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CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) — En septiembre pasado, Apple presentó dos smartphones. Uno cuyo valor es de 699 dólares y otro que alcanza los 999 dólares. Ambos guiados al sector medio alto y alto de la población.

Con el costo del teléfono más accesible de esta tecnológica, se pagaría todo un año a una de las personas que forman parte del 10,7% de la población mundial que vive con 1.90 dólares por día. El precio del iPhone X de 999 dólares representa un año y medio de lo que percibe una de estas personas.

Para el economista Muhammad Yunus, ganador del premio Nobel de la Paz en 2006, lanzamientos como los de Apple solo provocan una brecha más amplia entre la tecnología y los sectores más pobres de la población mundial.

“Las corporaciones globales enfocan intensamente sus estrategias en competir para servir a los más ricos y a la clase media”, señala Yunus en un artículo de opinión publicado el viernes en Quartz.

De acuerdo con los datos más actualizados del Banco Mundial, hasta 2013 había en el mundo 767 millones de personas en pobreza.

Para Jorge Ríos, fundador de Bridgefy, una empresa que desarrolló una app que permite enviar mensajes sin la necesidad de tener un plan de datos o estar conectado a internet, el motivo por el que las empresas destinan sus desarrollos a la clase alta o media es porque en esos sectores es donde está el dinero y la opción de ser rentables.

“Si trabajas en un negocio convencional, no vas a elegir diseñar un teléfono para los pobres hasta que se haya agotado los mercados con ingresos superiores”, agrega Yunus.

Y parece que al menos en los próximo 13 años, una parte del sector pobre de la población global seguirá siendo olvidada mientras la clase media aumenta.

Estimaciones de Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) apuntan que la clase media global crecerá de 1.800 millones de personas en 2009 a 3.200 millones para 2020 y serán 4.900 millones para 2030.

“Es interesante notar que los productos con nueva tecnología nunca se lanzan en el segmento pobre del mercado y luego se adaptan gradualmente a los mercados de mayor nivel. Siempre es al revés”, agrega Yunus.

El efecto, señala Yunus, es la creación de una gran brecha en la industria de tecnología.

El dilema de los genios

El economista premiado con el Nobel argumenta que la brecha se da principalmente porque a los genios detrás de la tecnología les resulta más atractivo diseñar una solución que pueda generar millones de dólares en ganancia en lugar de atender las grandes necesidades del mundo.

Tal es el caso de Google o Facebook, cuyas soluciones de publicidad les permiten reportar ingresos anuales de 90.272 millones de dólares y 27.638 millones de dólares, respectivamente.

Por otra parte, los fundadores de estas empresas poseen una riqueza de 50.000 millones de dólares y 48.800 millones de dólares en el caso de Larry Page y Sergey Brin. El patrimonio de Mark Zuckerberg es de 73.200 millones de dólares.

Bridgefy nació como una aplicación que buscaba beneficiar a las personas sin la posibilidad de pagar un plan de datos. Hoy la compañía de Ríos vende su tecnología a grandes corporaciones para que las aplicaciones de esta firma operen sin la necesidad de que sus usuarios tengan internet.

“No es que hayamos dejado de enfocarnos en ayudar a proveer la tecnología a un extracto social bajo. Como lo vemos es que si nos aliamos con apps que ya tengan millones de usuarios es más fácil llegar a una cantidad mucho más importante”, agrega Ríos.

Lo cierto es que la decisión de mantener la aplicación de Bridgefy en operación ha permitido un impacto positivo en la población como recientemente se vio en el sismo que afectó a varias ciudades de México. De acuerdo con Ríos, en los tres días siguientes al temblor la app registró 110,000 descargas.

Otras aplicaciones que están entregando tecnología en beneficio de la sociedad y particularmente de este sector son por ejemplo Vitaluz, una startup mexicana que busca llevar electricidad solar a zonas donde la Comisión Federal de Electricidad no tiene capacidad de hacerlo. Otra es Endless Computer que fabrica computadoras de alrededor de 50 dólares para hacer esta tecnología más asequible para los extractos bajos de la población.

“El poder latente de la tecnología moderna es definitivamente imponente. Pero no hay una visión global que impulse traer nuevos avances de forma global. Las grandes innovaciones están diseñadas y dedicadas principalmente a éxitos comerciales”, refiere Yunus.