, según reportes, propició un debate interno de la Casa Blanca— salió al Jardín de las Rosas de la Casa Blanca y anunció que estaba sacando a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. Mientras los demócratas de todo el país protestaban, Trump declaró: “Yo fui elegido por los ciudadanos de Pittsburgh, no de París”.
(Nota: Como el alcalde demócrata de Pittsburgh rápidamente recordó al presidente en Twitter, la ciudad en realidad votó abrumadoramente por Clinton).
Fue (casi) un minuto con Macron
Trump se ha reunido con un puñado de líderes extranjeros durante sus primeros seis meses en el cargo, pero el presidente francés Emmanuel Macron ha dominado la atención en un tema muy específico. A lo largo de seis interacciones en reuniones en Bruselas y, más recientemente, en París, los mandatarios han pasado casi un minuto completo estrechando las manos.
Fueron tres apretones relativamente breves, de 12 segundos combinados, en Bélgica, incluido el ya famoso asunto de los nudillos blancos, que Macron describió posteriormente al Journal du Dimanche como “no inocente” y “un momento de verdad”.
La visita de Trump a París, para el Día de la Bastilla, fue menos tensa pero más táctil. Primero saludó a Macron con una sacudida de 8 segundos, luego lo abrazó dos veces durante una conferencia de prensa conjunta, durante 3 y 7 segundos, antes dar su adiós de maratón el viernes pasado: 29 segundos de contorsiones manuales mientras paseaban por los Campos Elíseos.
Podría parecer banal a concentrarse en algo como apretones de manos, pero hay un subtexto valioso aquí. Trump está aprendiendo sobre la marcha que la parte de la diplomacia de ser presidente es muy diferente de la política que hizo en la campaña electoral. Y tiene una lista de las crisis mundiales y los enfrentamientos a tratar: todo, desde los temas nucleares en Irán y Corea del Norte, a ISIS y las crecientes relaciones con Rusia. (Por no hablar de sus decisiones contenciosas para sacar a Estados Unidos de esos acuerdos climáticos y comerciales importantes).
He estado tuiteando sobre …
Desde el momento en que Trump fue juramentado el 20 de enero, la cuenta de @realDonaldTrump, al martes, tuiteó 991 veces.
Aquí hay algunos recuentos de lo que ha discutido en esos tuits. (Y aquí está la herramienta muy útil que puedes utilizar para hacer su propio análisis.)
Noticias, medios de comunicación o historias “falsas” se han mencionado 82 veces. La palabra “empleos” ha aparecido en 46 ocasiones, un poco más que el doble “Hillary Clinton”, que ha sido mencionada en 22 tuits.
Mientras tanto, el expresidente Barack Obama ha sido nombrado 36 veces. “Obamacare” ha aparecido en 45 mensajes.
Como pasa sus fines de semana
En febrero de 2012, incluso lo evaluó por los números, citando a un enlace (ahora un link roto, inexistente) delWashington Examiner. Tuiteó: “El viaje de esquí de fin de semana de Michelle Obama a Aspen marca 16 veces en los que los Obama se han ido de vacaciones en 3 años”.
Un par de años más tarde, criticó a su predecesor por mirar “(baloncesto)”, mientras que “Putin está planeando y radiante sobre cómo tomar el control del mundo”.
E incluso en el corazón de la campaña presidencial, se refirió al tiempo de Obama en los campos de golf.
“Mientras nuestro maravilloso presidente estaba jugando al golf todo el día”, tuiteó el 21 de mayo de 2016, “la TSA se está cayendo a pedazos, ¡al igual que nuestro gobierno!”.
Entonces, ¿cómo comparar Trump?
Por nuestra cuenta, ha pasado 21 de sus primeros 26 fines de semana en el cargo en propiedades que llevan su nombre.
Y ha pasado 40 días en las propiedades de golf de la marca Trump.
Estados visitados desde que asumió el cargo, en comparación con los presidentes Obama y Bush
Trump ha pasado gran parte de su tiempo como presidente en la Casa Blanca o su residencia en Mar-a-Lago, en la Florida. También ha pasado tiempo en Bedminster, Nueva Jersey, hogar del Trump National Golf Club, pero sólo hizo un viaje a la ciudad de Nueva York.
En conjunto, Trump ha visitado 16 estados (contando el Distrito de Columbia como su residencia principal) en los últimos seis meses. Ellos incluyen: Virginia, Pensilvania, Delaware, Florida, Carolina del Sur, Maryland, Michigan, Tennessee, Kentucky, Wisconsin, Georgia, Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Ohio y Iowa. Si estás llevando la cuenta, son 10 estados que ganó y seis que votaron por Hillary Clinton.
En comparación, Obama a finales de junio de su primer mandato viajó a 14 estados. Su predecesor, George W. Bush, fue el más activo, visitando 32 estados durante el mismo período. (Uno que Obama y Bush visitaron y que Trump, como era de esperar, ha evitado: California).
Número de muros construidos con el dinero de México
Cero: y ninguno será construido pronto.
Trump ha hablado recientemente acerca de lo que el muro será y no será y por qué la gente necesita ser capaz de ver a través del mismo. También ha sugerido que sea revestido de paneles solares, una idea lanzada por las empresas de diseño, como un medio para pagar por su construcción.
Aunque sostiene que México finalmente pagará —”estarán muy contentos de pagar”, dijo en mayo— no hay indicación de que sea una posibilidad de trabajo, ni que haya ningún plan aparente de cambiar el estado de la situación.
Sin embargo, el Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes publicó su proyecto de ley de seguridad nacional la semana pasada e incluyó los 1.600 millones de dólares solicitados por la administración para comenzar la construcción. Si ese plan sobrevive a los votos de la Cámara de Representantes y del Senado es una interrogante abierta, y un posible generador de otra ronda dramática para evitar cierre del gobierno.
Número de fiscales especiales nombrados y directores del FBI despedidos
Uno por cada uno: el escándalo que rodea a las acusaciones de connivencia de miembros de su equipo de campaña con rusos empeñados en influir en las elecciones ha llevado a Trump a despedir a su Consejero de Seguridad Nacional (por mentir) y su director del FBI.
También llevó a su secretario de Justicia a inhibirse de cualquier investigación relacionada con la elección de 2016 y con Rusia y, en última instancia, el caso también llevó al nombramiento de un fiscal especial, el exdirector del FBI Robert Mueller. Ningún presidente quiere oír las palabras “fiscal especial”, y ciertamente no en los primeros meses de una administración. Trump ha despedido y se ha erizado ante la mirada constante de escrutinio sobre su personal, su familia y él mismo en lo que respecta a Rusia.
Con colaboración de Dan Merica