(CNN Español) – El presidente Donald Trump pronuncia su primer discurso del Estado de la Unión el martes con la formidable tarea de apuntalar una presidencia amenazada por un escándalo en Rusia que está sembrando rencor en Washington y desgarrando la unidad nacional.
Si el patrón de la presidencia de Trump hasta ahora se mantiene, su base política dará una bienvenida entusiasta a su discurso y considerará cualquier crítica al presidente como la respuesta típica de los medios de comunicación parcializados. Pero con índices de aprobación por debajo del 40%, es un hecho que la capacidad del presidente para ganarse al resto de la nación está comprometida.
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Lo que sea que diga, es probable que en parte se vea ensombrecido por señales de que la investigación de Rusia está llegando a un punto crítico, en medio de los intensos intentos de los republicanos por desacreditar al equipo del consejero especial Robert Mueller. Lo mismo podría decirse sobre la amargura que asfixia a Washington después del reciente cierre del gobierno y el resentimiento provocado por un debate de inmigración que es un problema existencial para ambas partes, y podría llevar al cierre del gobierno nuevamente a principios del próximo mes.
Los presidentes suelen utilizar este discurso anual para invocar la unión nacional, para tender puentes entre las divisiones partidistas y para comercializar las prioridades políticas mientras disfrutan de la pompa de una ocasión diseñada para resaltar su poder y prestigio.
Sin embargo, debido a la forma en que Trump ha actuado como presidente, marcando de las divisiones sociales y culturales y raramente intentando llegar más allá de su base política, su capacidad para remodelar el ambiente político el martes puede ser limitada.
La propensión de Trump a pisotear sus discursos políticos con libreto y su uso de Twitter para expresar su ira y provocar indignación han endurecido las actitudes hacia él entre el público. Incluso puede disminuir el potencial transformador del gran discurso del martes por la noche.
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