(CNN) – Cuando el colegio Enrique Rébsamen colapsó, no lo hizo de manera ligera. El terremoto de 7,1 que sacudió a México este martes dobló el edificio sobre sí mismo, atrapando y derrumbando salón por salón.
En medio de la destrucción, los rescatistas encontraron los cuerpos de 21 niños y cuatro adultos. Ahora, la comunidad espera noticias sobre las docenas de personas y menores que aún siguen desaparecidos.
Pero esperar no basta.
Los extraños, amigos y equipos de rescate luchan contra los escombros, trabajan con sus propias manos y recorren las calles con los nombres de los niños desaparecidos escritos en carteles. Cuando todo lo demás falla o no funciona, comparten la información en redes sociales y ofrecen cualquier consuelo que pueda ayudar.
FOTOS | Esta escuela en Ciudad de México quedó destruida por el terremoto
Aunque la escena es profundamente desalentadora, cada intento de rescate revive la esperanza.
Este miércoles, durante horas, periodistas, familiares, vecinos y ciudadanos esperaron el resultado del rescate de una niña. Pasaron muchos minutos y los rescatistas habrían sacado con vida a dos niños, tras sobrevivir durante más de 26 horas bajo los escombros. Esta información aún no ha sido confirmada por las autoridades y las operaciones continúan.
El día anterior, mientras caminaba por el área polvorienta de lo que solía ser la escuela, un hombre notó algo detrás de un hoyo en una pared exterior.
“¡Aquí hay niños!”, grita. “Ayuden”, insiste.
¡Ayuda!
De ese hoyo, varios niños fueron rescatados mientras lloraban. Pero, aparentemente, sin heridas graves.
Una voluntaria trabajando en la escuela le informó al medio mexicano Imagen Noticias que toda la zona se transformó: cada persona y cada detalle están dedicados a salvar lo que –y a quién– puedan.
“Las casas se convirtieron en hospitales”, añadió. “Trajimos palas, picos, material de curación.” Ella y su hijo han ayudado a excavar entre los escombros. Algunos trabajadores de una construcción cercana llegaron con sus maquinaria para ayudar.
“Más que todo eran vecinos”, explicó.
Otra mujer en la escuela le narró a Imagen Noticias que logró escapar de los edificios que caían cerca del colegio, durante el terremoto.
“Cuando salimos a la calle, vimos la nube de polvo”, relató. “Nos acercamos y gritamos, pero el polvo no nos dejaba ver nada. Nos abrazamos y lloramos y me dijeron que una columna se cayó y había una niña pequeña aplastada, allí en medio”, agregó.
Según el presidente de México Enrique Peña Nieto, 30 personas siguen atrapadas en la escuela colapsada, a la que asisten niños entre la edad preescolar y secundaria. Un maestro de un colegio cercano le explicó a CNN que la Enrique Rébsamen es una escuela privada y que normalmente alberga un máximo de 200 estudiantes.
Los esfuerzos de rescate han estado muy coordinados: la Armada mexicana y sus marinos, la Cruz Roja y un equipo de rescate profesional llamado Los Topos entran y salen con maquinaria de acuerdo a lo que se necesite. Las construcciones alrededor de la escuela también quedaron duramente afectadas.
En redes sociales, los preocupados ciudadanos comparten fotografías de personas que sostienen carteles impresos con los nombres de los niños desaparecidos. “Anet Michel 7, Karen Valentina 7, Cinthia Velaquez 11”, se lee en ellos.
La familia de José Eduardo Huerta Rodríguez, de 7 años, buscó su nombre durante horas en las listas escritas a mano de quienes habían sido rescatados. También visitaron los hospitales de la ciudad.
En la noche de este martes, un miembro de la familia, quien había permanecido fuera de la escuela, llamó a la madre de José.
“Él todavía estaba dentro de la escuela, y cuando lo rescataron ya estaba muerto”, le aseguró a CNN su tía Paola Rodríguez.
Las listas de nombres –posiblemente incompleta, posiblemente con niños y adultos que ya fueron localizados– se difunde en internet a través de gráficos, hojas de cálculo y etiquetas. Mensajes que, usualmente, van acompañados de la consigna #FuerzaMexico.
Gustavo Valdez, de CNN, informó desde la Ciudad de México. AJ Willingham y Cassandra Santiago reportaron desde Atlanta. Caroline Paterson contribuyó a esta historia en Londres y Nicole Chávez colaboró en Atlanta.