Nota del editor: Amy Dickman es la fundadora y directora del Proyecto Ruaha Carnivore de Tanzania, parte de WildCRU de la Universidad de Oxford. Ella ha trabajado en conservación africana por más de 20 años. Las opiniones expresadas en la columna pertenecen a la autora.
(CNN) – Soy amante de los animales desde siempre, vegetariana y considero que la idea de matar animales por diversión es repelente y he dedicado mi carrera a la conservación de la vida silvestre en África.
Por lo tanto, podría esperar que me hubiera entusiasmado la sugerencia de Donald Trump —influida aparentemente por presiones de los medios y los defensores de los animales— de prohibir la importación estadounidense de elefantes cazados como trofeos (y posiblemente otras especies como leones).
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Sin embargo, temo que las respuestas impulsivas y emocionales a este tipo de caza, sin importar cuán bien intencionadas sean, podrían intensificar el declive de especies como los grandes felinos.
No hay duda de que las icónicas especies africanas están en serios problemas: el número de leones se ha reducido a la mitad en 20 años. Como estimamos que solo quedan alrededor de 24.000, los leones ahora son tan raros como los rinocerontes en África y 15 veces más raros que los elefantes.
Desde el furor por la caza de animales salvajes para tenerlos como trofeos, el público podría ser perdonado por pensar que era la mayor amenaza que enfrentan los leones. No obstante, son otros los problemas clave: la pérdida de hábitat, la pérdida de presas por la caza furtiva de carne de animales silvestres y el conflicto con poblaciones local.
Este conflicto, por lo general, implica envenenar, disparar o herir a los leones, ya sea para tomar represalias o (tratar de) evitar ataques contra el ganado o las personas. La matanza tradicional de leones también ocurre en estos días, donde los hombres jóvenes los abaten para ganar riqueza y estatus.
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Es incuestionable que la caza por trofeo, también conocida como caza a rececho, mal administrada puede tener un impacto negativo en las poblaciones de leones y es trascendental que la caza esté bien manejada. Se han establecido sistemas en lugares como Zimbabwe para regular la caza. Aunque nunca serán perfectos, funcionan relativamente bien.
Además, cualquier impacto negativo debe establecerse frente a los aspectos positivos que puede ofrecer el uso de la tierra. Muchos pueden considerar muy extraño que haya algún aspecto positivo en la caza de especies amenazadas. Sin duda, cualquier mortalidad adicional acumulada en una especie en declive debe ser incuestionablemente algo malo.
Sin embargo, la realidad es más complicada. Por supuesto, si la caza por trofeo es la razón principal de la disminución en la población de leones de un área, entonces detenerla está completamente justificada y deseable.
No obstante, este no es el caso en la mayoría de los lugares. Y si la caza de trofeos disminuye las otras amenazas (hábitat en peligro, la caza furtiva o no proteger áreas amortiguar entre parques y poblaciones humanas) entonces, en general, las especies amenazadas podrían estar mejor.
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La gente a menudo se confunde con el “beneficio” de la caza, imaginando que se trata de que el dinero vaya a la gente local. Si bien eso puede ser importante, particularmente en áreas comunales remotas con otras pocas opciones de ingresos, el beneficio más importante desde una perspectiva de conservación africana es que la caza de trofeos mantiene vastas áreas de vida silvestre, lo cual es invaluable en un mundo cada vez más dominado por humanos.
Existe el riesgo de que al prohibir la importación de trofeos sin tener en cuenta los usos alternativos de la tierra, la gran amenaza de la caza de trofeos pueda ser reemplazada por amenazas mucho más silenciosas, mortales y más grandes de conversión de tierras, caza furtiva y conflictos.
El turismo de fotografías se suele promocionar como un buen reemplazo a la caza, pero en muchas áreas remotas, y menos atractivas no generaría ingresos suficientes para mantener esos terrenos como un área de vida silvestre. Si hay alternativas no letales a la caza de trofeos que podrían salvaguardar la misma cantidad de tierra, entonces yo sería la primera en apoyarlas, pero la realidad es que actualmente no existen tales opciones para la mayoría de las zonas de caza.
La gente puede odiar la ética en torno a la caza de trofeos, pero para a un león (y para un conservacionista) la consecuencia es la misma si es asesinado por un cazador de trofeos, envenenado por un aldeano local o hambriento por falta de presas. Es por ello que el objetivo debe ser reducir la mortalidad general insostenible en lugar de centrarse en una actividad particular.
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Debemos recordar que el manejo de la vida silvestre africana es el derecho y la responsabilidad de los estados del área de distribución, que han logrado mantener poblaciones de fauna silvestre grande y costosa, mientras que en el Hemisferio Norte hemos extirpado en gran medida la nuestra.
El llamado de Estados Unidos para prohibir la caza de trofeos en África parece particularmente hipócrita, teniendo en cuenta la escala de la caza doméstica estadounidense: salvaría muchos más animales si la actividad se prohibiera en el país y no afectaría la vida de los africanos y su vida silvestre.
Nuestro objetivo final debe ser comprender realmente las amenazas para cada población y tratar de reducirlas, basándonos en la ciencia y no en lo emocional.
De lo contrario, podríamos estar condenando a muerte a muchos de estos magníficos animales, incluso si tales muertes ocurren mucho más allá de la mirada y la exageración de los medios de comunicación.
Es motivo de celebración que tanta gente ame a los leones, elefantes y otros animales salvajes, pero debemos ser extremadamente cautelosos de basar las decisiones solo en lo emotivo, en caso de que empeoremos su perspectiva de conservación, y efectivamente los amemos hasta la muerte.