Nota del editor: David A. Andelman es colaborador de CNN y columnista de USA Today, escribió el libro “A Shattered Peace: Versailles 1919 y and the Price We Pay Today”. Fue corresponsal en el extranjero del New York Times y corresponsal en París para CBS News. Síguelo en Twitter en @DavidAndelman. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Olvídate de creer que Corea del Norte desistirá de sus planes nucleares: Pyongyang tendrá un arma nuclear que se pueda disparar.
Así que ahora le toca al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ejercer un cierto grado de moderación verbal (que muchos temen que pueda no tener) que le permita a las fuerzas históricas detener el Armagedón.
Su reciente tuit alabando a Kim Jong-un por “una decisión muy sabia y bien razonada (de abstenerse de atacar a Guam) ¡La alternativa habría sido catastrófica e inaceptable!”) bien podría ser leído como una amenaza, según creen algunos observadores de los asuntos coreanos. Un reto para el susceptible dictador.
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Sin embargo, los diez días de los juegos de guerra conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur, que comenzaron este lunes, fueron calculados para frotar sal sobre una herida aún fresca, con un Kim poco inclinado a dejar de molestar a Washington.
Por el momento, tenemos un par de cosas por las cuales hay que agradecer. En primer lugar, Trump no ha desmantelado el tratado nuclear con Irán como lo prometió durante toda su campaña. Si lo hubiera hecho, estaríamos frente a dos Estados con armas nucleares.
En segundo lugar, el papel de China (vecino de Corea del Norte y principal garante de su existencia) que tiene sus propias armas nucleares, y millones de ciudadanos en el radio de alcance de cualquier retaliación nuclear de parte de Estados Unidos, haría que Kim no esté tan inclinado a provocar una guerra nuclear.
Con estas dos “bendiciones” sobre la mesa, ¿cómo podemos hacerle frente a la realidad de una Corea del Norte nuclearizada?
En pocas palabras, debemos encontrar una ruta diplomática hacia un Régimen de Destrucción Mutua (o MAD, por sus siglas en inglés) que pueda servir para vigilar y contener a Corea del Norte.
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La destrucción mutuamente asegurada es un concepto que ayudó a mantener la guerra nuclear a raya a lo largo de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y Unión Soviética (cada uno con los más grandes arsenales nucleares) reconocieron que el lanzamiento de armas nucleares del uno contra el otro conduciría a una cierta destrucción de su propia nación y pueblo.
A medida que el club de naciones nucleares se multiplicaba, esta metaestabilidad se mantenía de alguna manera. La India y Pakistán se cancelan mutuamente bajo su propio régimen MAD. Cuando China llegó a bordo, Beijing reconoció que si usaba sus armas nucleares, Estados Unidos los borraría.
Esto comenzó a descomponerse cuando el loco dictador Moammar Gadhafi parecía estar a punto de desarrollar su propia arma nuclear a finales de los años noventa. Tras la invasión estadounidense a Irak, Gadhafi reconoció lo que podría estar a su alcance si no desmantela su programa de armas nucleares, lo que aceptó hacer, enviando al exterior 25 toneladas de equipo y documentación, incluyendo componentes de enriquecimiento.
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El problema actual es que se dice que Kim ha prestado mucha atención a lo que eventualmente le sucedió a Gadhafi cuando, mortalmente herido, fue encontrado escondido en un desagüe en los últimos días de la Revolución Libia.
Kim no quiere, en ningún sentido, comprometerse co lo que él vería como lo máximo en la temeridad existencial: renunciar prematuramente a sus ambiciones nucleares.