Nota del editor: Carol Costello conduce el programa Across America With Carol Costello de la televisora estadounidense HLN. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) —- Me muero por saber qué está pasando en realidad con las mujeres del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Recuerdo claramente a Ivanka Trump, con su vestido de color carmesí, presentando a su padre en la Convención Nacional Republicana en Cleveland. Muy atractiva, muy inteligente (su vestido costó 138 dólares), muy independiente. Subió a ese escenario a declarar audazmente: “Cuando mi padre sea presidente, cambiará las leyes de trabajo que se implementaron en una época en la que las mujeres no eran una proporción importante de la fuerza laboral”.
Las feministas tenían sus reservas, pero estaban intrigadas, particularmente cuando Ivanka dijo: “luchará por la paga igual por trabajo igual y yo también lucharé por ello, justo a su lado”.
Fue un momento conmovedor. Ivanka, quien no se considera ni demócrata ni republicana, estaba peleando por los derechos de las mujeres, justo al lado de su padre.
Pero eso fue entonces y hoy es hoy. Ivanka no está peleando al lado de su padre para cambiar las leyes laborales. Al menos recientemente, se ha dedicado a promover un crédito fiscal por el pago de guarderías y a dar discursos en India sobre el empoderamiento de las empresarias.
Sus esfuerzos valen la pena ciertamente, pero las estadounidenses están en medio de un momento histórico que podría cambiar las cosas radicalmente para las mujeres en su entorno laboral. Incluso es posible que los salarios de las mujeres suban si podemos combatir —y resolver— el problema del acoso sexual de parte de jefes poderosos. Imagínense cuántas mujeres talentosas seguirían en su cargo en vez de verse obligadas a dejar un entorno hostil y a comenzar de nuevo.
Entonces, llegamos a Roy Moore. ¿Por qué Ivanka no está urgiendo a su padre a que denuncie al atribulado candidato al Senado? Sí, ya sé que tuiteó que “hay un lugar especial en el infierno para quienes abusan de los niños”, pero si es defensora de las mujeres, eso simplemente no basta.
De hecho, es difícil entender por qué no solo Ivanka, sino Hope Hicks, la directora de comunicaciones de Trump; Sarah Sanders, su secretaria de prensa; Betsy DeVos, su secretaria de Educación, y Nikki Haley, su embajadora ante Naciones Unidas, tampoco han denunciado abiertamente a Moore.
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Lara Trump, la esposa de Eric, incluso grabó una llamada automatizada que está circulando por el estado de Alabama. La nuera de Trump está invitando a los ciudadanos del estado a asistir al mitin de campaña de Trump en Pensacola, Florida.
Lara no menciona que su suegro apoya a Moore, pero no se equivoquen. El mitin de Trump tiene todo que ver con la carrera al Senado en Alabama. Pensacola está a apenas 24 kilómetros de la frontera con Alabama e incluso el presidente del Partido Republicano en Alabama, Terry Lanthan, ha exhortado a los ciudadanos a asistir.
Es considerablemente desalentador que Lara, quien dirigió el movimiento Women for Trump en la campaña de 2016, haya grabado esa llamada. Desde hace tiempo ha insistido en que su suegro respeta a las mujeres. “Es un hombre que siempre ha defendido a las mujeres”, dijo a CNN. “Sé que la gente propone otra narrativa allá afuera”, dijo, a lo que agregó que su apoyo a las mujeres fue lo que la hizo decidirse a “salir a hablar en favor de este hombre”.
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Pero ¿qué hay de Moore, un hombre de treinta y tantos años, acusado de acosar a una niña de 14; un hombre que reconoció que había salido con chicas tan jóvenes que había tenido que pedir el permiso de sus madres?
Grabar una llamada automatizada para beneficio de un mitin de Moore no es defender a las mujeres… es ser cómplice. Hay una razón por la que el sitio web Dictionary.com eligió “cómplice” como palabra del año para 2017. Ese acto del programa Saturday Night Live en el que bromearon sobre Ivanka y un perfume con el eslogan “la fragancia para la mujer que puede frenar todo esto, pero que no lo hará”, dio justo en el blanco.
De cierta forma, entiendo por qué las mujeres de Trump no están hablando de la cinta de Access Hollywood ni de las mujeres que lo acusan porque… pues porque es su familia. Y en el caso de quienes no son familia, se trata de su jefe y en vista de que Trump está dispuesto a cambiar a la gente a la que designa para los cargos en la Casa Blanca, nunca se puede confiar en que tu empleo esté asegurado.
Pero Moore no es de la familia. Él no es su jefe. Es un hombre que puede ayudar políticamente a Trump… y cuando digo “políticamente”, no quiero decir que el recién electo senador Moore promoverá la paga igual por trabajo igual.
Si Moore gana sin que las mujeres del presidente digan ni pío, serán cómplices en su victoria. Entonces, debo pedirles que dejen de hablar de que defienden a las mujeres porque han estado ausentes en las cuestiones de acoso sexual.