(CNN) – El presidente de Estados Unidos Donald Trump comenzó 2018 con una furia en parte alimentada por la ira que sentía hacia su equipo legal por ofrecer líneas de tiempo cambiantes sobre cuándo terminaría la investigación de Rusia, de acuerdo con dos fuentes familiarizadas con la mentalidad del presidente.
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La ira continuó hasta el mediodía de este miércoles cuando Trump ayudó a redactar su ardiente carta de ruptura para el exestratega de campaña Steve Bannon, quien ofreció un mordaz ataque contra Trump y contra el manejo de su familia de la investigación de Rusia.
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Luego vino su tuit de este martes dirigido al líder norcoreano Kim Jong Un, que sorprendió a muchos altos funcionarios de la administración y provocó renovadas preocupaciones entre el personal y sus aliados sobre si el presidente comprende los riesgos que está asumiendo provocando a sus adversarios. Después del alboroto de Trump en Corea del Norte, los ayudantes dentro de la Casa Blanca contactaron a algunos de los aliados de Trump que se considera que tienen influencia sobre el presidente para hablar con él sobre sus tuits y los riesgos que conllevan
Es un cambio amargo para un presidente que, hace unos días, dio la bienvenida alegremente al año nuevo en su centro vacacional de Florida bailando junto a una primera dama con sombrero de fiesta al himno de persistencia de Gloria Gaynor “I Will Survive” y le dijo al diario The New York Times que se sentía que el fiscal especial Robert Mueller lo trataría “justamente”. Trump, que siempre ama su tiempo en Mar a Lago, se está readaptando a la vida en un helado estado de Washington donde la investigación sobre Rusia se cierne y los puntos de conflicto globales ponen a prueba sus habilidades de liderazgo con resultados a veces angustiosos.
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Este relato de los explosivos primeros días de Trump en 2018 se basa en entrevistas este miércoles con una docena de funcionarios de la Casa Blanca, legisladores y otros republicanos. Representa un volátil intento del presidente como siempre de sacudir las normas políticas del país, incluso cuando se enfrenta a plazos cruciales en las próximas semanas sobre la inmigración y la financiación del gobierno.
El desahogo de Trump comenzó este martes con un ataque de 16 tuits que los funcionarios de la Casa Blanca consideraron en su mayoría como un intento de un presidente obsesionado con los medios de comunicación de crear nuevos argumentos que se centren en él. Pero la furia aumentó este miércoles.
La molestia por la investigación sobre Rusia
Al volver a la Casa Blanca después de más de una semana en su propiedad de Palm Beach, Trump ha continuado irritado por la continuación de la investigación sobre Rusia, que su equipo legal una vez le dijo que terminaría a finales de 2017. Los abogados de Trump sostuvieron conversaciones con miembros del equipo de Mueller unos días antes de Navidad, según le dijo a CNN una fuente informada sobre el asunto, y ya no están dando fechas específicas sobre cuándo esperan que termine la investigación.
El abogado de Trump en la Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios sobre esta historia.
Como CNN informó en diciembre, algunos en el círculo interno de Trump se prepararon para que el presidente explotara a principios de 2018 si no se cumplía con el esperado fin de la investigación.
La agitación de Trump en el asunto de Rusia se avivó este miércoles por la afirmación de Bannon, contenida en el libro del autor Michael Wolff “Fuego y furia: dentro de la Casa Blanca Trump”, de que una reunión de 2016 entre socios de Trump y rusos fue “traición”.
Las personas cercanas al presidente dicen que el relato de sus primeros meses en el cargo en el libro no fue necesariamente una sorpresa, aunque reconocen que las acusaciones específicas lanzadas por Bannon proporcionaron una nueva razón para distanciarse del antiguo asesor presidencial.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, al hablar en la sesión informativa este miércoles, dijo que Trump estaba “disgustado” por los comentarios de Bannon.
“Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo o con mi presidencia. Cuando lo despidieron, no solo perdió su trabajo, sino que perdió la cabeza”, escribió Trump en una declaración detallada, que creó con la ayuda de asesores.
“Fue muy lejos”
Una fuente cercana a la Casa Blanca dijo que Bannon fue muy lejos al ir tras la familia del presidente. “Una vez que Bannon asumió un tono personal, se puso los guantes. No se va a contener”, dijo esta fuente.
El revés de Bannon se produjo cuando la Casa Blanca todavía estaba lidiando con la declaración de Trump la noche anterior de que su “botón nuclear” era más grande que el del dictador de Corea del Norte Kim Jong Un, una burla infantil que envió temblores de angustia a través de los círculos de seguridad nacional.
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La mayoría de los asesores de la Casa Blanca admiten que ha habido pocos intentos formales en esta etapa para controlar los tuits de Trump, a pesar de la consideración previa de imponer un sistema de investigación sobre los más controvertidos. Trump controla en gran medida su cuenta de Twitter con la ayuda de Dan Scavino, el director de redes sociales, que disfruta del estatus de “asistente al presidente” de alto rango.
