Washington (CNN) – Este martes, a las 6:12 de la mañana (hora del este en EE.UU.), el presidente de Estados Unidos escribió lo siguiente en Twitter:
“¡El secretario de Justicia Jeff Sessions ha tomado una posición MUY débil sobre los crímenes de Hillary Clinton (dónde están los correos y el servidor del Comité Nacional Demócrata) y las filtraciones de Intel!”.
Sucedió menos de 24 horas después de que Trump describió a Sessions como “atribulado” en otro tuit y un día después de que volteó sus ojos cuando le preguntaron sobre el secretario de Justicia, durante la toma de una fotografía protocolaria con los becarios en la Casa Blanca, este lunes. Ocurrió seis días después de que Trump le dijo a The New York Times que no hubiera contratado a Sessions si hubiera sabido que se iba a recusar a él mismo en la investigación sobre la injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016.
Todo esto me recuerda una escena de The Simpsons en la que Homero golpea a Krusty casi hasta la muerte porque piensa que está robando.
“Detente, detente…. ya casi está muerto”, le grita un joven que observa todo, mientras Homero le sigue pegando.
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Más allá del chiste, lo que Trump está haciendo con Sessions es la peor forma de bullying o matoneo que existe. Está atacando a un subordinado –pública y repetidamente–, sabiendo que el subordinado solo tiene una forma de defenderse: renunciar.
Y eso parece ser justamente lo que Trump quiere lograr. Con todo y su bravuconería, él no es muy aficionado a despedir a la gente, él prefiere aislarla y avergonzarla hasta que renuncia.
Eso, más los miedos potenciales de Trump de la impresión que puede dar si despide al secretario de Justicia poco después de despedir al director del FBI –y con la investigación sobre Rusia en curso–parece estar en la raíz de la estrategia de Trump.
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Es casi imposible que atacar a alguien que trabaja para ti sea bien visto. Y hacerlo vía Twitter –en lugar de hablar con Sessions en persona– no es algo que debamos esperar de un presidente.
Si Trump cree que Sessions está haciendo un trabajo tan malo –como claramente lo está haciendo– entonces debe despedirlo. Eso está bien dentro de sus poderes como presidente.
Pero lo que está haciendo en este momento está por debajo del cargo de presidente.
Esto dijo Sessions sobre los señalamientos que sugieren que participó en una conspiración con el gobierno ruso en contra de su país:
Y, desde una perspectiva puramente política, es un error. Sessions es muy querido por la base de Trump por ser una de las primeras voces en hablar sobre los problemas de los trabajadores indocumentados en Estados Unidos. Personas como Rush Limbaugh y Tucker Carlson le han pedido a Trump que deje de atacar públicamente a Sessions.
Recuerden, además, que Sessions es un exmiembro del Senado, un lugar en el que necesita desesperadamente de la buena voluntad de los republicanos para sacar adelante su reforma al plan de atención en salud, entre otros proyectos de ley. Atacar a uno de los suyos no es la forma de ganarse el corazón del Senado.
Donald Trump prometió que la suya iba a ser una presidencia “moderna”. Desde aquí se parece mucho más a una presidencia simple y matoneadora.