(CNN) – El presidente Donald Trump estaba encolerizado, allí sentado en su hotel de Phoenix viendo la cobertura periodística de su mitin.
El lugar donde se realizaría su primer mitin en casi tres semanas se veía vacío.
Entonces, George Gigicos, asesor desde hace años de Trump y uno de los encargados de la organización de los actos del presidente, recibió una llamada de Keith Schiller, director de operaciones de la Oficina Oval y quien casi siempre está al lado del presidente, en la que le preguntaba por qué había tan poca gente en el auditorio.
Gigicos explicó que los corresponsales de TV habían llegado temprano para transmitir en vivo, pero el mitin solo comenzaría varias horas después y la multitud esperada apenas estaba comenzando a llegar.
Poco después, Gigicos escuchó lo mismo de parte de Trump. El presidente estaba iracundo y le advirtió que más le valía que para el momento de su llegada el lugar estuviera lleno, según le dijeron a CNN dos fuentes familiares con las discusiones, quienes describieron la escena y la reacción del presidente.
El primero en reportar la furiosa reacción de Trump fue Bloomberg.
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No es un caso aislado
Esas llamadas son normales para los asesores que trabajan en los actos de Trump. El mismo Gigicos sabía que Trump “no estaba contento”, pero no estaba preocupado, pues creía que luego resolvería las cosas con su jefe de tanto tiempo, según dijo una fuente.
Pero pocos días después, Gigicos recibió una llamada del director ejecutivo de actos de campaña de Trump, Michael Glassner, quien le informó que el presidente no quería que él siguiera trabajando en sus mítines, según le dijo a CNN una fuente que supo de la llamada.
Gigicos siguió asesorando a Trump como contratista del Comité Nacional Republicano desde que dejó su trabajo como director de avanzada de la Casa Blanca, el 31 de julio.
Glassner no respondió los pedidos de CNN para comentar al respecto y Gigicos no quiso hablar sobre el tema.
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Gigicos fue uno de los asesores que ayudaron a dirigir la campaña presidencial de Trump en su primera etapa y fue el organizador que estuvo detrás de cientos de mítines del ahora mandatario. En esa posición, Gigicos casi siempre estaba al límite.
Trump solía llamarlo para asegurarse de que un mítin reuniría a la cantidad de gente que esperaba. Y si no se llenaba como quería, Trump reprendía a Gigicos, según contaron fuentes familiares con la campaña.
Pero no era solo un tema de cantidad de gente. Trump también se enfurece si el lugar para un mítin es muy pequeño, según las mismas fuentes.
Ni el jefe de bomberos se salva de la ira de Trump, pues el presidente lo llama para decirle que deje entrar más gente al lugar, a pesar de los estatutos de seguridad contra incendios.