Trump regresó a la Oficina Oval poco después de las 11 a.m. de este martes y pasó el día yendo y viniendo entre el ala oeste y su residencia privada, según sus asistentes, que dijeron que regresó a Washington después de unas vacaciones en gran parte informadas, ansioo por reinsertarse en los titulares de los días y noticieros.
Como es su costumbre, Trump regresó a su residencia en el tercer piso justo después de las 5:00 p.m.. y hizo clic en su gran televisor de pantalla plana en Fox News. A mediados de las 7:00 p.m., la discusión se dirigió al comentario de Kim sobre su “botón nuclear”, del que el líder norcoreano se jactó este domingo diciendo que estaba a su disposición inmediata.
Doce minutos después, el presidente tuvo una respuesta.
“El líder norcoreano Kim Jong Un acaba de decir que el ‘botón nuclear está en su escritorio todo el tiempo’”, escribió Trump. “Alguien de su régimen agotado y hambriento de alimentos, por favor infórmale que yo también tengo un botón nuclear, pero es mucho más grande y más poderoso que el suyo, y mi botón funciona”.
Los asesores no sabían no que pasaba
El único botón en el escritorio de la Oficina Oval de Trump llama a un asistente que a menudo viene con una Coca-cola de dieta. Aún así, la burla provocó preocupación inmediata. Los principales asesores de seguridad nacional de Trump fueron tomados por sorpresa. El secretario de Estado Rex Tillerson regresaba a Washington desde Texas este martes por la noche. Y Kirstjen Nielsen, la recién instalada secretaria de Seguridad Interna, parecía ignorar la rimbombante retórica al hablar con los periodistas en California.
“No he visto el tuit, ya que he estado trabajando con ustedes toda esta tarde”, dijo después de observar los daños causados por los incendios forestales del mes pasado. “El presidente habla por sí mismo, creo que tenemos que continuar como él dijo para tomar muy en serio la amenaza de Corea del Norte”.
Este miércoles, la Casa Blanca y el Departamento de Estado insistieron en que la política del gobierno hacia Corea del Norte no ha cambiado, una declaración que oscureció la preocupación entre algunos funcionarios de que el tuit de Trump podría provocar una guerra nuclear.
“Creo que el hecho de que el presidente actúe así demuestra un juicio realmente deficiente. Particularmente con tuits”, dijo el exvicepresidente Joe Biden a CNN en Capitol Hill el miércoles. “Creo que el presidente tiene que llegar a entender mejor que las palabras importan cuando vienen de un presidente. Hay una razón por la que es importante ser presidencial. No es solo estilo. Hay consecuencias. Consecuencias graves”.
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Un funcionario de la Casa Blanca insistió este miércoles por la mañana en que no había mayor ansiedad en el ala oeste después del tuit nuclear de Trump, incluso en medio de escrúpulos de expertos en seguridad nacional dentro y fuera del gobierno.
“No lo psicoanalizaría”, dijo un funcionario acerca del tuit del presidente, a pesar de los temblores que provoca en las capitales extranjeras y en los pasillos del Departamento de Estado y el Pentágono. Otro funcionario restó importancia al tuit como otro de los intentos de Trump de hablar sin filtro a sus seguidores.
Este domingo por la noche, Trump pareció ignorar los comentarios de los botones de Kim cuando se le preguntó sobre ellos en una alfombra roja de su glamorosa gala de Nochevieja en Mar-a-Lago.
“Ya veremos, ya veremos”, dijo el presidente vestido de esmoquin, sin dar más detalles. Junto a su esposa Melania, adornada con lentejuelas, y su hijo de 11 años Barron. Trump invitó a los reporteros a unirse a él en la fiesta.
Las personas que hablaron con Trump durante su estadía de 10 días en Florida lo describieron como optimista y relajado. En Mar-a-Lago, Trump estaba rodeado por su familia, incluidos sus hijos Donald Jr. y Eric, su hija Ivanka y su esposo Kushner, así como por los amigos de los que ha confiado durante el primer año de su presidencia.
Dentro de su club y en su campo de golf, Trump les dijo a sus confidentes que le gustó su primer año en el cargo.
“Dijo que le encanta”, dijo Fred Funk, el golfista profesional que jugó con Trump este lunes. “Dijo que ama el aspecto de ser el presidente y todas las presiones que lo acompañan”.
Pero en privado, algunos de los asociados de Trump dijeron que sintieron un cambio en Trump. Si bien a veces parecía el mismo anfitrión parlanchín de los años anteriores, en otros momentos era más retraído y menos ansioso por relacionarse con los miembros de su club, algunos de los cuales se irritaban con el propietario menos accesible.
En su cena de Nochevieja, Trump hizo un pequeño intento por enterrar las quejas del año pasado y anticipó los días combativos que tenía por delante.
“Tenemos algunos enemigos bastante buenos, pero paso a paso están siendo derrotados”, dijo a la multitud de corbata negra. “Son algunas personas malas. Personas malas. Pero está bien. Algún día tal vez nos amarán”.