(CNN) – Rodeado de tierras de cultivo y plantaciones en el pequeño pueblo de Teluk Kemang Sungai Lilin, en el sur de Sumatra, un niño de sólo 8 años, se sienta sonriendo junto a su madre.
Pero este muchacho tiene un pasado convulsionado y una reputación que lo precede, pues sufrió una recuperación a la que la mayoría de los niños nunca se enfrentan.
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Hace seis años, Aldi Suganda, también conocido como Aldi Rizal, era un fumador de 2 años de edad, adicto a los cigarrillos, fumando paquetes todos los días. “Fue difícil para mí parar”, aseguró. “Si no fumo, el sabor de mi boca es agrio y mi cabeza se siente mareada”.
“Estoy feliz ahora, me siento más entusiasta, y mi cuerpo se siente fresco”, afirmó.
Se convirtió en una sensación global como “el niño fumador serial”, y se le veía consumir una cadena interminable de cigarrillos en videos vistos por millones de personas a nivel mundial.
Su madre, Diana, piensa en ese período y se asusta ante el recuerdo. Su hijo se enfadaba, recuerda ella, y lanzaba berrinches si ella le retiraba los cigarrillos o no le daba dinero para comprarlos. “Comenzaba a golpearse la cabeza contra las paredes. Estaba loco, se lastimaba a sí mismo si no tenía consigo un cigarrillo”, afirmó.
La gente la acusaba de ser una mala madre y regularmente cuestionaba sus habilidades para la crianza. “Soy una madre débil, siempre me amenaza si no le doy dinero. Yo tenía miedo de que él fuera a morir”.
Aldi es el más joven de los tres hijos que Diana tuvo con su marido, quien pidió no ser identificado. Pero no es ni de lejos el único niño fumador en Indonesia: se estima que más de 267.000 niños consumen productos derivados del tabaco diariamente.
Un hábito de niñez
Diana cree que la adicción de Aldi comenzó con la presión de sus semejantes y la exposición a los fumadores. Él la acompañaba cada mañana al mercado donde vende verduras cultivadas en su granja. La gente allí pudo haberle enseñado a fumar, y pudo fácilmente haber obtenido cigarrillos pidiéndolos en el mercado.
En muchas regiones del mundo, esto puede parecer poco realista, pero en Indonesia es muy factible que pase. El país tiene el mayor porcentaje de fumadores masculinos a nivel mundial y una de las más altas tasas de adolescentes y niños fumadores, alimentada por la falta de control sobre la publicidad, las ventas relajadas y los bajos precios.
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Hoy en día, Aldi es un muchacho joven y sano que asiste a la escuela y tiene buenas calificaciones, pero para llegar hasta este estado se necesitaron años de rehabilitación con el doctor Seto Mulyadi, autoridad en la psicología infantil en el país y presidente de la Comisión Nacional para la Protección del Niño. Su camino tampoco terminaba con sus ansias de tabaco. Poco después de su recuperación, sustituyó el tabaco por la comida y empezó a comer en exceso como medio de compensación, convirtiéndose eventualmente en alguien obeso.
Pero una segunda lucha de rehabilitación para hacerle frente a este exceso de comida le dio origen a este joven sano y estable que estaba sentado junto a su madre hoy.
Mulyadi cree que el único beneficio de trabajar con niños que tienen una adicción es su agilidad mental. En el caso de Aldi, su edad e inteligencia le permitieron responder rápidamente a su tratamiento, en el que Mulyadi empleó tácticas de distracción con el niño de 8 años como correr, trepar y jugar mientras reducía lentamente el número de cigarrillos que fumaba cada día. Pero el tratamiento era intenso y requería que Aldi fuera a Yakarta por unos meses para estar con Mulyadi diariamente.
“Tenía sólo 3 años y fumaba cuatro paquetes al día”, dijo Mulyadi. “Yo tenía confianza porque todavía es muy joven. Psicológicamente, ya que es un niño, es muy flexible y más fácil de curar”.
Y está curado, al menos por ahora.
“No quiero fumar más, no me quiero enfermar”, afirmó Aldi, quien ahora quiere ayudar a evitar que otros niños pasen por una prueba similar. “Por favor no fumes. Ni lo intentes. Es difícil dejar de fumar”.
En 2013, más del 57% de los hombres eran fumadores en Indonesia y más del 42% de los adolescentes de 13 a 15 años, según el Atlas del Tabaco, en comparación con el 17% y el 8,2%, respectivamente, en Estados Unidos. Se estima que más de 217.000 personas mueren de enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco cada año en Indonesia, entre ellas enfermedades del corazón y afecciones respiratorias como el enfisema y el cáncer de pulmón.
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Con el tabaquismo tan común y las cifras tan estables o incluso en aumento entre algunos grupos en los últimos años, el mensaje de Aldi podría pasar inadvertido, asegura la doctora Lily Sulistyowati, directora de prevención y control de enfermedades no transmisibles del Ministerio de Salud de Indonesia.
“Estoy muy preocupada por el hábito de fumar en Indonesia”, aseguró ella, especialmente entre los adolescentes de 15 a 19 años.