(CNN) – Debatir si el presidente Donald Trump es un “genio estable”, si Oprah Winfrey puede echarlo de la Casa Blanca, o ver la asombrosa autoinmolación de Steve Bannon podría carecer de un valor extravagante, extraño y novedoso.
Sin embargo, la disputa que se construye en el Congreso –y que puede llegar a su punto crítico en los próximos 10 días– tiene el potencial de afectar millones de vidas, definir el contorno de elecciones cruciales a mediano plazo e influir profundamente en la apuesta de Trump por rehacer Estados Unidos.
Cuando los republicanos alcanzaron en diciembre pasado su victoria en la reforma fiscal, que les salvó el año y pudieron cumplir finalmente una promesa clave para sus votantes, dejaron un montón de asuntos pendientes peligrosos para que se pudrieran en Año Nuevo. Estaban
Pero el proyecto de ley ya pasó.
A menos de que los legisladores lleguen a un acuerdo presupuestario para el 19 de enero, el gobierno podría cerrar. Lo que implicaría un escenario de alto riesgo tanto para los dos partidos como para el presidente, pues podría generar amplios efectos políticos en las elecciones de noviembre.
Los republicanos, como partido en el poder, vuelven a estar bajo presión para demostrar que pueden gobernar mientras aseguran suficientes triunfos que animen a sus votantes de base durante unas elecciones que, tradicionalmente, representan un fuerte golpe para los presidentes de primer mandato.
Pero los demócratas también enfrentan una intensa presión –los partidarios de base quieren que ellos aprovechen la ventaja que dejaría la posible culpa de un Washington republicano por un cierre del gobierno– para obtener concesiones en un feroz enfrentamiento inmigratorio sobre el programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).
A menos de que los legisladores intervengan, casi un millón de inmigrantes indocumentados que fueron llevados a Estados Unidos cuando eran niños podrían ver cómo su estado legal comienza a expirar en marzo, mientras se convierten en víctimas del impulso de inmigración por parte Trump.
El presidente está negociando una oferta, pero también tomando un riesgo con el que pueda forzar a los demócratas –cuyos votos necesita para financiar al gobierno– a un extremo político, mientras exige 18.000 millones de dólares de fondos para su muro fronterizo. Esto, a cambio de proteger a los beneficiarios con DACA.
“El muro va a suceder o no vamos a tener DACA”, advirtió Trump en Camp David este sábado.
El senador Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur, dijo: “El muro es una parte necesaria de este acuerdo porque el presidente hizo campaña por él”.
Pero el representante demócrata Joaquín Castro le dijo a Wolf Blitzer de CNN este lunes que la exigencia de Trump podría arruinar las esperanzas de un acuerdo con los demócratas.
“No vamos a apoyar un muro en Estados Unidos”, sostuvo, antes de agregar: “Recuerda, el pueblo estadounidense ya apoya el alivio de DACA por un margen del 83%”.
Trump y los legisladores se reunieron este martes en la Casa Blanca para tratar temas de inmigración.
La mayoría de los legisladores republicanos no quieren un cierre del gobierno. Y, aunque los demócratas creen que el Partido Republicano cargará con la peor parte de la culpa, forzar una situación que podría retrasar los salarios de las tropas en el extranjero y los pagos de salud para los veteranos también representa un riesgo político significativo.
Por lo tanto, las próximas semanas pondrán a prueba al líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell y al presidente de la Cámara, Paul Ryan, además de evidenciar cómo la victoria de la reforma tributaria ha construido puentes entre el Partido Republicano en el Capitolio y la Casa Blanca. La cuestión de la inmigración revelará si Trump ha ganado algún respiro tras su victoria en la reforma tributaria —por las concesiones hechas con los demócratas— de cara a los congresistas republicanos alineados con la base electoral que eligió a Trump, representantes que se resisten a un alivio para los beneficiarios de DACA.
Los demócratas aprenderán el potencial y los límites de su posición en la minoría, y al menos deberán enviar algunas señales de compromiso a los votantes de base, que resultarán cruciales para su éxito en noviembre.
Dado el beneficio para todos, algunos legisladores están convencidos de que hay un acuerdo, tal vez para mejorar la definición del muro de Trump en un paquete más amplio de mejoras de seguridad fronteriza, que los demócratas podrían soportar.
“El presidente quiere 18.000 millones de dólares para la seguridad fronteriza, Nancy Pelosi quiere DACA, parece que podríamos unir a esos dos y casarnos juntos”, dijo el representante republicano de Illinois Adam Kinzinger en el programa “The Situation Room”. “En la ciudad de Washington hacemos las cosas muy complicadas todos los días”.