(CNN) – La noticia de que el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Paul Ryan, está en una “búsqueda espiritual” sobre su futuro político y que podría dejar el Congreso después de las elecciones intermedias de 2018, conmocionó al mundo político en Washington en medio del voto para aprobar la reforma tributaria y antes del receso de Navidad.
Pero no debería.
Aunque Ryan insiste que no se irá pronto, hay una razón muy fuerte para que su renuncia a finales de 2018 sea la mejor movida posible para su futuro político.
Te contamos cinco razones:
1. El efecto George Costanza
Hay un episodio de Seinfeld en el que George Costanza se da cuenta que su mejor movida en el trabajo es hacer una broma para que la gente se ría y luego se vaya: él lo llama cerrar con broche de oro. (Mira aquí la técnica). La teoría es que deberías irte bajo tus propios términos y en el momento en el que la gente tiene una buena percepción tuya.
Asumiendo que la reforma tributaria pase en el Congreso antes de Navidad, eso puede ser muy bueno para Paul Ryan, un nerd que supuestamente siempre soñó con presidir el Comité de Asuntos Financieros del Senado. Él puede salir del Capitolio con la cabeza en alto y su legado intacto: el hombre que entró en el campo de batalla después de la sorpresiva renuncia de John Boehner y ayudó a reformar la mayor reforma tributaria en el Congreso.
2. Las elecciones intermedias de 2018
Hasta este momento, hay una probabilidad del 50-50 de que Ryan incluso tenga un cargo directivo al que renunciar a finales de 2018. Los resultados en Virginia y Alabama en la carrera por el Senado este martes sugieren que hay una base demócrata muy comprometida y una base republicana menos entusiasta. Una nueva encuesta nacional de la Universidad de Monmouth les da a los demócratas una ventaja de 15 puntos en la pregunta de votación genérica. En resumen, todas las preguntas señalan que habrá una ola demócrata en noviembre próximo.
Anunciar un plan para irse antes de las elecciones aísla a Ryan de la narrativa de que fue obligado a irse de Washington con el rabo entre las piernas porque los votantes rechazaron a su partido en las urnas.
3. Donald Trump
Sí, sé que las personas están en una condiciones de saberlo dicen que Ryan y Trump se llevan mejor de lo esperado. Pero Ryan, más que nadie, tiene que saber que Trump es voluble e impredecible.
Quién dice que la relación de Trump con Ryan no será la misma que tiene Trump con el senador líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, en la que el presidente sugirió abiertamente que McConnell debía renunciar si la reforma tributaria no pasaba.
Lidiar con Trump es una tarea llena de peligros para cualquier político, pero especialmente para alguien como Ryan que está en la mira en caso de que Trump busque un nuevo chivo expiatorio. ¿Por qué quedarse y espera a que ese yunque caiga en tu cabeza?
4. Este ya dejó de ser el partido de Paul Ryan
Ryan llegó a la prominencia nacional en las alas de su tan publicitado presupuesto, que ofreció recortes profundos a los programas de subsidios con el fin de reducir la deuda nacional.
Pero la toma de control del Partido Republicano por parte del presidente Trump hizo que todo eso quedara a un lado. Trump prometió que preservaría como estaban el programa de Seguridad Social y el Medicare. Y Trump ha mostrado poca preocupación por el aumento del gasto público para lograr sus prioridades.
Las prioridades por las que Ryan está más preocupado, entonces, —además de la reforma tributaria— no están sucediendo en la iteración actual del partido republicano. Y, en todo caso, las bases del partido se están acercando más a las prioridades de Trump —nacionalismo económico, escepticismo a los tratados comerciales, etc.— en vez que a los de Ryan. Entonces, ¿por qué quedarte para defender una serie de principios y prioridades en los que no crees?
5. La presidencia
Ryan insiste en que ya consiguió el trabajo que siempre soñó: el de líder del Comité de Asuntos Financieros del Senado. Llámame escéptico. Es como si un jugador de baloncesto dijera que siempre soñó con jugar en la liga de desarrollo de la NBA. Los políticos —especialmente los ambiciosos, que son la mayoría de ellos— aspiran a una cosa y solo una cosa: ser presidente.
Si Ryan tiene algún interés en ser candidato para presidente —tiene mucho tiempo, pues solo tiene 47 años— salir de Washington y de ese liderazgo es una buena idea. (Cuando Ryan aceptó ser el presidente de la Cámara, escribí que era una mala movida para sus prospectos presidenciales).
La gente odia Washington. Especialmente las bases republicanas. (¿Por qué crees que tenemos como presidente a Donald Trump?)
Entre menos asociado esté Ryan con las casi certeras fallas legislativas que vendrán en los próximos años, mejores oportunidades tiene para postularse a la presidencia de manera exitosa algún día. Además, si la marca Trump sigue teniendo problemas —solo tiene un 32% de aprobación en una encuesta reciente— entonces Ryan podría también beneficiarse de estar a varios estados de distancia de la Casa Blanca para los dos años finales del periodo presidencial de Trump.
Todo lo anterior para decir que si Ryan no está considerando seriamente en irse en 2018, debería hacerlo. Por su propio bien.